Día 10: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a ser
manso, a dejarme traer y llevar por la obediencia.
Te ofrezco: cumplir hoy mejor con mis deberes.
Meditación: “Bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1,42). “Mi alma engrandece al Señor” (Lucas 1,46). Cuando cumplimos la profecía de llamarla Bienaventurada, hablamos de las maravillas que hizo en Ella el Todopoderoso. Unimos nuestra voz a la suya, alabando perpetuamente al Señor. Imitemos a María agradecida, a María serena, a María llena de sacrificio, a María alegre, a María confiada, a María llena de Gracia y fortaleza para cumplir así nuestra misión en la tierra
Oración: ¡Oh Madre!, que te hiciste la más pequeña, siendo realmente excelsa, enséñame a amarte, a alabarte y a agradarte del mismo modo en que vos lo hiciste con el Señor, para que también nosotros lleguemos a El. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Ser pequeños y humildes como María nos pide, para crecer en la Gracia.
Farolillo de los Cárpatos
Mes de mayo
Día 10
"Pues ¿quién te hace superior a los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido?" (1 Cor 4, 7)
Nuestro entorno nos empuja frecuentemente a asumir contravalores que están en contradicción con el mensaje de Jesús y con el estilo de vida cristiana. La competitividad sin escrúpulos y al margen de la caridad, la búsqueda del bien personal sin reparar en las necesidades del prójimo, el triunfo como medio para alcanzar poder, el egoísmo y la vanagloria, etc.
Cuando se oscurece la conciencia de Dios el ser humano se idolatra a sí mismo llegando a pensar que el mundo está en sus manos. Llega a pensar que a nadie le debe nada y que todo se lo debe a sí mismo, a su esfuerzo, a sus capacidades, a sus artimañas, a su fuerza o a sus golpes de suerte.
De esta forma se va haciendo cada vez más insensible, más orgulloso y vanidoso. Una vez más, se deshumaniza y se aleja de su crecimiento espiritual y de la vida sobrenatural la que llega a considerar innecesaria, inexistente.
En María, criatura en la que la humanidad alcanza su perfección por la gracia y los méritos de su Hijo, observamos la posición contraria.
Su punto de partida es siempre el de criatura humilde y agraciada. Es consciente en todo momento de que todo lo ha recibido de Dios y por eso no presume como si no lo hubiera recibido. Por el contrario, su clarividencia la mueve a vivir en constante acción de gracias: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva" (Lc 1, 47-48)
El reconocimiento de su pequeñez y el reconocimiento de que todo lo recibe como gracia y don de Dios hace nacer en Ella la alegría. Es la alegría de quien se siente amada sin medida, amada gratuitamente, amada por Dios que le manifiesta la inmensidad y la delicadeza de su amor en las mil y una cosas de cada día.
Acaso nuestra tristeza enfermiza tiene como raíz el olvido de nuestra condición de criaturas, de hijos muy amados de Dios que todo lo recibimos de su amor providente, desde los bienes naturales hasta las gracias sobrenaturales.
Madre agraciada y agradecida, enséñanos a gozarnos en nuestra pequeñez, a recibirlo todo como venido de la manos providente de nuestro Padre Dios. Enséñanos a ser agradecidos con Dios y con el prójimo para que así nos veamos libres de la sombras de la tristeza y el desencanto y gocemos de la perfecta alegría.
Fruto: Agradecidos con Dios y con el prójimo
10 de Mayo
Hoy, te pedimos, dulcísima Virgen, enciendas nuestros fríos corazones en el ardiente amor a Jesús Sa-cramentado... Las madres se preguntan: “¿Qué le pasa a mi niño que ha perdido el apetito?” ¡Madre!: ¿Por qué nos falta a la inmensa mayoría de los Católicos hambre y ansias de Comulgar? Remedia tú, Madre, nuestra inapetencia espiritual. Y danos, ¡oh María!, hambre del Pan de Vida y Pan Vivo.
Obsequio: Ser parte de los Adoradores del Santísimo, comprometiéndonos a estar por lo menos una hora a la semana junto a Jesús Sacramentado, y combatir los pecados, causa de nuestra inapetencia de Dios.
Día diez
I. La azucena y la gran familia de los lirios
1. La azucena, cardinal y jefe de todos los lirios, es una cabeza enterrada: produce una varita recta; saca su capullo y, al reventar, llena el jardín de una fragancia muy delicada y exquisita. Con ella forman familia varias especies de lirios de diferentes colores y perfumes.
II. La justicia
2. Esta excelente virtud cardinal es figurada por todas las especies de flores que tienen cabeza, o puño y vara. Dar a cada uno lo que es debido, esto es justicia. Tiene por compañeras la religión, la oración, la piedad, la observancia, la obediencia, la gratitud, la veracidad, la liberalidad , y como partes esenciales, la justicia conmutativa y distributiva
III. La justicia en María
3 . María, desde su concepción inmaculada, en cumplimiento de sus altos destinos, se propuso en su ánimo la salvación del género humano. Para pagar las deudas contra í- das por la culpa con la justicia de Dios, este tribunal recto le pidió una prenda de valor infinito: la buscó, la encontró, la presentó, y fue aceptada: la víctima fue inmolada sobre la cruz, y con el cuerpo y sangre de su amado Hijo, pagó por nosotros todas nuestras deudas, y la Justicia divina quedó satisfecha. Tuvo, por este heroísmo de amor, la justicia en el alto grado de perfección que requería y reclamaba nuestra salvación .
IV. La azucena a María
4. ¿Debes algo? ¿debes a Dios? ¿qué le debes? cultos, amor, respeto, obediencia, gratitud y castigos severos merecidos por tus culpas. ¿Quieres pagar lo que debes a Dios? Di de veras que sí: porque si no le pagas en éste, tendrás que darlo en el otro mundo. La justicia de Dios es recta, es inflexible. ¿Quieres pagar en este mundo lo que debes a Dios? Pues bien, págaselo; dale amor, y ahora preséntale por manos de María tus resoluciones y propósitos y le dirás:
Presentación de la flor
ORACIÓN. Señora: Yo os ofrezco y os presento hoy la azucena y varias especies de lirios como emblema de la justicia y sus compañeras. Yo, postrado ante vuestro trono, os prometo y me obligo a dar a Dios lo que la Religión me pres - cribe, a mí mismo y a mis prójimos lo que la ley ordena, y a Vos lo que me pedís y os debo, que es amor, culto y gratitud. Aceptad esta mi ofrenda; recibid, Señora, esta mi flor como signo de mi rectitud y de la justicia.
DÍA 10
¡Oh Virgen María!, a Ti encomendamos a los jóvenes llamados a seguir más de cerca de tu Hijo.
Tú conoces cuántas dificultades tienen ellos que afrontar, cuántas luchas, cuántos obstáculos.
Ayúdalos para que también ellos pronuncien su “sí” a la llamada divina, como tú hiciste a la invitación del Ángel Gabriel.
Atráelos a tu corazón, para que puedan comprender contigo la hermosura y la alegría que les espera. Amén.
EL PECHO DE MARÍA 10 DE MAYO
1. Saludo No hay nada tan grande, sean circunstancias buenas o malas, negativas o positivas, de éxito o de fracaso, como tener un pecho confidente. Un alguien con el que compartir esas experiencias. El pecho de María, simboliza ese lugar en el que nosotros confiamos alegrías y penas, ilusiones y esperanzas, proyectos e ideales cristianos. Pero, además, el pecho de María, es ese rincón al que siempre podemos acudir en busca de sosiego, paz, serenidad y respuestas. Ella, interiormente, supo trabajar la voluntad de Dios. Por ello mismo, cada vez que ponemos nuestro oído en el pecho de María, sentimos el palpitar de una mujer que quiso ser grande desde la pequeñez, la entrega o la obediencia.
El pecho de María simboliza el pecho del mismo Dios, pues en El, residen los secretos y los misterios más añorados por los profetas, por los creyentes y por el mismo Jesús. Seguimos adelante en este mes de mayo. ¡Demos gracias a Dios por este tiempo de la Pascua! Por tener la posibilidad de contar con una Madre que, en su pecho, nos aprieta para que no perdamos el valor de la fe, la alegría de creer y la seguridad de que camina junto a nosotros. Simbolizando el pecho de María, que tantos secretos encierra, presentamos en este día un cofre. Que Ella nos ayude a saber atesorar lo que merece la pena.
2. ORACIÓN ACÉRCANOS, A TU PECHO Para no perder el sentido de Dios Para no alejarnos de la voluntad del Creador Para escuchar el latido de la fe Para gustar y disfrutar de la presencia de Jesús
ACÉRCANOS, A TU PECHO, MARIA Para que nos sintamos seguros de lo que somos Para confiar y no desesperar Para enfrentarnos al futuro con ilusión
ACÉRCANOS, A TU PECHO, MARIA Para nutrirnos de la alegría de tu fe Para fortalecernos con la fuerza de tu fe Para pensar con los pensamientos de tu fe Para buscar con la audacia de tu fe Para esperar con la esperanza de tu fe
ACÉRCANOS, A TU PECHO, MARIA Y cuando, el nuestro, se aleje de Ti sal a nuestro encuentro para que volvamos a nuestro lado para que no nos perdamos a nuestro paso para no desviarnos a nuestro corazón para nunca dejar de amar
ACÉRCANOS, A TU PECHO, MARIA Porque, sin Ti, nuestra fe pierde vigor Nuestras respuestas son más débiles Nuestra fe más rutinaria Nuestros gestos más fríos
ACÉRCANOS, A TU PECHO, MARIA Y, si nos resistimos, pide a Jesús, tu Hijo, que envíe un soplo del Espíritu hacia aquellos que, hoy y siempre, le buscamos. Amén