Día 17: María, Madre, préstame tus ojos para mirar con cariño a todos.
Te ofrezco: rezar por los que me caen mal.
Meditación: “He aquí la Esclava del Señor” (Lucas 1,38). “Después de esto salió y vio un publicano…y le dijo: sígueme, él, dejándolo todo se levantó y lo siguió” (Lucas 5,27). Todos somos sus discípulos, ¿pero realmente lo somos?. ¿Dejamos todo y lo seguimos?. ¿O hipócritamente queremos llamarnos cristianos de acuerdo a nuestras comodidades y conveniencias, siguiendo con las pompas y obras de este mundo, y no con un corazón verdadero y único?. No se puede servir a dos señores, somos legítimos apóstoles y no falsos profetas que repetimos con la boca la Santa Palabra y hacemos con las obras lo que a nosotros nos apetece y no el Querer de Dios.
Oración: ¡Oh María la elegida, la prometida de Dios!. Pon en nuestro corazón el ser servidores de Dios como lo fuiste Vos, con humildad y dejando todo acá para caminar hacia la Verdad. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Ayuno de algo que sea muy personal y apetecible, ofreciendo a Dios esta pequeña mortificación.
¡Dile a María que tratarás de dar besos a sus imágenes con frecuencia, guiños, ... ! Y ten una imagen suya donde trabajas
Girasol
Mes de mayo
Día 17
Igual que el girasol va siguiendo permanentemente la dirección de la estrella solar abriéndose a Él, así María con su corazón siempre abierto a la luz de Dios, a su amor, a su gracia.
María, como el girasol, cierra su corazón a la oscuridad del mal, a las tinieblas del Maligno, a las sombras del pecado.
Ella es la Virgen fiel, la Virgen leal que vive en todo momento dirigida hacia Cristo su Hijo, Sol de justicia.
Su mirada está en todo momento puesta en Dios y por eso nadie como Ella tan pendiente de las necesidades de los hombres, tan presurosa para acudir en ayuda de quien la necesita, tan dispuesta para socorrer las necesidades del prójimo. Y es que vivir con la mirada puesta en Dios no nos aleja de nuestros hermanos, por el contrario nos hace tener un corazón más abierto para acogerlos, y un corazón cerrado a toda forma de egoísmo personal.
María vive con su corazón puesto en Cristo. Le sigue con su mirada contemplativa para alimentarse de su Verdad y le sigue, sobretodo, con su corazón para alimentarse de su amor.
La lealtad tiene que ver con la fidelidad, con la amistad y también con el honor.
¡Valores de los que estamos tan necesitados!
¡Valores que tanto escasean!
Pisoteamos la fidelidad a Dios y al prójimo con la bota de la falsa libertad.
Escupimos a la amistad con la traición envuelta en papel de falsas excusas.
El honor es palabra que no aparece en muchos diccionarios personales.
María es fiel a su Dios, coherente con su fe.
María es consecuente con sus ideales.
María se compromete con Dios y con el prójimo con todas las consecuencias, sin cambiar de rumbo cuando cambian los vientos, sin dar la espalda cuando cambia la fortuna o cuando el horizonte se oscurece.
María es la criatura que siempre mira de frente, que no da la espalda, que no vende al prójimo ni por unas monedas ni a cambio de un halago.
María pronunció un SÍ y lo mantuvo desde Nazaret, pasando por el Calvario y hasta el fin.
Los caminos de María fueron siempre caminos rectos porque en su corazón fiel y leal no hay repliegues, ni sombras, ni dobles intenciones.
Virgen leal, haznos leales como Tú. Leales a Dios, a nuestros hermanos y amigos, a nuestros principios y a nosotros mismos.
Enséñanos a vivir mirando siempre a Cristo con corazón abierto y a cerrarnos a toda oscuridad que viene del Maligno.
Fruto: la lealtad
17 de Mayo
Hoy, Madre Admirable, te suplicamos por las católicas llamadas a servir a tu Hijo y a la Iglesia, a través de la maternidad; que sean conscientes de la grandeza de su vocación maternal; que, dando la espalda a un mundo materialista, enemigo de la vida y hedonista, las que caminan hacia el matrimonio, lo hagan por la senda de la pureza y demás virtudes, siguiendo tu ejemplo, Virgen, Madre y Mujer bendita, en tu trato con San José, tu Prometido.
Obsequio: Nunca agredir con palabras alarmistas a las embarazadas, y, por lo contrario, felicitar a toda embarazada promoviendo la estima de la maternidad comprendida como “dar la vida” por quienes se ha “dado vida”.
Día diecisiete
I. Los claveles
1. Después de las rosas y lirios síguense entre las flores aromáticas los claveles. Son plantas muy comunes, fáciles en su cultivo, florecen en todas las estaciones del año; varias en sus colores, y abundan en sus productos. Su olor es de un gusto muy delicado.
II. La fortaleza
2. La fortaleza es la tercera entre las virtudes cardinales. Tiene a su servicio la magnanimidad y la magnificencia, la paciencia y la perseverancia. Tiene en las batallas dos actos, que son: acometer y sostener hasta la muerte el terreno conquistado. Adelanta y no retrocede, hace guerra ofensiva y defensiva. Propuesto el bien que se ha de practicar, los medios y modos por la prudencia; en el ejercicio, en el acto, en la práctica, la fortaleza le sostiene firme, inmóvil, invariable y constante hasta el fin, hasta la muerte. La clavelina, una vez puesta en el jardín, se sostiene contra la intemperie de los tiempos y en medio de todas sus vicisitudes da claveles en todas las estaciones del año. Pertenece a esta virtud y a sus dependientes el don de fortaleza. III. La fortaleza en María 3. María dio pruebas de su fortaleza en todo el curso de su vida, pero especialmente en la pasión de su Hijo.
IV. [sin título]
4 Entra en el jardín de tu alma, y ve si están floridas las clavelinas. Examina tu corazón. Propuesto el bien, resuelto a practicar tal o cual otra virtud, en la ejecución ¿eres firme, leal, constante? Venida por causa de tu virtud la persecución y la contradicción ¿qué haces? ¿desfalleces? ¿retrocedes? Revístete de valor, de fuerza y de ánimo; acomete con resolución cuantos actos te proponga y mande ejecutar tu prudencia en orden a la vida; ordena a Dios tu vida, y, planteado el orden, sosténle, y lucha con los obstáculos hasta vencerlos: coge tu flor, y al ofrecer a tu Reina tus propósitos, le dirás: Presentación del clavel a María
ORACIÓN. Señora: Ahí está la flor de este día: es un clavel en ramillete. Os lo presento como símbolo de un propósito que he concebido, y es el de poner orden a mi vida, un orden a mis acciones, aquel orden que me dicta la con - ciencia, y el de mantenerle en medio de las vicisitudes y contratiempos de este mundo, y perseverar en él hasta la muerte. Seré fuerte con la fuerza que espero recibir de Dios por vuestra mediación. Aceptad esta flor
DÍA 17
Sagrada Familia de Nazaret, haz que todos nosotros, contemplando e imitando la oración asidua, la obediencia generosa, la pobreza digna y la pureza virginal vividas en Ti, nos dispongamos a cumplir la voluntad de Dios, y a acompañar con prudente delicadeza a cuantos de entre nosotros sean llamados a seguir más de cerca al Señor Jesús. Suscita en el alma de los jóvenes una conciencia recta y una voluntad libre, para que, creciendo en sabiduría, edad y gracia, acojan generosamente el don de la vocación divina. Amén.
LA CORONA DE MARÍA 17 DE MAYO
1. Saludo La corona de María, la formamos todos y cada uno de sus hijos e hijas. Con este pensamiento, iniciamos este encuentro con la Virgen dentro del mes de mayo.
La alegría de la Pascua, Cristo Resucitado, impregnó las sienes y la mente de Santa María Virgen. !Reina del Cielo alégrate¡ , le decimos en este tiempo pascual. Y es que, mirando a María, no es difícil ver ceñir su cabello, aquella corona que con el paso de los siglos- hemos ido entretejiendo todos los cristianos.
¿Nos sentimos parte de esa gran corona de la Virgen? ¿Nos dejamos fundir en palabras y obras para consolidar una corona rica en piedad, oración, caridad, misericordia, dulzura, perdón, afabilidad, etc.? Porque, la Corona de María, no es el oro ni la plata que el fervor ha cincelado, en imágenes más o menos antiguas: la corona de María somos nosotros.
En cada oración que elevamos a la Madre, su corona resplandece con más fuerza -En cada mirada hacia Dios, la corona de la Virgen es más radiante -En el claro y sentido seguimiento al Evangelio, la corona de María se hace más fuerte Cuando salimos al encuentro de las necesidades, vamos poniendo quilates (de los que cuentan para Dios) en la corona de la Virgen María. Ofrecemos, simbolizando todo ello, esta corona con doce estrellas: servicio, amor, paz, perdón, alegría, fe, esperanza, sencillez, fidelidad, obediencia, caridad y servicio.
2. ORACIÓN QUIERO SER TU CORONA; cuando pienses en Dios piensa en mí. Cuando hables a Dios háblale de mí
Quiero ser tu corona para que me tengas en tu pensamiento y me hagas conquistar los tuyos Quiero ser tu corona para entender las cosas de Jesús y hacerlas comprender al resto de los hombres Quiero ser tu corona, María, ¿me dejas?
¿Soy el diamante que Tú necesitas? Cógeme, Madre, y si ves que no brillo lo suficiente que tengo frío en el alma que no defiendo la causa de los pobres que tiemblo ante los afanes de cada día que tengo más riqueza por fuera que por dentro
¡Tiéndeme en el crisol que en el cielo se encuentra! para que así y sólo entonces, pueda formar parte de esa gran corona que se funde -no oro ni con plata sino con aquel otro metal invisible que el Espíritu fecunda por nuestra fe: amor a Dios y amor a los hermanos. Amén.