Día 21: María, Madre, que conoces mis pensamientos: haz que no sean nunca de venganza, ni de envidia, ni de darme
vueltas a mí mismo.
Te ofrezco: tratar de vivir en presencia de Dios.
Meditación: María en la soledad, María en el dolor esperaba en la Resurrección la promesa del Señor. Ella era dueña de toda fortaleza, con su Corazón enllagado esperaba el cumplimiento de lo por su Hijo anunciado. No tenia una fe débil, como la de los apóstoles, Ella creía que su Hijo resucitaría. En el dolor, la esperanzaÂ…en el dolor, la feÂ…en el dolor, sólo buscarlo a El. Oh alma mía, si alguna vez te agobia el peso de la cruz, confía en las delicias de la Divina Bondad, que Ella te consolará, te abrazará, te hará esperar segura de que Dios jamás te abandonará y te la hará más llevadera, anticipando los regalos eternos que se nos reservan en el Paraíso.
Oración: ¡María fortaleza de toda agonía, María esperanza mía!, fortaléceme en la fe y en la esperanza también, seguro de que al Rey me haréis ver. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Meditar y hallar el dolor y el temor de este día, y entregarlo a María confiado en que será Ella la que intercederá ante su Hijo para que El se haga cargo de nuestra vida.
Iris
Mes de mayo
Día 21
En las letanías lauretanas invocamos a María como Trono de la Sabiduría, porque engendró primero en su corazón y luego en su seno al Verbo de Dios, Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
María no se limitó a ser mera portadora de la Sabiduría para en un momento determinado alumbrarla al mundo como si fuese un instrumento pasivo en las manos de Dios.
El Señor preparó el alma de Maria para ser digno Trono de la Sabiduría, porque esta "no entra en alma perversa, ni habita en cuerpo esclavo del pecado" (Sab 1, 4).
Pero María la deseó con todas sus fuerzas y se dejó modelar y hacer por Dios para ser digno trono: "Por eso rogué, y me fue dada la prudencia; supliqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La he preferido a los cetros y a los tronos, y a su lado en nada he tenido la riqueza.
Ni siquiera la he comparado a la piedra más preciosa, pues todo el oro ente ella es un poco de arena, y a su lado la plata no pasa de ser lodo.
La he amado más que a la salud y a la belleza, y la he preferido a la misma luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
Todos los bienes me han venido con ella, tiene en sus manos riquezas innumerables.
Son fuente de gozo, porque los trae la sabiduría, aunque yo no sabía que ella era su madre.
La aprendí con sencillez, sin envidia la comparto, y no escondo a nadie sus riquezas" (Sab 7, 7-13)
Ella comparte con nosotros la Sabiduría porque de sus manos hallamos a Cristo nuestro Dios. Ella no esconde a nadie las riquezas de su Hijo, por el contrario desea que nosotros nos enriquezcamos con sus dones, con su luz, con su gracia y con su vida divina.
En su vida, María no se conduce a merced de sus sentimientos, ni se guía apoyada únicamente en la luz de su inteligencia. Ella vive de la fe y permite que la luz de la sabiduría sea la que guíe y conduzca todos sus pasos.
Así, también nosotros hemos de conducirnos con el orden establecido por Dios: que la luz de la Sabiduría - la luz de la Revelación- ilumine nuestra inteligencia, y esta sea la que dirija nuestra voluntad hacia Dios y hacia el bien.
El cristiano ha de tener unos parámetros que no son los del mundo. No ha de dejarse llevar por opiniones de las mayorías, ni ha de dejarse conducir por los principios de las ideologías.
Cristiano es aquél que camina iluminado por Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida. Por Cristo que es la Sabiduría de Dios y que se nos ha revelado y manifestado para mostrarnos el camino de la verdad y de la vida.
En la medida en que nos dejamos iluminar por Cristo, dejamos de pensar como los hombres que no tienen fe y pasamos a juzgar y valorar las cosas desde el punto de vista de Dios, tal y como Él las juzga y valora. Es así, cuando entonces nuestra vida discurre toda ella bajo la luz de Dios.
Pidamos a María que despierte en nosotros el ardiente deseo de la Sabiduría, prefiriéndola y amándola más que todas las cosas.
Fruto: Dejarse guiar por la Sabiduría de Dios.
21 de Mayo
Hoy depositamos en tus benditas manos el momento de nuestra agonía, ¡oh Amorosísima Madre! Cuando las lágrimas corran por última vez en nuestros ojos y nuestros labios balbucientes invoquen tu nombre bendito, danos la gracia de ser asistidos por un Sacerdote. Y ruega por nosotros pecadores, en esa, la hora de nuestra muerte.
Obsequio: Usar el escapulario del Carmen, invocar al dormir a San José, Patrono de la buena muerte y pedir expresamente a los familiares íntimos que llamen al Sacerdote, si estamos en peligro de muerte.
Día veintiuno
I. La viola simple y sus hijas
1. Entremos ahora a ver y a visitar en nuestros jardines otra familia muy rica y opulenta y muy distinguida en el mundo vegetal: es el alhelí, o viola. Unas hay simples y otras dobles: las primeras son las madres, porque producen la semilla. Las violas simples unas son doncellas y otras unidas o casadas... Las primeras no tienen virtud para fecundizar las simples, volviéndolas dobles, que son las más hermosas. Las casadas que tienen en su semilla virtud para producir unas y otras, esto es, simples y dobles. ¿Cómo se casan? Se toma una viola simple y se trasplanta con otra doble tan de cerca que puedan tocarse las raíces de una y otra. La doble no da semilla, pero la simple queda fecundizada por ella y su semilla nos da violas hijas suyas do bles y simples. ¿Cuál es la madre? claro está, la simple. Pues bien, esta es. . .
II. La templanza, virtud cardinal
2. Pero la doble ¿no es más hermosa? Sí: uniremos las dos en un ramillete, y lo tendremos todo . La templanza es una virtud que modera las pasiones del hombre . Tiene por ayudas de cámara a la honestidad y a la vergüenza, o sea el pudor y el rubor: y por hijas, la abstinencia, la sobriedad, la castidad, la virginidad, la continencia, la clemencia y la modestia. Con éstas principales vienen otras juntas y compañeras de éstas, cuales son la penitencia, la pobreza voluntaria, la mortificación de la carne, la mansedumbre, la humildad, la estudiosidad y la eutropelia, o buen modo en el vestir .
III. La templanza en María
3. María tuvo desde su inmaculada concepción sus pasiones ordenadísimas y por un privilegio especial ninguna se le rebeló jamás. Fue perfecta en esta virtud.
IV. La viola a María
4. ¿Cómo están en ti las pasiones? Hay una siempre que hace cabeza para las demás y se llama la dominante . ¿Cómo la sujetas? ¿la tienes en freno? ¡Ay! si la das libre expansión, te matará el alma: ve cual es la pasión dominante y sujétala; y ordenada ésta y vencida la que se te presenta cabeza de las demás, todas estarán subordinadas; resuélvelo así y tomando la flor de tus propósitos dirás a María al entregarlos:
Presentación de la flor
ORACIÓN . Señora: Os presento el alhelí emblema de la templanza. Yo me obligo a domar, a poner en raya y a sujetar mi pasión dominante. Dad fuerzas a mi resolución, y tomadla como cosa vuestra
DÍA 21
Señora mía, no te pido ni honores ni riquezas; te pido la gracia de Dios, el amor a tu Hijo, el cumplir su santa voluntad y el paraíso para amarlo eternamente.
¿Será posible que no me ayudes? No, pues ya me ayudas como espero, rezas por mí, me otorgas lo que pido y me aceptas bajo tu protección.
No me dejes, Madre mía; sigue rezando por mí hasta que me veas salvo a tus pies en el Cielo, bendiciéndote y dándote gracias siempre. Amén.
Oración pidiendo los dones de Dios
Madre de misericordia, eres tan piadosa,
tienes tan gran deseo
de hacernos bien a los necesitados,
y dejarnos contentos cuando te suplicamos,
que yo, el más infeliz de todos
recurro a tu piedad
para que me otorgues lo que te pido.
Busquen otros cuanto quieran,
salud del cuerpo, riquezas
y otros bienes de la tierra;
Señora, yo vengo a pedirte
lo que deseas ver en mí:
Tú que fuiste tan humilde,
dame humildad y saber aceptar los desprecios.
Tú, tan sufrida en los trabajos,
hazme paciente en las adversidades.
Tú, tan llena de amor de Dios,
obtenme el amor puro y santo.
Tú, todo caridad para el prójimo,
consígueme caridad para con todos,
y también para los que me son adversos.
Tú, del todo unida al divino querer,
dame total conformidad con lo que Dios
dispone.
Tú, la más santa entre las criaturas,
hazme santo, María.
Nunca te falta el amor,
y todo me lo puedes y quieres obtener.
Sólo me puede impedir
que yo reciba tu gracia,
o mi olvido de suplicarte,
o mi poca confianza en tu intercesión.
Pero el recurrir a ti,
y el hacerlo con total confianza,
tú misma me lo tienes que otorgar.
Estas dos gracias supremas,
son las que ahora quiero y te pido,
las que espero, con certeza, alcanzar por ti,
María, Madre y esperanza mía,
mi amor, mi vida, mi refugio,
mi ayudadora y consoladora. Amén.
¡Oh Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles!, pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
¿Quién como Dios? Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Enviad los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo.Amén.
EL ESPÍRITU SANTO Y MARÍA 21 DE MAYO 1. Saludo Poco a poco nos vamos acercando a la gran Solemnidad de Pentecostés. María, desde la Anunciación a la Visitación, pasando por otras tantas circunstancias, supo responder con docilidad y agradecimiento a los planes de Dios. El Espíritu Santo fue forjando su personalidad y haciéndola más agradable al gusto de Dios.
¿Quién fue el inspirador en los momentos y en las horas más decisivas de María?: el Espíritu Santo ¿Quién fue el maestro que, a María, le sugería el cómo gobernar, educar, seguir, corregir, y llevar adelante a Jesús?: el Espíritu Santo. ¿Por qué la presencia de María, desde las palabras de Jesús en la cruz, en medio de la comunidad?: para esperar, saborear y sentir la presencia del Espíritu Santo. Mirar a María, es ver a la mujer llena del Espíritu Santo. Sin el soplo del aliento divino sería imposible entender, asumir, comprender y vivir el influjo de María en nuestra Iglesia. Su persona al servicio de Dios. Su corazón abierto a la Palabra. Su alma, entregada al Misterio.
2. ORACIÓN MUJER DEL ESPÍRITU que, al soplo de su presencia, te dejaste llevar por el viento de su gracia: Empújanos a la SABIDURIA y apreciar en lo que vemos los signos de la presencia de Dios. Empújanos al ENTENDIMIENTO y podamos vivir cerca de Dios Empújanos al buen CONSEJO y podamos recibirlo y darlo según Dios Empújanos a la FORTALEZA y, ante la debilidad, saquemos fuerza de lo sobrenatural
Empújanos a la CIENCIA y sepamos conocer lo auténticamente esencial Empújanos a la PIEDAD que no seamos fríos ni con Dios ni con los que nos rodean
Empújanos al SANTO TEMOR y sepamos comprender que Dios está en el principio y fin de todo y de todas las cosas. Amén