Día 7: María, Madre, tú que trabajabas para atender a Jesús y lo recibías contenta cuando llegaba cansado del
trabajo: concédeme tener la alegría siempre a punto y ayudar a los cansados.
Te ofrezco: tratar de estar más alegre con los que me rodean.
Meditación: “Cómo se me concede que venga a mí la Madre de Mi Señor” (Lucas 1,43). María es diligente y amorosa, consuela, ayuda, fortalece, sirve…igual que su Hijo. “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. A cada uno pedirá Dios cuenta de nuestros prójimos; nadie está tan aislado que pueda labrarse, abstrayéndose de toda otra alma, su propia salvación. Busquemos dar amor, consolando afligidos, visitando enfermos, corrigiendo con dulzura a los que se equivocan, siendo a semejanza de María con humildad y amor testimonios del Amor. “Ora y labora.
Oración: ¡Oh tierno Corazón de María!. Haz que tus hijos demuestren a todos lo que es el Amor, lo que es el Señor en nosotros, para servir y siempre decirte si. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Procurar ser amable con los demás.
Narciso
Mes de mayo
Día 7
Cuando contemplamos las maravillas de la creación nuestro corazón se siente embargado por la admiración, el estupor, el éxtasis.
No hay palabras para definir la belleza de un amanecer o de una puesta de sol, la inmensidad del firmamento plagado de estrellas lucientes, las olas batientes del mar que rompen contra el acantilado o aquellas otras que vienen a morir suavemente en la arena de la playa.
No es fácil transmitir las sensaciones que nos provocan la belleza delicada de la infinidad de flores, sus colores y sus perfumes. Las montañas nevadas, los bosques y las selvas con su vegetación exuberante, el vuelo de las aves, el canto de los pájaros, el fragor de los ríos, la variedad casi infinita de especies animales.
En el libro abierto de la creación podemos entrever tan sólo un pálido destello de la belleza, de la sabiduría, de la dulzura y de la omnipotencia del Creador.
¿Y el ser humano con su memoria, su capacidad de razonar, su inteligencia, sus afectos, su sentimientos, sus cualidades para componer música y poesía, para pintar y esculpir y construir?
En todo ello podemos ver la mano de Dios, la obra de Dios.
Dios es el único que además de crear de la nada todas las cosas, ha podido también crear directamente a Aquella criatura elegida por Él desde toda la eternidad para ser la Madre de su Hijo hecho hombre, la Madre de Dios.
Después de Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, no hay criatura alguna que pueda igualarse a María. Dios le ha comunicado todas las gracias y dones cuanto es posible recibir a una simple criatura humana. No le pudo dar más, porque ya no cabe más en su humanidad.
Por eso, si el valor de un ser humano cuya alma ha sido creada directamente por Dios de la nada, no se puede comparar en valor y en belleza a nada de cuanto observamos en esa creación tan maravillosa en medio de la cual vivimos, ¡cuál no habrá de ser la belleza de María!.
La belleza de nuestra Madre celestial reside sobre todo en su interior, en su alma, en su corazón.
"Dios ha hecho un mundo para el hombre peregrino, que es la tierra que habitamos; otro mundo para el hombre bienaventurado, que es el paraíso; mas para sí mismo, ha hecho otro mundo y lo ha llamado María; mundo desconocido a casi todos los mortales de la tierra, e incomprensible a los ángeles y bienaventurados todos del cielo" (San Luis María Grignion de Montfort".
También nosotros somos templos en los que habita el Espíritu Santo por la gracia. Estamos llamados a ser morada de Dios. Jesús nos dice: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él" (Jn 14,23)
Esta es nuestra vocación más alta, ser morada de Dios. Para esto hemos sido creados, para ser uno con Cristo y con el Padre en el amor del Espíritu Santo. Sólo Él puede comunicarnos la belleza divina que es el reflejo maravilloso de la vida de Dios en nosotros.
Dejémonos hacer y embellecer interiormente por el Espíritu Santo como María se dejó hacer sin ofrecer resistencias y colaborando plenamente con las gracias recibidas.
Líbranos, oh María, de caer en la tentación de la superficialidad, de vivir tan sólo de las apariencias, de entregarnos al materialismo.
Ayúdanos a descubrir el valor infinito de nuestra alma, de nuestro espíritu. Ayúdanos a desear ser bellos por dentro; a buscar por encima de todo la belleza interior que sólo la gracia divina nos puede procurar.
Ayúdanos a valorar y desear alcanzar la verdadera riqueza y los únicos adornos dignos del ser humano que son las virtudes teologales, cardinales y morales.
Líbranos del neopaganismo que se manifiesta en el culto idolátrico al propio cuerpo y en el descuido del hombre interior llamado a ser imagen viva de Cristo, perfecto Dios y perfecto hombre.
Fruto: la belleza interior por la práctica de las virtudes
7 de Mayo
Elevamos hoy nuestra plegaria, Madre Bondosa, por los niños que se preparan a la Primera Comunión, por sus padres y sus Catequistas. Virgen bendita, concédeles memorizar, comprender y saber la Verdad Católica, y dales desde ahora una intensa afición a la Eucaristía y profundo amor a Jesús Sacramentado.
Obsequio: Procurar que los niños, adolescentes y jóvenes de nuestras familias, vecindario o trabajo acudan al Catecismo.
I. La flor del naranjo
1. En los países del Norte el naranjo es para los jardines una cosa muy rara, se conserva, pero para salvarle allí contra los hielos y fríos se necesita gran precaución, y se mira como uno de los mejores ornamentos. Entre nosotros, esto es, en países cálidos, el naranjo en mayo produce tal cantidad de flores y llena los jardines de perfumes tan aromáticos, que parece nos vuelve al paraíso de donde por la culpa fuimos desterrados. En esta estación un bosque de naranjos echa muy lejos su fragancia, porque da flores en gran escala. Es siempre verde, y de un verde vivo y encendido. II. La esperanza
2. La fe, la esperanza y la caridad son en el jardín de la Iglesia plantas las más nobles, las más excelentes y sublimes. Todas nuestras relaciones con Dios se fundan sobre ellas. La fe nos da de El una idea o noticia pura y adecuada, y nos le representa tal como es El en sí. La presencia de Dios en nuestra alma por una fe pura produce la esperanza, por que por la fe le miramos Salvador, Redentor, Protector y Bueno . Es la esperanza una virtud infusa en el alma que la dis - pone y mue ve a esperar de Dios en esta vida los auxilios de la gracia y de los dones del Espíritu Santo, y en la otra, la vida eterna mediante nuestras buenas obras. Corresponde a ella el don de ciencia. Siendo una de las tres virtudes principales, debe ser representada por una flor que tenga algo de g rande y de sublime. Tal es la del naranjo; es pequeña, pero se nos presenta en los ramos apiñada, y en una abundancia que exce - de a todas las demás plantas odoríferas. Este árbol siempre hermoso nos recuerda las glorias y las delicias del paraíso que perdimos por la culpa.
III. La esperanza en María 3. Había más de cuatro mil años que los infiernos esta - banabiertos en volviendo entre sus llamas voraces a millares de almas reprobadas por la culpa: los cielos cerrados; los hijos de Adán sujetos al príncipe de las tinieblas que les había vencido; los demonios adorados bajo las monstruosas figuras de las pasiones más feas, el trono de Dios inaccesible. Una jo ven, de vorada por los ardores de la caridad, se propone en su ánimo cambiar la faz del mundo moral; pide la salvación, pide y la espera, espera y la consigue. A la fe, a la esperanza y a la caridad de María debemos nuestra salvación. ¡Gloria a ella!
IV. Un ramo florido de naranjo a María
4. Revisemos nuestro jardín: estamos en mayo: busquemos el naranjo, veamos si está en flor. ¿Esperas? ¿te salvarás? ¿irás al cielo, entrarás al paraíso separada tu alma del cuerpo? ¿qué respondes? ¿tienes la esperanza? ¿está en ti esta necesaria virtud? Si está en ti, ella responderá y dirá «sí, yo seré salvo porque Dios me salvará: me salvará porque y o allá al fondo de mi alma así lo espero». ¿Qué temes? ¿qué tiemblas? ¿qué dudas? ¿qué vacilas? ¿se está acaso discutiendo de si te salvarás o te perderás? ¿que has perdido tu esperanza? Si así fuese, corre , acógete a María, preséntale esa flor y dile:
Presentación de la flor
ORACIÓN . Señora: Yo espero salvarme; yo espero que Vos me alcanzaréis los auxilios de la gracia para vivir cristiana - mente, fío a la bondad de Dios mi salvación. Yo prometo fidelidad, lealtad y exactitud en la obser vancia de la ley santa del Señor.
7 de Mayo: Madre Amable
Meditación: María, Madre diligente y amorosa, consuela, ayuda, fortalece… Y ayúdanos a que busquemos amar, consolar, visitar a los enfermos, corregir a los que se equivocan, ser testimonios de tu amor.
Oración: ¡Madre! Haz que tus hijos demostremos en nuestras vidas diarias, con nuestras actitudes, con nuestro hablar, con todo lo que hacemos el Amor a Dios y al igual que Tu, ayúdanos siempre a saber decirle Sí a la Voluntad del Señor. Amén.
Propósito: Procurar ser amable con todos y servir a los demás en todo lo que me necesiten.
1 Padre Nuestro, 10 Ave María y 1 Gloria al Padre…
DÍA 07
Madre nuestra, te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios, podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Amén.
EL PENSAMIENTO DE MARÍA 7 DE MAYO
1. Saludo El pensamiento de María, como el de tantas mujeres, era el casarse con el hombre de su vida. Pero, Dios -por aquello de que es sorprendente y que, incluso, escribe derecho en renglones torcidos- quebró, en cierta forma, la felicidad inicial de María. ¿Qué pensamientos pasarían rápidamente por la mente de María? Lo que ya sabemos: temblor, miedo, asombro, etc. Pero, María, supo reaccionar a tiempo. Por sorpresa le vino el ángel. Y, sin tiempo a mucho más, como cuando a uno se le exige una gran responsabilidad, María dijo que sí. El pensamiento de María, tal vez, volaría sobre la persona de José. Pero, no le importó. Supo, desde el principio, reaccionar positivamente hacia la propuesta divina. No se paró a pensar ni en el color de las alas del ángel ni, por supuesto, si aquello era una broma de los vecinos de la esquina: ¡dijo sí y acertó!
Ese fue el pensamiento de María. Se fió, creyó y aceptó. Pero, lo más importante es el cómo reaccionó. Cuando se nos piden responsabilidades como cristianos ¿cómo respondemos? Cuando se nos exige algo de nosotros ¿en qué pensamos? ¿Que deben ser los demás los que se impliquen? Cuando nos invitan a dar pasos en favor de la iglesia o de los demás ¿nos asustamos? ¿Nos acobardamos? Sembremos y pongamos, a los pies de María, la flor del pensamiento. Puede reflejar, perfectamente, nuestro deseo de volver una y otra vez al regazo de Dios.
2. ORACIÓN MI PENSAMIENTO
Que nunca me deje de asombrar, para que Dios me encuentre dispuesto
Que no cierre las ventanas de mi corazón, para que el Señor entre por ellas
Que no me acobarde ante las exigencias de la fe, para que así yo mismo me dé cuenta de su valía
Que nunca me canse de mirar hacia el cielo, para que no deje de pensar en él
Que no esté pendiente de mi imagen en el mundo, lo importante es saber lo que Dios pensará de mí el día de mañana
Que no viva de espaldas a la fe, para que Dios se me manifieste con fuerza María; Ayúdame a pensar en Dios y menos en lo secundario Anímame a escuchar su voz en medio de tanto ruido Abre mis entrañas para que, Jesús, nazca en mí Enséñame el sendero que conduce hacia la confianza Y, si por algo tropiezo y caigo, te pido que, entonces, también tu pienses en mí y no te olvides de que existo Amén