30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad
El mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. La Iglesia celebra la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús el viernes siguiente al segundo domingo después de Pentecostés.
Jesús reveló su Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque, manifestándose con un corazón humano encendido de amor. Él le dijo que Él estaría presente a aquellos que se dedicaran a Su Sagrado corazón y que Su presencia conduciría a la paz en las familias, la conversión de los pecadores, las bendiciones en abundancia y la perseverancia a los moribundos.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús nos ayuda a experimentar la presencia de Cristo en nuestros corazones, en nuestros hogares y en la Eucaristía. Nos inspira a amar a nuestra familia, ser misericordioso con los demás, y ser caritativo para los pobres. En otras palabras, esta devoción nos ayuda a ser mejores discípulos.
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 29: El Santísimo Sacramento
Una dulce palabra sale del sagrario: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré". ¿Quién habla así? El Corazón de Dios. ¿A quien habla? A la pobre criatura débil y enferma. ¿Para qué te llama? Para ser tu fuerza, tu consuelo.
Jesús se ha hecho víctima en la Misa. Desea que tú lo recibas en la comunión. Quiere también ser visitado por ti, quiere hablar sólo con tu corazón.
¿Cómo practicas este deseo del Sagrado Corazón? ¿Vas cuando puedes a la iglesia a adorarlo, a ofrecerte a Él, a tomar fuerza, a hacer la comunión espiritual?
¿Le pides perdón por tus culpas pasadas, por los pecados de tu familia, de tus parientes? ¿Lo reparas por tantas almas ingratas, por tantos pecadores moribundos?
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí"
Meditación: Oh
Jesús, Mí Buen Pastor, que nos buscas como a ovejas en la tierra desierta, que nos cuidas y nos proteges, y Tu cayado levantas para evitar que el maligno hiera a Tus corderitos. Señor, que me
buscas en la noche oscura y me libras de toda amargura. Amando siento Tu Presencia, y todo lo demás desaparece; es Tu Gran Poder el que me marca el camino y me guía como a un niño. Esa Luz dorada
que de Ti se desprende, y cual luciérnagas hermosas, como estrellas fugaces veo las luces de Tus Angeles. Entonces siento que Tú, Mi Dios, todo eres, todo puedes, pues eres el Rey. Señor, que a
pesar de mi pequeñez a mi casa vienes, para llevarme a Ti.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla: Comulguemos
agradeciendo a Jesús por todas las gracias que derrama a través de Su Sagrado Corazón.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
DÍA 29 - DEMOS GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS RECIBIDOS EN EL ORDEN DE LA GRACIA
I Si se ha mostrado pródiga
conmigo la mano de Dios en el orden natural, no se lo ha mostrado menos en el orden de la gracia, o sea, el de los medios sobrenaturales que me ha concedido por mi justificación y para mi
salvación eterna.
En el centro de su Iglesia me ha hecho nacer como un hermoso jardín que riegan caudalosos ríos y fecundan a todas
horas abundantes lluvias. El Bautismo con que me inició en la vida sobrenatural, los demás Sacramentos con que ella me robustece y sustenta, los santos ejemplos que para estímulo mío me hace
admirar de continuo en derredor, la voz de sus ministros, la enseñanza de los buenos libros, los secretos toques con los que ahora despierta, o aviva, o quizá hasta resucita mi corazón, ¿qué son
sino ligera historia de los admirables beneficios con que me va conduciendo su mano desde la cuna hasta la eternidad?
Si fijo mi consideración en lo que ha sido hasta aquí mi vida; si me detengo en reflexionar sobre las causas que en
cualquier período de ella han influido en mis determinaciones para que fuera hoy lo que soy, ¿no encuentro en todos mis pasos que soy objeto de una tierna y amorosa solicitud de mi buen Dios?
Aquella palabra que me hizo buena impresión, aquella página que me hirió el alma, aquel ejemplo que me alumbró de repente con vivos resplandores, ¿quién los disponía y hacía aparecer en mitad de
mi camino, sino la Providencia admirable de mi Dios que velaba por mí, como madre por el hijo que lleva en brazos?
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! A Ti debo el manantial de estas gracias sin medida, que sobre mi mal ha derramado la
divina misericordia. Tuyas son, porque Tú nos las haz merecido, y proporcionado, porque es tuyo el conducto por donde a su vez vuelen al Padre celestial los afectos de mi pobre
corazón.
Medítese unos minutos.
II No hay minuto de mi vida en
que no tenga algo que agradecer a la infinita bondad y misericordia de mi Dios en orden a la gracia. Más fácil sería contar las estrellas que están el cielo en una noche serena, o las gotas de
rocío que caen en una mañana, que contar las ilustraciones superiores con que esclarece Dios constantemente la noche de mi vida, o las gotas de rocío con que ablanda y fecundiza la aridez de mi
corazón. La habitual distracción en que vivo y lo limitado de mi inteligencia, no me permiten sondear como quisiera esos misterios de la operación de Dios en mi alma por medio de la gracia
multiforme; conocimiento completo de ella no la tendré sino a la luz de la gloria en la eternidad. Hoy sólo puedo imperfectamente rastrearlos; pero aun así, me basta considerar un poco de ellos,
para que me confundan su inconmensurable riqueza, su magnífica variedad, su poderosa eficacia. El estudio atento de mí mismo en una sola de mis tentaciones a que haya felizmente resistido, me
daría materia para incesantes alabanzas a Dios. ¡y son tantas en el decurso del día, del mes, del año, de la vida, son tantas esas crisis por que ha pasado mi salvación eterna, crisis que ha
venido a resolver a favor mío una ayuda en quien entonces tal vez ni siquiera pensaba!
La eternidad misma no me parece bastante para agradecerte dignamente tales muestras de amor de mi buen Dios. Tú
puedes, Sagrado Corazón de Jesús, llenar totalmente en mi nombre esta obligación sagrada. A Ti te escojo para que pagues por mí esta deuda de reconocimiento. Toma Tú, Jesús mío, los ruegos de mi
alma y preséntalos al Eterno Padre en unión del eterno himno de gracias que en gloria suya le canta tu adorable Corazón.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 29. Corazón de Jesús, Cabeza de la Iglesia.
Ha nacido de Tu costado abierto. Por ella somos miembros Tuyos, regados por Tu Sangre y vivificados por Tu Espíritu.
Haznos comprender y sentir el gran misterio encerrado en Ti y en Tu Iglesia. Misterio de unidad. Tú mismo, prolongado y extendido, eres la Iglesia. Ella, Cuerpo; Tú, Cabeza. Ella, nosotros, y Tú, el Cristo total.
Concédenos creer con fe viva que sólo a través de Tu Iglesia eres para nosotros Camino, Verdad y Vida, salvación y santificación. Interpretar auténticamente Tu Palabra, oral o escrita, sólo se lo confiaste a la Iglesia. «Si no tenemos a la Iglesia viva, en que Cristo pervive y se realiza sin interrupción, evangelios y cartas de los apóstoles serían para nosotros letra muerta. No creería en el Evangelio, si no me moviera a ello la autoridad de la Iglesia» (san Agustín).
Esta Iglesia que brota de Tu Corazón entreabierto, alumbra para nosotros los Sacramentos, que actualizan Tu Presencia, y nos comunican Tu Vida.
Este amor deslumbrado y gozoso a Tu Iglesia, nos lleve a sentir con ella. Nos haga hijos amantes e incondicionales de Tu Vicario, el Romano Pontífice; y respetuosos colaboradores de la Jerarquía. Nos incline a alabar reliquias de santos, todos los preceptos de Tu Iglesia, y amar su liturgia, pues «el más agradable a Dios de todos los servicios, es servir a Su dulce Esposa, la Iglesia».
Y otórganos, por último, Señor, ser insobornables y consecuentes con toda la tradición y virtualidad de su acervo doctrinal y de su estilo de acción, quemando en su servicio todas nuestras energías, dispuestos al supremo testimonio de la sangre.
Corazón de Jesús. «Por Tu amor, debemos apasionarnos por la Santa Iglesia». Te dejas traspasar el Corazón «para que, como por puerta abierta, los hombres se muevan a entrar por ella para mirar las hermosuras que contiene», una de ellas, Tu Iglesia. Concédenos revolotear con amor alrededor de Tus pies y manos en la Cruz, pero haznos anidar en Tu Corazón.
Corazón de Jesús, Cabeza de la Iglesia, majestad infinita. En Ti confiamos.
DÍA 29 (29 de junio): Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan Reflexión
“De su corazón, es decir, del núcleo más intimo de su ser, brota ese celo por la salvación del hombre que lo impulsa a subir, como manso cordero, al monte del Calvario, a extender sus brazos en la cruz y a Var su vida como rescate por muchos" (Mc 10,45). En el Corazón de Cristo podemos, por tonto, colocar nuestra esperanza. Ese Corazón dice la invocación es salvación "para los que esperan en El". El Señor mismo que, la víspera de su pasión, pidió a los Apóstoles que tuvieran confianza en El - "No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mi"(Jn 14,1) - hoy nos pide a nosotros que confiemos plenamente en El: nos lo pide porque nos ama; porque, para nuestra salvación, tiene su Corazón traspasado y sus pies y manos perforados. Quien confía en Cristo y cree en el poder de su amor renueva en sí la experiencia de María Magdalena, como nos la presenta la liturgia pascual: "Cristo, esperanza mía, ha resucitado" (Domingo de Pascua, Secuencia).
¡Refugiémonos, por consiguiente, en el Corazón de Cristo! El nos ofrece una Palabra que no pasa, un amor que no desfallece, una amistad que no se resquebraja, una presencia que no cesa.
” Propósito: Hacer una hora de Adoración Eucarística en preparación para la consagración de mañana.
Jaculatoria: VOLUNTAD del Corazón de Jesús, disponed de mi.