30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad
El mes de junio todavía está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Aunque la devoción fue muy popular durante la Edad Media, es importante, para todos los católicos, especialmente para esta era que estamos viviendo, recurrir a la misericordia y amor de Jesús y reparar el pecado.
El Directorio de la Piedad Popular explica:
"La devoción al Sagrado Corazón es una maravillosa expresión histórica de la piedad de la Iglesia por Cristo, su Esposa y Señor: exige una actitud fundamental de conversión y reparación, de amor y gratitud, de compromiso apostólico y de dedicación a Cristo ya su obra salvadora .
Por estas razones, se recomienda la devoción y su renovación alentada por la Santa Sede y por los Obispos.
Tal renovación toca las expresiones lingüísticas e iconográficas de la devoción; En la conciencia de sus orígenes bíblicos y su conexión con los grandes misterios de la fe; Al afirmar la primacía del amor de Dios y del prójimo como contenido esencial de la devoción misma". (# 172)
¡Adora al Sagrado Corazón de Jesús!
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 4: El amor de Dios
Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama!.
He venido, dice Jesús, a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego se encienda?
Mírate a ti mismo. ¿Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?
A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí"
Meditación: ¡Ay!
de nosotros los hombres, todos queremos ser SEÑORES, si, con mayúsculas…no queremos ser pequeños, debemos competir, ser los mejores, hinchar nuestro corazón de orgullo, llenarnos de vanidad. Ser
manso…eso es de débiles, de aquellos que poco saben, que no poseen imagen. Pero a pesar de eso, sabes Señor, te lo digo al oído, con vergüenza: "Yo soy cristiano, he sido
bautizado…".
¡Oh! mi Dulce Señor, cuanto te he profanado si estoy lleno de estos
pensamientos mundanos. Tú, el Corazón más humilde y el más sublime, el más manso, el Todopoderoso. Tú nuestro Dios hermoso, mi Dulce Esposo. Me olvidé de Tu Imagen, por ser yo la imagen de un
dios pagano, de aquel que produce el escarnio de lo que Tú en mi pusiste de santo. ¡Perdóname Señor!.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla:Ofrezcamos
una jornada de silencio, comparando la vida de Jesús con la nuestra.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
DÍA 4 - EL SAGRADO CORAZÓN, MODELO DE PACIENCIA
I DESEAS, corazón mío, conocer
a fondo la inagotable paciencia del Corazón de Jesús? Mírale cómo se dignó manifestarse a su devota Santa Margarita, herido por la lanza, coronado de espinas, clavado en el centro de la cruz. He
aquí las insignias del Sagrado Corazón, he aquí su escudo de armas.
Se diría que para eso sólo vino al mundo, para padecer.
¿Y qué padece? Dolores crudelísimos así en el cuerpo como en el alma. En el cuerpo pobreza, persecución, azotes,
bofetadas, espinas, cruz. En el alma perfidias, ingratitud, tristezas, agonías, abandono de los suyos. Tal es la amarga historia de su vida pasible y mortal.
¿Y cómo padece? Callando, sin soltar la menor queja, sin mostrar iracundo el rostro, sin manifestarse cansado por
tanto sufrir. Aun hoy en este Santísimo Sacramento, si pudiera padecer, no sería el sagrario para Él un trono de gloria, sino un Calvario de nuevos e ignorados dolores.
Mira si no cómo le tratan los hombres. ¡Con qué odios le blasfeman unos! ¡Con qué desprecio le miran otros! ¡Con qué
frialdad y negligencia la mayoría! ¡Con qué tibieza los mismos que se dicen amigos suyos! ¡Cuán pocos con verdadero amor!
¡Pobre Jesús mío, tan sufrido y tan paciente! Enséñale a mi enfermo corazón el secreto de esta heroica
paciencia.
Medítese unos minutos.
II ¡Cuánto me confunde, oh buen
Jesús, esta consideración! Tú, inocente, no te cansas de padecer por mí; yo criminal, ni un instante me dispongo a padecer por Ti. Se me hace insoportable cualquier pequeña aflicción; la menor de
tus espinas, acaba con mi escasa paciencia.
Y no obstante, Tú quieres que padezca, y hasta me lo aconseja mi propio interés. Me has colocado en este valle de
lágrimas, donde desde la cuna hasta la sepultura, me acompaña la tribulación. Quiera o no quiera el hombre, es éste su patrimonio. La salud, la fortuna, las inclemencias del tiempo, la rareza de
nuestro carácter, son para nosotros fuentes permanentes de desazones y desabrimientos. Es necesario sufrir, he aquí la sentencia que desde el nacer traemos escrita sobre la frente. Sufrir, pues,
con paciencia, como Vos, es el único modo de hacer suave y llevadera esta necesidad.
¡Ah! Sufriré, Dios mío, sufriré contigo y por Ti, y como Tú quieras y hasta donde Tú quieras. Contemplaré tu Corazón
herido y coronado de espinas, para alentarme más a sufrir con paciencia las mías. Alzaré los ojos a ese cielo que ha de ser mi recompensa, para no desfallecer en los presentes combates. Tú lo has
dicho, y está escrito: ¡Sólo se va a él por el camino de la Cruz!
¡Feliz quien la abrace contigo en esta vida, para recoger contigo sus dulces frutos en la
eternidad!
Medítese y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 4. Corazón eucarístico de Jesús, Hostia Santa.
Compartes con nosotros techo y jornada. Palpitas en Tu silenciosa presencia. Corazón hecho Santísimo Manjar, que nos sustentas, aquietas y reposas.
Por una infinita sed de nuestra cercanía, llegas a Tu más estremecedora pequeñez. En vez de hablarnos, distante y sonoro, con voz de muchas aguas, prefieres hacerte asequible, vivir a nuestro lado. Te das al abrazo, a la unión y a la disponibilidad constante. Y, en un momento de confidencias, dijiste que habías instituido este Sacramento por el solo placer de alojarte en un alma. ¡Ansia inexplicable de quedarte con y en nosotros hasta la consumación de los siglos!
Danos a sentir, Señor, este misterio de Tu presencia. Que nuestros pasos giren, imantados, en Tu órbita. Que tu Sagrario sea el rincón amado de nuestra intimidad. En nuestras tardes de desaliento, Te hallaremos siempre compañero de camino, hasta que nuestros ojos, asombrados, Te reconozcan en el partir del Pan.
Ante Ti, tan presente, tan nuestro, traemos en retorno los ácimos de nuestra sinceridad, el pobre vino de nuestras realidades pequeñas. Ponlos, Señor, junto a la ofrenda sacrificial de Tu patena. Al bajar a ella cada día, realiza también en nosotros esa transubstanciación de nuestro ser en Ti, ideal de toda nuestra vida.
Corazón de Jesús, Sagrario de fas divinas bondades. En Ti confiamos.
DÍA 04: DÍA DE CONFIANZA “Mi Corazón halla consuelo en perdonar. No tengo mayor deseo ni más grande alegría que perdonar. Es tanto el consuelo que me produce un alma cuando vuelve a Mí después de una caída, que ésta resulta ganancia para ella, pues entonces la miro con más amor.
DÍA 4 (4 de junio): Corazón de Jesús, de infinita majestad Reflexión (16 de junio de 1985) “Por medio del Corazón Inmaculado de María queremos dirigirnos al Corazón Divino de su Hijo, al Corazón de Jesús, de Majestad infinita. Mirad: la infinita Majestad de Dios se oculta en el Corazón humano del Hijo de María. Este Corazón es nuestra Alianza. Este Corazón es la máxima cercanía de Dios con relación a los corazones humanos y a la historia humana. Este Corazón es la maravillosa "condescendencia" de Dios: el Corazón humano que late con la vida divina: la vida divina que late en el corazón humano. En la Santísima Eucaristía descubrimos con el "sentido de la fe" el mismo Corazón, -el Corazón de Majestad infinita- que continúa latiendo con el amor humano de Cristo, Dios-Hombre”. Propósito: Hacer un rato de oración, y si puede ser, en adoración Eucarística, en acción de gracias por este Divino Sacramento
Jaculatoria: CARIDAD del Corazón de Jesús, derramaos en mi corazón.