30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad…
La devoción de todas las devociones es el mismísimo amor a Jesucristo. En la Iglesia hay muchos católicos nobles que prestan atención a varias devociones, pero descuidan la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Hay muchos predicadores, teólogos y confesores que dicen grandes cosas, pero hablan poco del amor de Jesucristo.
El amor al Sagrado Corazón de Jesús debe ser la devoción principal de un católico. La falta de devoción al Sagrado Corazón es la razón de frecuentes recaídas en el pecado grave, porque la gente presta escasa atención en honrar el amor de Jesús, que es el cordón de oro que une y une al alma con Dios.
Nuestro Salvador reveló a Santa Margarita María Alacoque, monja de la Orden de la Visitacióna, su pequeña sierva, su deseo de que la devoción y la Fiesta de su Sagrado Corazón sean establecidas y propagadas en la Iglesia.
De esta manera, los creyentes devotos, por su adoración y oración, repararán las heridas que su Corazón recibe constantemente por la ingratitud de la humanidad cuando Él está expuesto en el Santísimo Sacramento del altar.
Cuando esta religiosa devota rezaba ante el Santísimo Sacramento, Jesucristo le mostró Su Corazón rodeado de espinas, con una cruz en la parte superior, y en un trono de llamas.
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 9:
El pecado venial lastima a Jesús
En el tribunal de Anás, Jesús recibe una bofetada de un siervo y en la humildad de su Corazón exclama: El pecado venial deliberado es una bofetada a Jesús; no lo pone en la cruz como el pecado mortal, pero es siempre un agravio, una injusticia, una ofensa.
¿Qué diríamos de un criado que obedeciese los mandatos del amo, pero despreciase sus deseos y sus consejos? ¿Qué diríamos de un hijo que diese una bofetada a su madre?
Nosotros hacemos algo peor con Jesús cuando cometemos el pecado venial
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
“Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí”
Meditación: Jesús
tanto nos amó que no sólo hasta Su última gota de Sangre derramó, obedeciendo la Voluntad del Padre que lo envió, sino que también desde la Cruz nos dejó a Su Santísima Madre, a la más Bella
Mujer que jamás existiría, para que sea nuestra guía. En Pentecostés, Ella, confirmando su apostolado, está reunida con los discípulos esperando la venida del Paráclito, cumpliendo así con lo
señalado por su Divino Hijo. Así la Criatura más Perfecta, la Inmaculada, la Llena de Gracia, se convierte en Madre de la Iglesia, participando del misterio de la Corredención. Ella ve con dolor
y con amor todas las asechanzas, tropiezos y persecuciones que el enemigo prepara frente a nosotros, interponiéndose para nuestra protección como la Mujer Vestida de Sol, y señalando el camino
del regreso de Cristo.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla: Recemos
el Rosario a la Santísima Virgen, para que sea nuestra protectora y nuestra guía.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un
Gloria.
DÍA 9 - EL SAGRADO CORAZÓN, MODELO DE DESPRENDIMIENTO
I La virtud que quiere
enseñarte hoy, alma mía, el Sagrado Corazón de Jesús, es la muy heroica del desprendimiento. Tan desprendido de todo lo humano estuvo el Sagrado Corazón, que nada ejercía sobre Él peso, ni
influencia alguna, como no fuese la voluntad de su Padre celestial.
Estuvo desprendido de todo interés material, hasta el punto de nacer privado de todo, en una cueva, y morir desnudo
de todo, en la Cruz y en el intermedio de su vida, nunca tuvo cosa que llamase suya. Las limosnas que le daba la piedad de los fieles, las volvía Él a los pobres, o las depositaba en poder de sus
discípulos.
En cuanto a los afectos de sangre, ninguno de ellos obstaculizó para nada la libertad y desprendimiento del adorable
Corazón de Jesús. Niño aún, deja a su Madre y San José y se separa por tres días de su dulce compañía y si éstos se atreven a formular una queja "¿No sabéis, les dice, que a Mí me toca atender
primero a las cosas de mi Padre celestial?"
¡Oh sublime libertad de espíritu! ¡Oh total desprendimiento de lazos humanos! ¡Oh soberana independencia del corazón
entregado únicamente a Dios!
Medítese unos minutos.
II No es así ¡oh Jesús mío! mi
pobre corazón, esclavo de tantos señores y atado a tan miserables cadenas, que de todas partes detienen su vuelo hacia Dios.
Me ata el amor a los bienes temporales; me ata el ansia por las comodidades de mi persona; me ata el afecto
exagerado a los amigos. Mi corazón ha echado tan profundas raíces en esta tierra vil que le rodea, que no sabe vivir sino con ella y por ella. Y así como la planta se nutre y forma de los jugos
que bebe del suelo por medio de sus raíces, así mi corazón vive y se nutre sólo de la miseria del mundo por medio de los mil y un afectos que le tienen atado a él.
Desarraiga, Jesús mío, mi alma de esta tierra de pecado, donde no crece, ni florece como debiera sólo para Ti. Que
yo viva en este mundo sólo corporalmente, pero viva espiritualmente fuera de él. No me llenen afectos humanos a mí, que estoy llamado a poseer un objeto divino. Haz que en-cuentre amargura y
desabrimiento en todo lo que no seas Tú, para que no se pegue mi corazón más que a Ti.
Si contigo tan sólo he de reinar eternamente, ¿Cómo soy tan fácil en entregar mi corazón a esas tristes criaturas
que tan pronto voy a abandonar?
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 9. Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes.
Tú trajiste la guerra al mundo. Con Tu vida y Tu doctrina eres su antítesis más radical. Tú no quisiste rogar por el mundo en Tu oración sacerdotal, y suplicaste al Padre preservase de él a Tus discípulos.
Nosotros queremos señalarnos en el amor a Tu Corazón. Nos exiges un espíritu contrario al mundano, a la concupiscencia de ojos, carne y soberbia de la vida.
Danos ser hombres crucificados al mundo, y para quienes el mundo está crucificado. Tenemos que vivir en él sin ser de él, pero que no nos contagie su molicie, que no nos traicione el deseo de agradarle.
Líbranos de que el momento, grato o amargo, de su contacto nos enturbie la perspectiva de eternidad, oscurezca las grandes realidades de la fe.
Enséñanos a ser, para vencerlo, tan infatigables como él. No lo temeremos, pues Tú lo has vencido.
Haz que aborrezcamos, en todo y no en parte, cuanto él ama y abraza, admitiendo y deseando, con todas las fuerzas posibles, cuanto Tú has amado y abrazado.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes. En Ti confiamos.
DÍA 9 (9 de junio): Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes Reflexión (28 de julio de 1985) “El corazón decide de la profundidad del hombre. Y, en todo caso, indica la medida de esa profundidad, tanto en la experiencia interior de cada uno de nosotros, como en la comunicación interhumana. La profundidad de Jesucristo, indicada con la medida de su Corazón, es incomparable. Supera la profundidad de cualquier otro hombre, porque no es solamente humana, sino al mismo tiempo divina. Esta divina-humana profundidad del Corazón de Jesús es la profundidad de las virtudes: de todas las virtudes. Como un verdadero hombre Jesús expresa el lenguaje interior de su Corazón mediante las virtudes. En efecto, analizando su conducta se pueden descubrir e identificar todas estas virtudes, como históricamente emergen del conocimiento de la moral humana: las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y las otras que derivan de ellas”. Propósito: No hablar mal de nadie, sino que todo lo que salga de mi boca que sea penetrado de caridad.
Jaculatoria: DULZURA del Corazón de Jesús, penetrad mi corazón