"Yo les doy la vida eterna, nadie las arrancará de la mano de mi Padre".
  • Inicio
  • Salas de Oración
  • Oraciones en Vivo
  • Cons. al Inm. Corazón de María
  • Mariología
  • Oraciones Varias
  • Promesas, Beneficios y Bendiciones S.R
  • Nueva página
  • Cuaresma
  • Adviento
  • Reflexiones al Sagrado Corazón
  • Programación
  • Lecturas Diarias
  • Santoral del Día
  • Tiempo Litúrgico
  • Reflexiones
  • Peticiones
  • Noticias
  • Rosario Viviente ULRA
  • Testimonios
  • Contacto RMCO
  • Hugo Jorquera Director
  • Adoración Eucarística
  • Espiritu Santo
Jueves 29 de MARZO de 2014
Jueves 29 de MARZO de 2014

San Antonio María Zaccaria fue un médico y sacerdote italiano, fundador de los Clérigos Regulares de San Pablo (Barnabitas) y de otras familias espirituales. Asimismo fue el creador de la fiesta de “La Adoración de las 40 horas”. Se le cuenta entre los numerosos santos fundadores del siglo XVI.

Nació en Cremona, Italia, en 1502. Quedó huérfano de padre antes de cumplir un año, y fue su madre quien se dedicó completamente a proporcionarle los cuidados necesarios y a sembrar en él la semilla de la fe. Gracias a ella, el niño pudo crecer consciente del amor y la providencia de Dios. 

A los 22 años se graduó de médico, lleno del deseo de servir a otros con su profesión. Tenía la ilusión de poder salvar muchas vidas y, por qué no, almas. Aunque sin saberlo en ese momento, Antonio María había empezado el camino del servicio que lo llevaría al sacerdocio. 

Unos años después, animado por su director espiritual, empezó a estudiar filosofía y teología. Con el tiempo, ya rendido su corazón al llamado de Dios, se ordenó sacerdote. Antonio María se había hecho médico de cuerpos y almas.

Más adelante se trasladó a Milán. Allí fundó a los Clérigos Regulares de San Pablo (Barnabitas), las Hermanas Angélicas de San Pablo y Laicos de San Pablo; e instituyó la fiesta de “La Adoración de las 40 horas”, en virtud de su gran amor a la Sagrada Eucaristía.

A San Antonio María le tocó vivir los tiempos difíciles de la reforma protestante proclamada en Alemania por Martín Lutero. Él fue uno de los que con su enorme labor apostólica preparó el terreno de la gran contrarreforma que la Iglesia Católica llevaría a cabo en el Concilio de Trento.

San Antonio María Zaccaria falleció el 5 de julio de 1539 a los 37 años. Algunos de sus biógrafos han llegado a afirmar que su labor apostólica fue tan grande que es como si hubiera trabajado 30 años más de los que finalmente vivió. Aunque murió muy joven, su vida fue una plasmación de aquel versículo del libro de la Sabiduría, en el Antiguo testamento, que dice: "vivió muy poco tiempo, pero hizo obras como si hubiera tenido una vida muy larga".

El Papa León XIII lo proclamó santo en 1897. Su Fiesta se celebra el 5 de julio de cada año

En este sacerdote que murió muy joven, sí que se cumplió aquella frase del Libro de la Sabiduría en la S. Biblia "Vivió muy poco tiempo, pero hizo obras como si hubiera tenido una vida muy larga".

Nació en Cremona, Italia, en 1502. Quedó huérfano de padre cuando tenia muy pocos años. Su madre, viuda a los 18 años, renunció a nuevos matrimonios que se le ofrecían con tal de dedicarse totalmente a la educación de su hijita y los resultados que obtuvo fueron admirables.

Estudió medicina en la Universidad de Padua, y allí supo cuidarse muy bien para huir de las juergas universitarias y así conservar la santa virtud de la castidad. Desde joven renunció a los vestidos elegantes y costosos, y vistió siempre como la gente pobre, y el dinero que ahorraba con esto, lo repartía entre los más necesitados.

A los 22 años se graduó de médico y su gran deseo era dedicarse totalmente a atender a las gentes más pobres, la mayor parte de las veces gratuitamente, y aprovechar su profesión para ayudarles también a sus pacientes a salvar el alma y ganarse el cielo. Pero unos años después, sus directores espirituales le aconsejaron que hiciera también los estudios sacerdotales, y así logró ordenarse de sacerdote. Así fue doblemente médico: de los cuerpos y de las almas.

Antonio María tuvo siempre desde muy pequeño un inmenso amor por los pobres. Ya en la escuela, volvía a veces a casa sin saco, porque lo había regalado a algún pobrecito que había encontrado por ahí tiritando de frío. Durante sus años de profesional y sacerdote, todo lo que consigue lo reparte entre los más necesitados.

Se trasladó a Milán (la ciudad de mayor número de habitantes en Italia) porque en esa gran ciudad tenía más posibilidades de extender su apostolado a muchas gentes. Y allí, por medio de la hermana Luisa Torelli fundó la comunidad de las hermanas llamadas "Angelicales" (nombre que les pusieron porque su convento se llamaba de "Los Santos Angeles"). El fin de esta comunidad era preservar a las jovencitas que estaban en peligro de caer en vicios, y redimir y volver al buen camino a las que ya habían caído. Estas hermanas le ayudaron muchísimo a nuestro santo en todos sus apostolados.

Luego con otros compañeros fundó la Comunidad llamada "Clérigos de San Pablo" los cuales, por vivir en un convento llamado de San Bernabé, fueron llamados por la gente "Los Padres Bernabitas". Esta congregación tenía por fin predicar para convertir a los pecadores, extender por todas partes la devoción a la Pasión y muerte de Cristo, y a su santa Cruz. Y esforzarse lo más posible por tratar de obtener la renovación de la vida espiritual y piadosa entre el pueblo, que estaba muy decaida y relajada. Estos religiosos hicieron tanto bien en la ciudad y sus alrededores que unos años mas tarde, San Carlos, gran arzobispo de Milán, dirá de ellos: "Son la ayuda más formidable que he encontrado en mi arquidiócesis".

San Antonio María sentía un gran cariño por la Sagrada Eucaristía, donde está Cristo presente en la Santa Hostia, con su Cuerpo, Sangre, alma y divinidad. Por eso propagó por todas partes la devoción de las Cuarenta Horas, que consiste en dedicar tres días cada año, en cada templo, a honrar solemnemente a la Sma. Eucaristía con rezos, cantos y otros actos solemnes de culto.

Otra de sus grandes devociones era la pasión y muerte de Cristo. Cada viernes, a las tres de la tarde hacía sonar las campanas, para recordar a la gente que a esa hora había muerto Nuestro Señor. Siempre llevaba una imagen de Jesús crucificado, y se esmeraba por hacer que sus oyentes meditaran en los sufrimientos de Jesús en su Pasión y Muerte, porque esto aumenta mucho el amor hacia el Redentor. Y una tercera devoción que lo acompaño en sus años de sacerdocio fue un enorme entusiasmo por las Cartas de San Pablo. Su lectura lo emocionaba hasta el extremo, y de ellas predicaba, y a sus discípulos les insistía en que leyeran tan preciosas cartas frecuentemente, y que meditaran en sus importantísimas enseñanzas. A él le sucedió lo que le ha pasado a miles y millones de creyentes en el mundo entero, que al leer las Cartas de San Pablo han descubierto en ellas unos mensajes celestiales tan interesantes que quedan entusiasmados para siempre por su lectura y meditación.

A nuestro santo le correspondió vivir en los tiempos difíciles en los que en Alemania el falso reformador Lutero proclamaba una falsa reforma en la religión, y en Roma y España, San Ignacio y sus jesuitas empezaban a trabajar por conseguir una verdadera reforma de la Iglesia, y muchísimos católicos sentían un intenso deseo de que empezara una era de mayor fervor y menos frialdad y maldad. San Antonio María fue uno de los que con su enorme apostolado preparó la gran Reforma de la Iglesia Católica que iba a traer el Concilio de Trento.

Siendo aún muy joven, sintió que de tanto trabajar por el apostolado, le faltaban las fuerzas. Se fue a casa de su santa madre, y en sus brazos murió el 5 de julio de 1539. Tenía apenas 37 años, pero había hecho labores apostólicas como si hubiera trabajado por tres docenas de años más. El Papa León XIII lo declaró santo en 1897. Y nosotros le pedimos a San Antonio Zaccaría, que pida mucho al buen Dios para que la Iglesia Católica se renueve día por día y no vaya a caer nunca en la relajación y que no se enfríe nunca en el santo fervor que Nuestro Señor quiere de cada uno de los creyentes.

Señor, que encendiste en el corazón de san Antonio María Zaccaría un ardiente celo por la salvación de sus hermanos. Te pedimos por su intercesión que nos sintamos siempre urgidos a evangelizar a los hombres de nuestro tiempo por amor a Ti. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén

Antonio María Zaccaría, Santo

Memoria Litúrgica, 5 de julio

Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: San Antonio María Zaccaria, presbítero, fundador de la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo o Barnabitas, para la reforma de las costumbres de los fieles cristianos, y que voló al encuentro del Salvador en Cremona, ciudad de la Lombardía (1539).

Etimológicamente: Antonio = Aquel que es digno de estima, es de origen latino.

Nació en Cremona (Italia) el año 1502 y murió en la misma ciudad el 5 de julio de 1539. Basta la escueta indicación de estas fechas para comprender la trascendencia que, para la vida de la Iglesia, tuvieron los días que vivió Antonio María Zacarías. Inquietud y aspiración de reforma, ansias de renovación por caminos no siempre gratos a la jerarquía eclesiástica, miedo pusilánime en unos y excesos imprudentes en no pocos, definen el clima en el que debía germinar la semilla de un nuevo reformador santo, entre otros que, como San Cayetano de Thiene y San Ignacio de Loyola, produjo la Iglesia católica en el siglo XVI. Reformador, santo y, además añadimos, precursor del gran San Carlos Borromeo en la elevación espiritual de la diócesis de Milán.

Antonio María fue obra de la gracia, que comenzó por materializarse en el regalo de una piadosísima madre; de su seno salió a contemplar la luz de este mundo y de sus brazos tuvo la dicha indecible de volar a contemplar la claridad de Dios. La buena Antonieta Pescaroli recibió con conciencia de responsabilidad el encargo y la confianza que la Providencia en ella depositó al darle un hijo para hacer de él un buen cristiano; por fidelidad a él, y para mejor dedicarse a su formación, rehusó la joven viuda un nuevo matrimonio. Antonio María Zacarías pudo así aprender de su madre a ser pobre para poder ser caritativo, hasta tanto que, con el fin de facilitar a ésta el ejercicio de la caridad en favor de los necesitados, renunció notarialmente a los bienes que le correspondían por herencia paterna; se nos hará, pues, natural que, como un necesitado más, solicite humilde de su madre lo indispensable para su sustento, sin permitirse jamás nada que pueda parecer superfluo o lujoso; para Antonio María supondría ello privar a otros de lo necesario para vivir.


Quiso prepararse por el estudio de la medicina para ser un ciudadano útil a sus hermanos los hombres. Pero el Señor le quería escoger para curar dolencias de otra índole. En los años de estudiante la piedad y amor a la Santísima Virgen, a quien había consagrado su virginidad, sostuvo firme su propósito de virtud y su espíritu de caritativo servicio a los hermanos, que fue poco a poco transformándose en el deseo de ser sacerdote. Pero, a pesar de que la decadencia de las costumbres, aun en el clero, hiciera a sus contemporáneos poco respetable la dignidad sacerdotal, supo él descubrir la grandeza de la misión del sacerdote, a la vez que la profundidad de su indignidad, de manera que sólo por el prudente consejo de su director espiritual se decidiera a entrar por el camino del sacerdocio.

En una época en que la Reforma de la Iglesia aspiraba no solamente a la purificación de las costumbres, sino a la consolidación de la doctrina, no bastaba ser virtuoso para responder a las exigencias que su tiempo tenía, consciente o inconscientemente, respecto de los sacerdotes. Hacía falta doctrina sólida inspirada precisamente en las fuentes puras de la revelación, en la Sagrada Escritura. Visto desde la perspectiva del siglo XX, nos parece sumamente moderno y actual el esfuerzo puesto por Antonio María Zacarías, estudiante para el sacerdocio, de llegar a la comprensión de la doctrina católica, en la teoría y en el espíritu de San Pablo, a través de sus preciosas epístolas. Libertad y gracia, virginidad y cuerpo místico, locura por Cristo crucificado y desprecio de las realidades terrestres, son unos de los muchos temas en los cuales se fue empapando el futuro apóstol y reformador, cuya íntima preocupación no fue otra que la de reproducir la imagen del apóstol Pablo, gran enamorado de Cristo.

Once años escasamente fue Antonio María sacerdote; pero los santos saben vivir con intensidad su tiempo, y así debió vivirlo quien en tan poco tiempo mereció ser llamado por su bondad y caridad, por su prudencia y celo, el "Ángel de Cremona" y el "Padre de la Patria". Su madre le enseñó a compadecer y a aliviar el sufrimiento ajeno, y, ordenado sacerdote, no tuvo que hacer otra cosa que seguir la misma trayectoria, poniendo al servicio de sus hermanos el gran don del sacerdocio, que fue en él luz, mortificación, amor.

En un siglo de exaltación de la razón y de la cultura, y de optimismo desbordado por los valores humanos, Antonio María Zacarías luchó por llevar a los creyentes la ceguera de la fe y la locura de la cruz; la Eucaristía y la pasión fueron las devociones que con mayor ardor trató de inculcar en el pueblo cristiano, y aún perduran todavía ciertas prácticas que él introdujo, como son el recuerdo piadoso de la pasión y de la muerte del Señor al toque de las tres de la tarde de todos los viernes, y la práctica de las cuarenta horas de adoración al Santísimo Sacramento, solemnemente expuesto sucesivamente en diversas iglesias para salvar la continuidad del culto.


Los santos no suelen ser guardianes egoístas de los tesoros que en ellos deposita la gracia; buscan la comunicación abundante y fecunda, en vistas a una mayor eficacia apostólica; por esto es frecuente que en torno a ellos surjan familias religiosas vivificadas por su espíritu y penetradas de su misma inquietud apostólica. Antonio María descubrió en el mundo en que la Providencia le situó, una gran indigencia; vio en su cristianismo una radiante luz que la colmara; y su vida personal, lo mismo que la de los clérigos de la Congregación de San Pablo, no será otra cosa que la dedicación a la obra de la salvación de los hermanos, en el sacrificio total de las apetencias puramente personales. Así nació en Milán esta asociación para la reforma del clero y del pueblo, que más tarde sería conocida con el nombre de los "barnabitas", por la sede en que se instalaron definitivamente a partir del año 1545. Clemente VII la aprobó en 1533. Un sacerdote y un seglar, Bartolomé Ferrari y Jacobo Morigia, fueron sus primeros colaboradores. Y no solamente en el espíritu y la doctrina quisieron estos hombres de Dios imitar a San Pablo; como éste en el foro, se lanzaron ellos a las calles de Milán, predicando, mucho más que por la preparación de su elocuencia, por la austeridad y la mortificación de la vida. No faltaron quienes se escandalizaron ante estas santas "excentricidades", acusándoles de hipócritas y aun heréticos. Se les promovió una causa ante el senado y la curia episcopal de Cremona, de la que la nueva asociación salió fortalecida, pues le valió la bula de Paulo III, quien el año 1539 puso a la nueva Congregación religiosa bajo la inmediata jurisdicción de la Santa Sede.

Con el fin de llevar el espíritu de la Reforma a las jóvenes y a las mujeres, Antonio María transformó un instituto erigido, con esta finalidad por la condesa Luisa Torrelli de Guastalla en monasterio de religiosas que tomará por nombre el de Angélicus, que fue también aprobado por Paulo III. Siguiendo fiel a su espíritu, la base de la transformación religiosa y moral la puso el fundador en la instrucción religiosa, sin la cual no puede existir una verdadera reforma. San Carlos Borromeo se sirvió de ella aun para la reforma de los monasterios, elogiándola tanto que la llamó "la joya más preciosa de su mitra".

No sería completa la reseña sobre la obra de San Antonio María Zacarías si pasáramos por alto una de sus preocupaciones que plasmó en una realización que a nosotros, hombres del siglo XX, nos parece especialmente interesante y actual. Consciente por experiencia propia de lo que la vida familiar, honradamente vivida, puede colaborar en la elevación de las costumbres privadas y públicas, creó una Congregación para los unidos en matrimonio, ordenada a la reforma de las familias.

Al echar ahora una mirada retrospectiva sobre la vida de Antonio María, canonizado el 27 de mayo de 1890 por Su Santidad el Papa León XIII, llama poderosamente la atención no sólo la abundancia de su obra, realizada en tan breve espacio de tiempo, sino también, y en mayor grado aún, la perspicacia y claridad de la visión que tuvo de los problemas, que le hizo buscar los remedios verdaderos y permanentes de todas las situaciones difíciles de la vida de la Iglesia: el estudio de la verdad, el amor de la caridad, el sacrificio por el hermano. Por esto San Antonio María Zacarías nos parece aun hoy un santo moderno, actual, capaz de iluminarnos con el resplandor de su vida y de su espíritu.


Sacratísimo Corazón de Jesús, en Vos confío.!!!! Inmaculado Corazón de Maria sed la salvación mia!!


Oración para dar gracias a la Divina Providencia el día primero de cada mes.

 

¡Oh Divina Providencia, ¡Concédeme tu clemencia y tu infinita bondad! Arrodillado a tus plantas, a Ti caridad portento. Te pido para los míos casa, vestido y sustento. Concédeles la salud, llévalos por buen camino. Que sea siempre la virtud la que los guíe en su destino. Tú eres toda mi esperanza. Tú eres el consuelo. En lo que a mi mente alcanza, en Ti creo, en Ti espero y en. Ti confió. , Divina Providencia se extiende a cada momento. Para que nunca nos falte casa, vestido y sustento. 

Divina Providencia, que riges los destinos del mundo, sin cuya voluntad no se mueve la hoja de un árbol, y cuya solicitud viste a los lirios del campo y no desampara ni al más pequeño gusano: míranos con ojos de misericordia y guárdanos siempre bajo tu paternal cuidado.

 

Derrama sobre nosotros y sobre los nuestros, presentes y ausentes, sobre nuestro hogar, sobre nuestra familia, sobre nuestra casa, sobre nuestros bienes, proyectos y trabajos, la eficacia de tus bendiciones y favores.

 

Danos el pan, el techo, el abrigo y la salud, provee a todas nuestras necesidades del cuerpo y del alma. Conserva la unión, la paz y tranquilidad entre nuestra familia; procúranos el trabajo honrado y suficiente para satisfacer las necesidades nuestras y las de aquellos que nos han confiado.  

 

Apártanos del mal; defiéndenos en los peligros. Protege nuestra honra, presérvanos del pecado. Asístenos en toda hora, principalmente en el trance de la muerte: Guíanos en la vida y más tarde recíbenos en la eternidad

Que tu Divina Providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte tu gracia, salud, casa, vestido y sustento. 

 

Encomendamos a tu Providencia Divina a todos los Enfermos dales la salud. Te rogamos por todos los Agonizantes, no permitas que mueran sin tu auxilio. 

 

Ten Misericordia, Oh Providencia Divina, de todas las almas del Purgatorio, en especial de nuestros familiares, Bienhechores y amigos, haz que pronto gocen de la felicidad eterna. 

 

Te pedimos por todos los que Viajan, haz que regresen felices a sus hogares. 

Te pedimos que concedas el Arrepentimiento a los que viven en pecado por todos los que se encuentran agobiados por las aflicciones o sufren calumnias o se encuentran perseguidos, te rogamos no les niegues tu ayuda, haz que se sientan protegidos y consolados por tú Providencia Divina.

Padre Nuestro… 

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y lí­branos del mal. Amén

Que tu Divina Providencia se extienda a cada momento; para que nunca nos falte tu gracia, salud casa, vestido y sustento. 

¡Oh Providencia Divina! Te pedimos humildemente que te compadezcas de todos los que no tienen Trabajo, mira sus necesidades, dales tu ayuda. 

¡Oh Providencia Divina! Te rogamos por todos los que no tienen Hogar, concédeles un techo que los cobije. 

Te suplicamos en favor de todos los que padecen Hambre, dales el pan que los alimente. 

Te rogamos también por todas las Viudas y todos los Huérfanos, se Tú, Providencia Divina, su amparo y su consuelo. 

Padre Nuestro… 

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y lí­branos del mal. Amén

Que tu Divina Providencia se extienda a cada momento; para que nunca nos falte tu gracia, salud casa, vestido y sustento. 

¡Oh Providencia Divina! Te rogamos por nosotros mismos, Divina Providencia que conoces lo más íntimo de nuestros corazones, tú que conoces todas nuestras necesidades, de nuestros males espirituales y temporales, por eso humildemente y con toda confianza, te pedimos que vengas en nuestro auxilio, líbranos de las tentaciones y las acechanzas del demonio, líbranos de todos aquellos que quieran ocasionarnos algún mal;

 

Te rogamos Oh Providencia Divina que bendigas nuestro hogar, que bendigas nuestro trabajo, y que nunca nos falte tu protección y amparo en todos los días de nuestra vida. 

 

Padre Nuestro… 

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y lí­branos del mal. Amén.

Que tu Divina Providencia se extienda a cada momento; para que nunca nos falte tu gracia, salud casa, vestido y sustento ni los Santos Sacramentos en el ultimo momento.(3 vcs)

Omnipotente y sempiterno Dios

que nos has concedido a tus siervos

el don de conocer la gloria de la eterna Trinidad

en la confesión de la verdadera fe,

y la de adorar la unidad en el poder de tu majestad;

te rogamos que por la firmeza de esta misma fe,

y por Cristo nuestro Señor,

nos libres siempre de todas las adversidades,

te pedimos que nunca nos falte Tu Divina Providencia.

 

Dios y Señor Nuestro,

Padre, Hijo y Espíritu Santo,

cuya Providencia no se equivoca en todo lo que dispone,

y nada acontece que no lo ordene,

rendidamente te pedimos y suplicamos

que apartes de nosotros todo lo que nos pueda separar de Ti,

y nos concedas todo lo que nos conviene

para el bien de nuestra alma

y el bienestar de nuestro cuerpo.

 

Haz que en toda nuestra vida

busquemos primeramente Tu Reino

y que seamos justos en todo.

 

Haz que no nos falte un buen trabajo,

un techo bajo el cual nos cobijamos,

ni el pan de cada día,

haz que nuestras vidas estén bendecidas

por tu misericordia, por tu eterna bondad,

en especial concédenos asistencia

cuando nos veamos afligidos

y las carencias y los problemas nos agobien,

que no nos falte tu Divina Providencia en:

 

(solicitar con gran fe y esperanza lo que se necesita).

 

Líbranos de las enfermedades y de la miseria;

que ningún mal nos domine.

 

Sálvanos del pecado, el mayor de todos los males,

y que siempre estemos preparados santamente a la muerte.

 

Por Tu Misericordia, Señor y Dios Nuestro,

haz que vivamos siempre en Tu Gracia.

 

Así seremos dignos de adorar Tu amable Providencia

en la eterna bienaventuranza. Amén.

Oración para ganar la Indulgencia del "Perdón de Asís"

¡Santísimo Señor Jesucristo!, creo que estás presente en este santo templo franciscano y de manera especial en el Sagrario. Te adoro con todo mi corazón; me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y con tu amorosa ayuda me propongo no volver a pecar. Te suplico, me concedas la gracia de ganar la santa Indulgencia Plenaria de la Porciúncula o Perdón de Asís, que tú mismo concediste a tu humilde siervo San Francisco de Asís, por la súplica maternal de tu Madre Santísima y que quiero ganar por mí y por (se dice el nombre del difunto).

Te ruego por las intenciones del Papa Francisco, para que siga confirmando en la fe a sus hermanos bautizados y podamos seguirte como discípulos misioneros. Te suplico por la Iglesia, medio por el que concedes tus favores, para que siga construyendo tu Reino de paz, justicia y amor. Te pido por la paz del mundo y la conversión de los pecadores.

Y tú, Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo y Reina de los Ángeles, suplica ante tu amado Hijo por mí, ayúdame a seguir tu maternal consejo: hacer lo que Él me dice que haga. San José, bondadoso y prudente, esposo fiel y padre ejemplar, protégeme. Santos Ángeles, Apóstoles Pedro y Pablo, seráfico y glorioso San Francisco de Asís y todos los Bienaventurados del cielo, rueguen por mí y por el fiel difunto por el que he orado en este día tan especial. Amén.

Cada año todos los fieles que visiten una iglesia franciscana en cualquier lugar del mundo desde el mediodía de hoy, 1 de agosto, y todo el 2 de agosto, podrán obtener la llamada indulgencia plenaria de la Porciúncula.

Este don requiere además las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa.

En declaraciones para ACI Prensa, el Hno. Gonzalo Cateriano, exprovincial de los Franciscanos Capuchinos en el Perú, resaltó el "gran deseo de San Francisco de Asís de que todas las almas se salven" y que los fieles "con piedad y devoción" reciban la indulgencia cumpliendo las disposiciones de la Iglesia.

Señaló además que "antiguamente era muy difícil que la Iglesia conceda indulgencias" ya que solo se obtenían en peregrinación a algunos lugares como Tierra Santa, por tanto es un gran regalo que San Francisco obtuvo por su amor a las almas.

 

"Ahora el Perdón de Asis se puede obtener en todas las iglesias franciscanas del mundo desde la víspera de la fiesta central" e invitó que todas las personas se acerquen para recibirla.

La concesión de la Indulgencia de la Porciúncula se dio en 1216, cuando San Francisco partió para Perusa junto al hermano Maseo para ver al Papa Honorio III, luego que una noche anterior el mismo Cristo y la Virgen rodeados de ángeles se le habían aparecido en la capilla de Santa María de los Ángeles en Asís.

En este aparición, el santo le pidió al Señor le concediese una indulgencia a cuantos visitasen la Iglesia dedicada a la Virgen bajo la advocación de María de los Ángeles. El Señor aceptó y le ordenó que se dirigiese a Perusa, para obtener del Papa el favor deseado. El Santo Padre concedió la gracia.

En 1966 el Papa Pablo VI publicó la Carta Apostólica "Sacrosancta Portiunculae ecclesia" con ocasión del 750º aniversario de la concesión de la indulgencia de la Porciúncula, donde expresó que "la institución de esta indulgencia sea celebrado de manera que verdaderamente la Porciúncula sea aquel lugar santo donde se consigue el perdón total y se hace estable la paz con Dios".

Además refiriéndose a las peregrinaciones que los fieles realizan hacia el lugar, indicó que "quiera Dios que la peregrinación, transmitida durante siglos, a la iglesia de la Porciúncula, que Nuestro mismo Predecesor Juan XXIII emprendió con ánimo piadoso, no termine sino que más bien crezca continuamente la multitud de los fieles que acuden aquí al encuentro con Cristo rico en misericordia y con su Madre, que intercede siempre ante él".

 

La pequeña iglesia conocida como Porciúncula que San Francisco de Asís dedicó a Santa María de los Ángeles, se encuentra dentro de la gran Basílica que lleva el mismo nombre de esta advocación mariana. La Basílica data de los siglos XVI y XVII.

Esta iglesia fue la segunda morada del santo y de sus primeros hermanos, así como el lugar donde la tarde del 3 de octubre de 1226, San Francisco falleció. Aquí también el Domingo de Ramos de 1211 San Francisco recibió la consagración de Santa Clara, dando origen a las clarisas.

Indulgencia de la Porciúncula: el Perdón de Asís
Francisco, repara mi Iglesia

Desde el 1 de agosto al mediodía hasta la medianoche del día 2, se pueden obtener también por los difuntos, visitando una iglesia parroquial o franciscana 

En una noche de Julio del año 1216, un fraile oraba fervientemente en su pequeña cueva del bosque. Pedía a Dios la virtud de la humildad. Le llamaban hermano Francisco y, aunque tenía 34 años, ya era conocido y amado por miles de personas. Doce años mas tarde y solo 22 meses después de su muerte, la Santa Madre Iglesia lo proclamaría santo. Pero el "poverelo" se consideró siempre el jefe de los pecadores. En el silencio de la noche, imploraba a Dios todopoderoso que tuviese misericordia de los pobres pecadores, recordando las palabras del Señor: "a menos que hagan penitencia, todos perecerán". Pensaba en su propia juventud, solo doce años antes había sido inquieto, frívolo, ambicioso, mujeriego, y por último, soldado. Difícilmente le daba algún momento de su atención a Dios.

Aquella noche el Señor le dijo al poverelo: "Francisco, ¿quien puede hacerte mayor bien, el amo o el siervo?" Francisco guardó esta lección a su corazón y decidió poner de primero lo primero. Le preguntó al amo como podría servirle, y Jesús, el amado salvador que abrazó la agonía de la cruz por todos los hombres, le miró con ternura y afecto y le dijo: "Repara mi Iglesia". Desde entonces, cuando Francisco pensaba en lo delicado, bueno, y amoroso que era Jesús, rompía en llanto y exclamaba: "¡El amor no es amado!".

Primero Francisco tomó las palabras del Señor literalmente y con gozo reparó la capilla donde había recibido la visión del Señor. Después bajó al bosque en el valle de Asís y reparó la vieja capilla de Nuestra Señora de los Angeles, llamada Porciúncula (pequeña porción). Por su devoción a la Santísima Virgen y por su reverencia a los ángeles, tomó la porciúncula como lugar de vivienda. Los campesinos insistían que ellos muchas veces escuchaban ángeles cantando en la Porciúncula. Ahí fue donde los primeros hermanos se unieron a El, en la vida nueva de santa pobreza, trabajo manual, cuidando a los leprosos, mendigando y predicando el amor de Cristo. Siendo los benedictinos propietarios de aquel lugar, Francisco pagaba como renta anual una canasta de pescado.

Oprimido por el pensamiento de ser indigno ante la misión de fundar la orden religiosa, subió a una cueva en las montañas. Ahí, durante una tormenta se echó al piso y, con una perfecta contricción, rogó a su Salvador que le perdonara los pecados de su vida pasada. En la angustia de su alma el gritaba: "¿Quien eres tu mi querido Señor y Dios, y quien soy yo vuestro miserable gusano de siervo? Mi querido Señor quiero amarte. Mi Señor y mi Dios, te entrego mi corazón y mi cuerpo y yo quisiera, si tan solo supiera como, hacer mas por amor a ti!. Repetía: "Señor ten misericordia de mi que soy un pobre pecador."

Luego, una dulce y gentil paz, la maravillosa paz del Señor llegó a su pura y penitente alma y le dijo: "Francisco, tus pecados has sido borrados." Desde entonces, por la gratitud que sentía, ardía en un deseo apasionado de obtener el mismo favor celestial por todos los pecadores arrepentidos. Y por eso oraba y pedía fervientemente esa noche en la cueva del bosque.

De repente el sintió un impulso irresistible de ir a la pequeña Iglesia, la Porciúncula. En cuanto entró, como siempre, se arrodillo, inclinó su cabeza y dijo esta oración: "Te alabamos, Señor Jesucristo, en todas las iglesias del mundo entero. Y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo." Luego al alzar su mirada, en su asombro Francisco vio una luz brillante arriba del pequeño altar y en unos rayos misteriosos el vio al Señor con su Santísima Madre con muchos ángeles.

Con pleno gozo y profunda reverencia, Francisco se postró en el piso ante esta gloriosa visión y Jesús le dijo: "Francisco pide lo que quieras para la salvación de los hombres". Sobrecogido al escuchar estas palabras inesperadas y consumido por un amor angelical por su misericordioso Salvador y por su Santísima Madre, Francisco exclamo: "Aunque yo soy un miserable pecador, yo te ruego querido Jesús, que le des esta gracia a la humanidad: dale a cada uno de los que vengan a esta Iglesia con verdadera contricción y confiesen sus pecados, el perdón completo e indulgencias de todos sus pecados".

Viendo que el Señor se mantenía en silencio, Francisco se dirigio con un confiado amor a Maria, refugio de los pecadores, y le suplicó: "Te ruego, a Ti, Santísima Madre, la abogada de la raza humana, que intercedas conmigo, por esta petición". Entoces Jesús miro a Maria, y Francisco se alegró al ver a Ella sonreir a su Divino Hijo, como que si dijera: "por favor, concedele a Francisco lo que te pide, ya que esa petición me hace feliz a mi".

Inmediatamente Nuestro Señor le dijo a Francisco: "Te concedo lo que pides, pero debes de ir a mi Vicario, el Papa, y pídele que apruebe esta indulgencia". La visión, entonces, se desvaneció dejando a Francisco en el piso de la capilla, llorando de alegría, con profundo amor y agradecimiento.

Temprano en la mañana, Francisco salio con el Hermano Maceo, a la cercana ciudad de Perugia, donde un nuevo Papa había sido electo, Honorio III. En el camino, Francisco empezó a preocuparse, ya que iba a pedirle al Papa, un privilegio muy grande para una capilla desconocida. Ese tipo de indulgencia solo se le había concedido a la tumba de Cristo, a la de San Pedro y San Pablo y a los que participaban en las cruzadas. Entonces Francisco oró arduamente a Nuestra Señora de los Angeles.

Cuando llegó el turno de hablar con el Papa, Francisco se dirigió con gran humildad: "Su santidad, unos años atrás reparé una pequeña Iglesia en honor a la Santísima Virgen. Le suplico le conceda recibir indulgencias, pero sin tener que dar ninguna ofrenda" (Francisco pensaba en los pobres).

-El Papa replicó:"No es muy razonable lo que pides, pues quien desea una indulgencia debe hacer un sacrificio. Pero, bueno, ¿de cuantos años quieres que sea esta indulgencia?
-Francisco respondió: "Santo Padre, podría usted no darle años específicos, sino almas?
-¿Que significa eso de almas, Francisco?

Ahora Francisco tuvo que elevar una oración ferviente a Nuestra Señora, ya que debía explicarle al Papa lo que significaba su petición. Con mucha humildad pero con firmeza hizo su extraordinaria petición, la que ha sido conocida como la indulgencia de la Porciúncula.

-"Yo deseo, si le parece a su Santidad, por las gracias que Dios concede en esa pequeña Iglesia, que todo el que entre en ella, habiéndose arrepentido sinceramente, confesado y habiendo recibido la absolución, que se le borren todos los pecados y las penas temporales de ellos en este mundo y en el purgatorio, desde el día de su Bautismo hasta la hora en que entren en esa iglesia."

Impresionado por esta firme y sincera petición, el Papa exclamo: "Estas pidiendo algo muy grande Francisco, ya que no es la costumbre de la Corte Romana conceder ese tipo de indulgencia"

Reconociendo que esta oportunidad de traer gracias a la humanidad, podía desvanecerse en aquel instante, Francisco añadió con fervor y vehemencia, y con una serenidad devastadora: "Reverendísimo Santo Padre, yo no le pido esto por mi mismo, lo pido en nombre de Aquel que me ha enviado, Nuestro Señor Jesucristo".

En ese momento el Papa recordó que su gran predecesor Inoceno III, estaba convencido que Cristo se le aparecía y guiaba de manera especial a este pequeño y santo poverelo. Movido, por el Espíritu Santo, el vicario de Cristo solemnemente declaró tres veces: es mi deseo que se te sea concedida tu petición. Pero los cardenales que estaban presente al escuchar esta innovación revolucionaria, protestaron y reclamaron al Papa que esta rica y nueva indulgencia debilitaría las cruzadas. En términos fuertísimos le exigieron que la cancelara. Pero el Papa les dijo, "yo no cancelo lo que he concedido". -"Entonces restríngela lo mas posible".

El Santo Padre llamó a Francisco y le dijo: "nosotros te concedemos esta indulgencia y debe ser válida perpetuamente, pero solo en un día cada año, desde las vísperas, a través de la noche, hasta las vísperas del siguiente día."

Francisco sumisamente bajo la cabeza y después de agradecer al Papa, se levanto y comenzó a salir. Pero el Papa le llamo: "¿Adonde vas, tu pequeño poverelo? No tienes garantía sobre esta indulgencia". Francisco se volvió hacia el y con su simpática y confiada sonrisa le dijo: "Santo Padre su Palabra es suficiente para mi, si esta es la obra de Dios es El quien hará su obra manifiesta. No necesito ningún otro documento. La Santísima Virgen María habrá de ser la garantía, Cristo el notario, y los ángeles los testigos." (recordando la visión)

Francisco escucho estas palabras en su oración: "Francisco quiero que sepas que esta indulgencia, que ha sido concedida a ti en la tierra, ha sido confirmada en el cielo". Con gran gozo compartió esta revelación al hno. Maceo, y juntos aligeraron el paso para ir a darle gracias a Nuestra Señora de los Angeles en la Porciúncula.

Para la solemne inauguración de este perdón en la Porciúncula, Francisco escogió Agosto 2, porque fue el primer aniversario de la consagración de esta santa capilla, y porque Agosto 1, era la fiesta de la liberación de San Pedro de las cadenas que tenía en la cárcel (Agosto 2, es el día de Nuestra Señora de los Angeles).

En presencia de los obispos de Asís, Perugia, Todi, Spoleto, Gubbio, Nocera y Foligno, anunció Francisco a la multitud la gran noticia: «Quiero mandaros a todos al paraíso anunciándoos la indulgencia que me ha sido otorgada por el Papa Honorio. Sabed, pues, que todos los aquí presentes, como también cuantos vinieren a orar en esta iglesia, obtendrán la remisión de todos sus pecados».

Jesús y María confirmaron su aprobación del Gran Perdón de la Porciúncula. Una vez a un santo fraile franciscano, Beato Conrado de Ofida, la Virgen Santísima se le apareció envuelta en un rallo de luz, con el niño Jesús en sus brazos, en la puerta de la Porciúncula. El niño bendecía a todos los peregrinos que entraban en la capilla de su Madre para adquirir el perdón de los pecados.

Mas tarde los obispos de Asis y otros Papas promulgaron documentos confirmando "El gran Perdón de la Porciúncula". La pequeña iglesia dedicada a la Santísima Virgen se convirtió en uno de los mas famosos santuarios de peregrinación de toda Europa. Mas tarde Gregorio XV hizo extensivo el jubileo de la Porciúncula a todas las Iglesias Franciscanas del mundo.  En 1921, el Papa Benedicto XV canceló la restricción de manera que se pueda obtener indulgencias cualquier día. Según el decreto de la Penitenciaría Apostólica del 15 de julio de 1988 («Portiuncolae sacrae aedes»), se puede ganar la indulgencia en La Porciúncula durante todo el año, una sola vez al día. Cada año una multitud de fieles acude allí para recibir el «Perdón de Asís» también llamado «Indulgencia de la Porciúncula».

Condiciones para obtener la indulgencia

El Perdón de Asís se puede obtener para uno mismo o por los difuntos. Las condiciones son las prescritas para las indulgencias plenarias.
1) Visita al Santuario con la recitación de un Padrenuestro y un Credo
2) Confesión sacramental y Santa Comunión
3) Rezar según las intenciones del Sumo Pontífice.

Los peregrinos pueden obtener la indulgencia todos los días del año.  

Virgen de los Ángeles, que desde hace siglos has puesto tu trono de misericordia en la Porciúncula, escucha la oración de tus hijos que confiados recurren a Ti. Desde este lugar verdaderamente santo y habitado por Dios, especialmente amado por el corazón de San Francisco, has llamado siempre a todos los hombres al Amor. Tus ojos, llenos de ternura, nos aseguran una continua y materna asistencia y prometen ayuda divina a cuantos se postran a los pies de tu trono o desde lejos se dirigen a Ti, llamándote en su socorro. Tú eres nuestra dulce Reina y nuestra esperanza. ¡Oh Reina de los Ángeles, obtennos, por la oración san Francisco, el perdón de nuestras culpas, ayuda a nuestra débil voluntad para que permanezcamos lejos del pecado y de la indiferencia, para ser dignos de llamarte siempre Madre nuestra. Bendice nuestras casas, nuestro trabajo, nuestro descanso, dándonos aquella paz serena que se saborea entre los viejos muros de la Porciúncula, donde el odio, la culpa, el llanto, por el Amor reencontrado, se transforman en canto de alegría, como el canto de tus Ángeles y del Seráfico Francisco. Ayuda a quien está desamparado y a quien no tiene pan, a aquellos que están en peligro o en tentación, en la tristeza o en la desolación, en la enfermedad o en la hora de la muerte.

 

Bendícenos como a hijos amados tuyos, y con nosotros te rogamos que bendigas, con el mismo gesto materno, a los inocentes y a los culpables, a los fieles y a los extraviados, a los creyentes y a los que están en la duda. Bendice a toda la Humanidad, para que los hombres, reconociéndose hijos de Dios e hijos tuyos, encuentren, en el Amor, la verdadera Paz y el verdadero Bien. Amén.


  • 7 Domingos de San Jose
  • ORACIONES DE SAN JOSE
  • Santoral Enero
  • Santoral Febrero
  • Santoral Marzo
  • Santoral Abril
  • Santoral Mayo
  • Santoral Junio
  • Santoral Julio
  • Santoral Agosto
  • Santoral Septiembre
  • Santoral Octubre
  • Santoral Noviembre
  • Santoral Diciembre
  • Trisagio a la Divina Providencia
  • Novena San Benito
  • Novena Santa Marta y Oraciones
  • Novena Señora Santa Ana
  • Novena Divino Niño
  • Novena San Judas Tadeo
  • Novena San Martin de Porres
  • Novena Almas del Purgatorio
  • Novena San Jose
  • Novena Padre Pio
  • Novena San Fco de Asis
  • Novena San Antonio de Padua
  • Novena Santa Rita de Casia
  • Novena San Cayetano
  • Novena Santo Cura de Ars
  • Novena Santa Filomena
  • Novena Santa Monica
  • Novena Santa Lucia
  • Novena de Navidad
  • Exaltación de la Santa Cruz
  • San Miguel Arcángel
  • San Gabriel Arcángel
  • San Rafael Arcángel
  • Ángeles Custodios
  • Oraciones Varias Santos


Lecturas del Martes de la 14ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura :

Lectura de la profecía de Oseas (8,4-7.11.13)

 

Salmo :

Sal 113B,3-4.5-6.7ab-8.9-10

 

Evangelio :

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,32-38)

Flag Counter
Contador de visitas y estadísticas
Gracias por tu visita

Hora actual en
Santiago, Chile

Desde 16 oct 2011

Free counters!

BceP Incluir oración/solicitar Gadget
Aviso legal | Política de privacidad | Política de cookies | Mapa del sitio
© 2011-2026 RMCO en Chile
Inicia sesión Salir | Editar
  • Inicio
  • Salas de Oración
  • Oraciones en Vivo
  • Cons. al Inm. Corazón de María
    • Día 1-
    • Día 2 -
    • Día 3-
    • Día 4-
    • Día 5-
    • Día 6-
    • Día 7-
    • Día 8-
    • Día 9-
    • Día 10-
    • Día 11-
    • Día 12-
    • Día 13-
    • Día 14-
    • Día 15-
    • Día 16-
    • Día 17-
    • Día 18-
    • Día 19-
    • Día 20-
    • Día 21-
    • Día 22-
    • Día 23-
    • Día 24-
    • Día 25-
    • Día 26-
    • Día 27-
    • Día 28-
    • Día 29-
    • Día 30-
    • Día 31-
    • Día 32-
    • Día 33-
    • Consagración
  • Mariología
    • Mes de Mayo
      • Día 1
      • Día 2
      • Día 3
      • Día 4
      • Día 5
      • Día 6
      • Día 7
      • Día 8
      • Día 9
      • Día 10
      • Día 11
      • Día 12
      • Día 13
      • Día 14
      • Día 15
      • Día 16
      • Día 17
      • Día 18
      • Día 19
      • Día 20
      • Día 21
      • Día 22
      • Día 23
      • Día 24
      • Día 25
      • Día 26
      • Día 27
      • Día 28
      • Día 29
      • Día 30
      • Dia 31
    • Mes de María Chile
      • Día 1
      • Día 2
      • Día 3
      • Día 4
      • Dia 5
      • Día 6
      • Día 7
      • Día 8
      • Día 9
      • Día 10
      • Día 11
      • Día 12
      • Día 13
      • Día 14
      • Día 15
      • Día 16
      • Día 17
      • Día 18
      • Día 19
      • Día 20
      • Día 21
      • Día 22
      • Día 23
      • Día 24
      • Día 25
      • Día 26
      • Día 27
      • Día 28
      • Día 29
      • Día 30
      • Día 31
      • Día 32
      • Día 33
      • Día 34
      • Día 35
      • Triduo
      • Inmaculada Concepción
    • Novena Fatima
    • Novena Rosa Mística y Oraciones
    • Novena Virgen del Carmen
    • 33 Meditaciones de MPS
    • Novena de Maria Perpetuo Socorro
    • Novena Virgen Lourdes
    • Novena Medalla Milagrosa
    • Novena a Nuestra Señora de los Dolores
    • Novena Asunción Virgen Maria
    • Novena a la Virgen del Rosario
    • Novena Inmaculada Concepción
    • Novena Virgen de Guadalupe
    • Novena de Maria Auxiliadora
    • Novena Virgen Desatanudos
    • Novena Virgen Niña
    • Novena Dulce Nombre de Maria
    • Oraciones Marianas
    • Mes de Maria
  • Oraciones Varias
    • Enero
    • Febrero
    • Marzo
    • Abril
    • Mayo
    • Junio
    • Julio
    • Agosto
    • Septiembre
    • Octubre
    • Noviembre
    • Diciembre
    • Oraciones varias
  • Promesas, Beneficios y Bendiciones S.R
    • Promesas del Santo Rosario
    • Beneficios del Santo Rosario
    • Bendiciones del Santo Rosario
  • Nueva página
  • Cuaresma
    • Miercoles de ceniza
    • Jueves después de ceniza
    • Viernes después de ceniza
    • Sábado después de ceniza
    • PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
    • Primer Lunes de Cuaresma
    • Primer Martes de Cuaresma
    • Primer Miercoles de Cuaresma
    • Primer Jueves de Cuaresma
    • Primer Viernes de Cuaresma
    • Primer Sábado de Cuaresma
    • SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
    • Segundo Lunes de Cuaresma
    • Segundo Martes de Cuaresma
    • Segundo Miércoles de Cuaresma
    • Segundo Jueves de Cuaresma
    • Segundo Viernes de Cuaresma
    • Segundo Sabado de Cuaresma
    • TERCER DOMINGO DE CUARESMA
    • Tercer Lunes de Cuaresma
    • Tercer Martes de Cuaresma
    • Tercer Miércoles de Cuaresma
    • Tercer Jueves de Cuaresma
    • Tercer Viernes de Cuaresma
    • Tercer Sábado de Cuaresma
    • CUARTO DOMINGO DE CUARESMA
    • Cuarto Lunes de Cuaresma
    • Cuarto Martes de Cuaresma
    • Cuarto Miércoles de Cuaresma
    • Cuarto Jueves de Cuaresma
    • Cuarto Viernes de Cuaresma
    • Cuarto Sábado de Cuaresma
    • QUINTO DOMINGO DE CUARESMA
    • Quinto Lunes de Cuaresma
    • Quinto Martes de Cuaresma
    • Quinto Miercoles de Cuaresma
    • Quinto Jueves de Cuaresma
    • Viernes de Dolores
    • Sábado de Dolores
    • DOMINGO DE RAMOS
    • Lunes Santo
    • Martes Santo
    • Miércoles Santo
    • Jueves Santo
    • Viernes Santo
    • Sábado de Gloria
    • DOMINGO DE RESURECCION
    • OCTAVA DE PASCUA
  • Adviento
    • Dia 1
    • Dia 2
    • Dia 3
    • Día 1 Domingo de Adviento
    • Día 2 Lunes
    • Día 3 Martes
    • Día 4 Miercoles
    • Día 5 Jueves
    • Día 6 Viernes
    • Día 7 Sábado
    • Dia 8 -2 -Domingo de Adviento
    • Día 9 Lunes
    • Día 10 Martes
    • Día 11 Miercoles
    • Día 12 Jueves
    • Día 13 Viernes
    • Día 14 Sabado
    • Día 15- 3 -Domingo de Adviento
    • Día 16 Lunes
    • Día 17 Martes
    • Día 18 Miércoles
    • Día 19 Jueves
    • Día 20 Viernes
    • Día 21 Sabado
    • Día 22 - 4- Domingo de Adviento
    • Día 23 Lunes
    • Día 24 Martes
    • Día 25 Miercoles
    • Día 26 Jueves
    • Día 27 Viernes
    • Día 28 Sabado
    • 5 Domingo de Adviento
    • Día 29
    • Día 30
    • Dia 31
    • ORACIONES
    • Octava de Pascua
  • Reflexiones al Sagrado Corazón
    • Día 1
    • Día 2
    • Día 3
    • Día 4
    • Día 5
    • Día 6
    • Día 7
    • Día 8
    • Día 9
    • Día 10
    • Día 11
    • Día 12
    • Día 13
    • Día 14
    • Día 15
    • Día 16
    • Día 17
    • Día 18
    • Día 19
    • Día 20
    • Día 21
    • Día 22
    • Día 23
    • Día 24
    • Día 25
    • Día 26
    • Día 27
    • Día 28
    • Día 29
    • Día 30
    • ORACIONES
  • Programación
  • Lecturas Diarias
  • Santoral del Día
    • 7 Domingos de San Jose
    • ORACIONES DE SAN JOSE
    • Santoral Enero
    • Santoral Febrero
    • Santoral Marzo
    • Santoral Abril
    • Santoral Mayo
    • Santoral Junio
    • Santoral Julio
    • Santoral Agosto
    • Santoral Septiembre
    • Santoral Octubre
    • Santoral Noviembre
    • Santoral Diciembre
    • Trisagio a la Divina Providencia
    • Novena San Benito
    • Novena Santa Marta y Oraciones
    • Novena Señora Santa Ana
    • Novena Divino Niño
    • Novena San Judas Tadeo
    • Novena San Martin de Porres
    • Novena Almas del Purgatorio
    • Novena San Jose
    • Novena Padre Pio
    • Novena San Fco de Asis
    • Novena San Antonio de Padua
    • Novena Santa Rita de Casia
    • Novena San Cayetano
    • Novena Santo Cura de Ars
    • Novena Santa Filomena
    • Novena Santa Monica
    • Novena Santa Lucia
    • Novena de Navidad
    • Exaltación de la Santa Cruz
    • San Miguel Arcángel
    • San Gabriel Arcángel
    • San Rafael Arcángel
    • Ángeles Custodios
    • Oraciones Varias Santos
  • Tiempo Litúrgico
    • Caminata de la Encarnación
    • Oraciones a la Divina Providencia
    • 40 Ave Marias las Benditas
    • Almas del Purgatorio
  • Reflexiones
  • Peticiones
  • Noticias
  • Rosario Viviente ULRA
    • Pequeño Manual del Rosario Viviente
    • Sacramentales
    • Casas Misioneras
  • Testimonios
  • Contacto RMCO
  • Hugo Jorquera Director
  • Adoración Eucarística
  • Espiritu Santo
    • Decenario
    • Dones del Espiritu Santo
    • Novena al Espíritu Santo
    • Frutos del Espíritu Santo
    • Carismas
    • Virtudes o Dones
    • Oraciones
Cerrar