¡Ángel de Dios que eres mi custodio, tu que eres un ser espiritual dotado de inteligencia y sabiduría, que tienes la misión de cuidar y velar por mi vida, que tienes la misión de alejarme del mal y llevarme siempre hacia el bien, te doy gracias porque me ayudas a caminar como un hijo de Dios, el que me ha dado la vida! ¡Por eso te pido, ángel custodio, que me alejes siempre del mal, que me separes de las tentaciones del demonio, que me instruyas en el camino del bien! ¡Ángel de la guarda, abro mi corazón de par en par para me muestres con claridad cuales deben ser los pasos que debo dar hacia la santidad, qué señales debo seguir para ir hacia el cielo prometido! ¡Vela siempre por mi, ángel custodio, para que mi vida sea testimonio de la verdad, luz que ilumina los caminos de los míos, para que mi corazón sea siempre capaz de sentir la presencia de Dios y cumplir su voluntad! ¡Auxíliame, siempre, ángel custodio, en los momentos de dificultad! ¡Ángel de la guarda, tu eres el ángel de la verdad de Dios, por eso te pido que me instruyas en el camino hacia la verdad, para que siempre ande viviendo por la verdad y en la verdad, no dejes que me aleje de ella! ¡Y puesto que Dios te me ha entregado para que me custodies con amorosa piedad alúmbrame, guárdame, rígeme y gobiérname, amén!
Meditación
Los ángeles nos acompañan en adoración. Son ministros del Señor, infinitamente bueno. Es voluntad de Dios que nos ayuden a adorarle.
Los ángeles presiden las reuniones del culto cristiano, como se ve por las oraciones de la Iglesia. La liturgia es una participación de la que celebran los ángeles en el Cielo. Unámonos a ellos con reverencia para alabar a Dios. Su ministerio consiste en inspirarnos con fe y amor a que realicemos dignamente nuestra adoración. Nos preparamos internamente para recibir los Sacramentos, pues la Iglesia los invoca en nuestra ayuda.
Los ángeles nos ayudan contra el mal. Ellos nos ayudan en la lucha contra el diablo. El Nuevo Testamento nos pide que tengamos fe en Dios, fe en Cristo, y que usemos las armas de Dios. Dios envió sus ángeles para darnos la ayuda que necesitamos contra el mal. Este es su misterio en la obra de nuestra salvación, continuando la batalla una vez comenzada contra Lucifer y sus ángeles rebeldes.
Nos inspiran pensamientos contra las insinuaciones diabólicas y nos invitan a que acudamos a Dios en oración. Solo en el Cielo conoceremos lo mucho que realmente nos han ayudado en la lucha contra el diablo.
Los ángeles anhelan nuestra salvación. Con los ángeles participamos de la vida divina, y somos como ellos criaturas de Dios en Cristo Jesús. Por eso, ellos anhelan nuestra salvación; que juntos con ellos glorifiquemos a Dios y disfrutemos viendo su gloria.
Con gozo los ángeles aceptan las misiones que Dios los encomienda para nuestra santificación. Vencedores de los demonios, los ángeles nos protegen contra los enemigos del alma. Haríamos bien pidiéndoles que nos asistan para rechazar las tentaciones del Malo.
Los ángeles, además, presentan nuestras oraciones ante Dios acompañando con sus plegarias nuestras peticiones. Nos conviene, pues, encomendarnos a ellos especialmente en los momentos difíciles y sobre todo en la hora de la muerte, para que nos defiendan de los ataques del enemigo y lleven nuestras almas al Cielo.
Tenemos Ángel de la Guarda. Hay algunos ángeles con misión de cuidar de las almas en particular. Se les llaman Angeles de la Guarda. Es doctrina tradicional de los primeros escritores de la Iglesia, basada en textos de la Sagrada Escritura y fundada sobre razones sólidas. Lo prueba el hecho de haber establecido la fiesta en honor de los Angeles de la Guarda.
El Creador no abandona las criaturas a que dio existencia; les proporciona cuanto necesiten para lograr su perfección natural. Cristo murió por todos y para todos mereció los medios de salvación. La asistencia de los ángeles es parte del plan de Dios para salvar a todas las gentes.
Los ángeles también oran por nosotros. En las vidas de los santos observamos que se comunican frecuentemente con los ángeles. Comunicación fundada en la sencilla fe de que espíritus invisibles a quienes el amor induce a orar por las personas en particular y por las comunidades ante el torno de Dios.
Los ángeles ayudan ante todo en el campo espiritual y sobrenatural. Esto lleva consigo su solicitud por las necesidades corporales en la medida en que éstas se relacionan con la salvación y santificación.
Debemos amar y venerar al propio Angel de la Guarda, por que él nos mantiene en comunicación con el Cielo. Ha sido siempre y continúa siendo nuestro devoto amigo, dispuesto en todo momento a ayudarnos en nuestro camino del Cielo.
Honrando a nuestro Angel de la Guarda, honramos a Dios al mismo tiempo, pues lo representan en la tierra. Es gran honor tener por amigo a criatura tan bella y leal a Dios.
La Palabra de Dios
He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado.
Pórtate bien en su presencia y escucha su voz; no le seas rebelde, que no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. Ex 23, 20-21
Que Él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos.
Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie; Sal 91, 11-12
«Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. Mt 18, 10
Oraciones
Oración propia de la novena
San Miguel Arcángel Padre Celestial, Creador de cielo y tierra, te alabo y te doy gracias porque, además de crear el mundo visible, has creado los cielos y los innumerables espíritus. Los creaste con todo esplendor, dotados de poder y de entendimiento, y dándoles en abundancia las riquezas de tu gracia.
Te alabo y te doy gracias por haber derramado estas bendiciones sobre los ángeles buenos, en especial sobre mi Angel de la Guarda, y por haberles premiado con la gloria eterna cuando pasaron el tiempo de prueba. Ahora rodean tu trono para siempre jubilosos: Santo, santo, santo, ¡ Señor Dios de los ejércitos! El cielo y la tierra están llenos de tu gloria. ¡Hosanna en las alturas!
Hijo eterno de Dios, te rindo honor como al Rey de los ángeles. Tú mismo te has dignado nombrarte y actuar como ellos viviendo entre nosotros, como Angel y Mensajero de Dios. Fuiste el compañero fiel y el constante guía del pueblo escogido. Por tu encarnación viniste a ser el embajador de nuestro Padre celestial y el Mensajero del gran decreto de la Redención.
Para tu mayor gloria, amable Rey de los ángeles, deseo alabar y honrar a tus servidores, los santos ángeles, en especial a mi Angel de la Guarda. En unión de los santos ángeles te adoro y reverencio como mi Salvador y mi Dios.
Espíritu Santo, divino Artista, Dedo de la mano de Dios, con tu poder y amor creaste los ejercito de los ángeles para adorar y servir a Dios. Lo cumplen con fidelidad constante y pronta obediencia. Con amor ferviente y santo celo ejecutan tus órdenes. Divino Espíritu, Tú nos creaste también a semejanza tuya y nos convertiste en templos vivos de nuestras almas.
Te doy gracias por habernos dado tus santos ángeles, que nos ayudan, protegen y guían para que perseveremos en tu gracia durante el viaje de la vida y lleguemos salvos a nuestro hogar del Cielo. Ayúdame a escuchar atentamente sus órdenes para cumplir perfectamente tu santa voluntad y hallar al mismo tiempo felicidad en esta vida y en la venidera.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en honor de los santos ángeles te pido que, si es tu voluntad, me concedas esta gracia particular (mencione el favor que desea)
Oración a los ángeles
Angeles y Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Principados y Poderes. Virtudes de los Cielos, Querubines y Serafines alaben al Señor por siempre.
Alaben al Señor todos sus ejércitos, siervos que cumplen su voluntad.
Santo Angel que confortaste a Jesucristo, nuestro Señor, ven y confórtanos a nosotros también. ¡Ven no tardes!
Oración a nuestro Angel de la Guarda
Angel de la GuardaQuerido Angel de la Guarda, por la misericordia de Dios me has sido dado para que seas fiel compañero de mi destierro en este mundo. Te honro y amo como amigo devoto a quien Dios ha encomendado el cuidado de mi alma inmortal. Te doy gracias de todo corazón por tu amor y constante cuidado de mí.
Queridísimo amigo-Angel, te pido me guardes y protejas a mí, pobre pecador. Guíame por el camino de la vida. Amonéstame contra cualquier ocasión de pecado, llena mi alma de saludables pensamientos y decidido ánimo de practicar la virtud. Intercede para que yo participe de tu ardiente celo en el servicio de Dios y con devoción ame su divina voluntad.
Perdóname querido ángel por haber menospreciado con tanta frecuencia tus consejos y no haber hecho caso de tus consejos y no haber hecho de tus inspiraciones. Procuraré en lo futuro obedecerte con decisión y fidelidad. Tú sabes lo que vale mi alma a los ojos de Dios. No me permitas olvidar que fue redimida por la preciosa Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Que ninguna mancha de pecado desfigure la belleza de mi alma, ningún mal pensamiento o acción me prive de la dignidad de hijo de Dios. No permitas que sirva de escándalo, ni sea ocasión de pecado para otros destruyendo así la obra que Cristo ha realizado en sus almas con su dolorosísima Pasión y Muerte.
Querido Angel Guardián, haz que yo disfrute de tu protección en este peligroso comino de la vida hasta alcanzar mi eterno hogar en el Cielo donde, en unión contigo y los demás Angeles y Santos, alabe para siempre la misericordia que Dios tiene conmigo. Amén.
Oración final
Angeles adorando al Niño Jesús en brazos de María¡Oh Dios! Por tu providencia te has complacido en mandar tus santos ángeles para que nos protejan, nos defiendan siempre, nos custodien y disfrutemos de su compañía.
¡Señor! Te suplicamos visites nuestro hogar y alejes todas las asechanzas del enemigo. Que tus santos ángeles habiten nuestra casa y nos custodien en paz. Tu bendición siempre nos acompañe.
¡Todopoderoso y eterno Dios! En tu amable providencia has designado a todos desde el día de su nacimiento un ángel particular para que sea Guardián de su cuerpo y alma. Concédeme amar y honrar al mío de tal modo que, protegido por sus gracias, y con su ayuda, merezca contemplarte en su compañía y la de todos los ejércitos celestiales, la gloria de tu rostro en el Reino celestial. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Gracias te doy, ángel de la guarda, por tu cuidado vigilante perenne. Ven y protégeme siempre de las trampas del demonio
Un ángel de la guarda es un ángel que está asignado para proteger y guiar a una persona en particular, grupo, reino o país.
La creencia en los ángeles de la guarda se puede rastrear a través de toda la antigüedad. El concepto de los ángeles y su jerarquía se desarrolló extensamente en el cristianismo en el siglo V por San Dionisio el Areopagita
Dios quiere la salvación de todos los hombres. Y todos los hombres necesitan y reciben la gracia suficiente para salvarse y además pueden contar con la asistencia divina de estos seres en todo momento
Los Santos Ángeles de la guarda tienen el poder de ayudarnos a hacer una buena meditación. Dada que nuestra imaginación es, en nuestros sentidos, un poco limitada y muy interior a la de los ángeles, ellos pueden colocar imágenes sagradas en nuestra mente, sobre todo si le pedimos su ayuda.
Si los demonios pueden colocar imágenes impuras en la imaginación de alguien, en sus intentos de atraernos a la inmundicia del pecado consentido, entonces los ángeles buenos pueden colocar imágenes sagradas en la mente para movernos a los actos de amor.
Del mismo modo, los ángeles buenos pueden evitar que los demonios asalten a nuestra imaginación protegiendo nuestras mentes si con fe se lo pedimos.
Eenseñanza que nos dejan los Ángeles Custodios
Los Ángeles nos enseñan 3 grandes cosas:
A glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.
A cumplir a fidelidad y con prontitud todas las órdenes que reciben del Señor. A cumplir con la voluntad de Dios sin discutir sus órdenes ni aplazando el cumplimiento de éstas
A servir al prójimo. Están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan a lo largo de la vida. Esto nos debe animar a servir generosamente a nuestros hermanos y a compartir con ellos penas y alegrías y los dones que nos ha dado Dios.
San Bernardo y el Ángel de la Guarda
En el año 1010, San Bernardo hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases:
"Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar).
Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan)"
San Juan Bosco y los Ángeles
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel de la Guarda
Don bosco contó la historia de dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado.
Ese obrero exclamó:
"Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más".
Oración al Ángel de la guarda
Ángel de la guarda de mi alma, a quien Dios me envió como compañero en la tierra, protégeme de las trampas del maligno, y ayúdame a caminar siempre como hijo de Dios, mi Creador.
Ángel custodio de mi alma, cuyo conocimiento perfecto sirve lo que es verdadero, líbrame de engaños y tentaciones. Ayúdame a conocer la verdad, y siempre a vivir en ella.
Ángel custodio de mi alma, que alabas a Jesucristo, el único Hijo de Dios, que sacrificó su vida por amor a nosotros, ven y sé mi sostén a medida que aprendo los caminos del amor divino, de la generosidad del sacrificio, de la mansedumbre y la humildad de corazón.
Gracias te doy, mi amigo celestial, por tu cuidado vigilante perenne. En el momento de mi muerte, llévame al cielo, donde el único y verdadero Dios, que es la luz, la verdad y el amor, vive y reina por los siglos de los siglos. Amen
Funciones de los Angeles Custodios de cada Ser Humano
Las palabras del Señor al Pueblo Escogido las usa la Iglesia en la Liturgia de la Fiesta de los Santos Angeles Custodios: "Voy a enviarte un Angel por delante para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que te he preparado ..." (Ex.23, 20).
"Te lleve al lugar que te he preparado". Esta es la misión más importante y el deseo mayor de nuestro Angel de la Guarda: la de guiarnos al Cielo, al lugar que nuestro Padre Dios nos tiene preparado, que ya ellos conocen y poseen en plenitud, mientras también nos acompañan durante nuestra vida terrena. Así que el ayudarnos en nuestra salvación es la función más importante de nuestro Angel Custodio.
. "Te cuide en el camino" denota "Protección". Los Angeles de la Guarda nos defienden y protegen de las seducciones del Demonio, nos ayudan en las tentaciones e interceden por nosotros ante Dios en esos momentos. Nos mueven a hacer el bien y evitar el mal; nos mueven a cumplir la Voluntad de Dios. Es decir, hacen el trabajo contrario a los demonios.
Esta protección también es física. Recordar a Daniel en la cueva de los leones (Dn.6, 23), los tres jóvenes en el horno (Dn. 3, 49) y San Pedro en la prisión (Hech.12, 7).
Esta amplia protección asignada a los Angeles Custodios puede verse clara en el Salmo 90, en el cual leemos que el Señor ha ordenado a sus Angeles guardarnos en todos nuestros caminos y llevarnos en sus manos para que no tropiecen nuestros pies contra las piedras.
. Nuestros Angeles de la Guarda oran por nosotros y con nosotros. San Rafael Arcángel ofrecía las oraciones de Tobías (cfr. Tob.12, 12). El Angel del Apocalipsis ofrece las oraciones de todos los santos (Ap. 8, 3-4). No es que el Señor no oiga nuestras oraciones, sino que los Angeles unen sus oraciones a las nuestras para hacerlas más aceptables a Dios. Dice Sto. Tomás de Aquino: "nuestro Angel de la Guarda participa en todos los beneficios que recibimos de Dios, porque él nos ayuda a obtenerlos".
Dentro de su función de orar con nosotros, como los Angeles Custodios alaban a Dios incesantemente, ellos desean y nos mueven a nosotros, sus protegidos, a unirnos a ellos en la oración vocal más elevada que hay, la de alabanza a nuestro Dios y Creador. Es por ello que el Arcángel Rafael, antes de revelar su verdadera identidad y despedirse de Tobías y Sara, les instruye así: "Bendigan siempre al Señor ... A El deben bendecir y cantar todos los días ... Bendigan ahora y den gracias al Señor" (cfr. Tob. 12, 16-21).
. Es en la hora de la muerte cuando el Angel de la Guarda muestra mayor celo. Esta creencia cristiana de que el alma es acompañada por su Angel al Tribunal de Dios se basa en las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: "Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los Angeles al seno de Abraham" (Lc. 16,22). Pero así también el Angel de la Guarda acompañará al alma al lugar preparado para ella desde toda la eternidad, donde juntos podrán gozar de la Visión Beatífica y entonar el incesante cántico de alabanzas y gracias al Dios Uno y Trino, Señor de Cielos y Tierra.
No es un secreto que el mundo cada vez es un lugar más peligroso y que cuando los hijos, sobre todo los niños, salen de casa, empiezan las preocupaciones por lo que les podría suceder.
Sin embargo, como padres no debemos olvidar que los hijos tienen ángeles de la guarda, brindados por Dios; y por tanto podemos rezar a ellos usando la mediación de nuestro ángel guardián, e invocar su poder protector sobre nuestros niños.
Cuando no podemos estar físicamente ahí donde están nuestros niños, es más apropiado recurrir en la oración a quienes sí pueden protegerlos.
“Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. ‘Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ (San Basilio Magno). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios”, afirma el Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 336.
Por ello, a continuación te brindamos la “Oración de una madre a los ángeles de la guarda de sus hijos”:
Humildemente los saludo,
¡fieles amigos celestiales de mis hijos!
Les doy gracias de todo corazón
por todo el amor y la bondad que les muestran.
En algún día futuro lo haré,
con un agradecimiento más digno
del que ahora se puede dar,
ante la corte celestial entera
reconociendo mi deuda
para con su guía y protector.
Sigan velando sobre ellos.
Provean todas sus necesidades de cuerpo y alma.
Oren, del mismo modo, por mí,
por mi esposo y mi familia entera,
para que sea todo el día
un regocijo en su bendita compañía.
Amen.
Ángel de Dios
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina
me ha encomendado a ti,
ilumíname, guárdame, defiéndeme
y gobiérname.
Amén.
Ángel de mi Guarda
Ángel de mi Guarda, dulce compañía,
no me desampares ni de noche ni de día.
No me dejes solo que me perdería.
Ni vivir, ni morir en pecado mortal.
Jesús en la vida, Jesús en la muerte,
Jesús para siempre.
Amén Jesús.
Himno (laudes)
Cantemos hoy a los ángeles,
Custodios nuestros hermanos,
Que velan por los humanos
Y van de su bien en pos.
Ven siempre la faz del Padre,
Él los ampara benigno,
Y luchan contra el maligno
En las batallas de Dios.
¡Oh espíritus inmortales!
Tenéis por reina a María,
Sois su vital letanía,
Su enamorada legión.
Por vuestro medios nos llegan
Dones y gracias del cielo,
La fe, la luz, el consuelo,
La paz y la inspiración.
Terribles como un ejército
Bien ordenado en batalla,
Vuestra asistencia no falla
Contra la insidia infernal.
Silentes guardas y amigos,
De nuestra noche luceros,
Seréis nuestros compañeros
En la patria celestial.
La gloria a Dios que ha creado
Ejército tan prolijo:
Que adore sumiso al Hijo,
Su rey y su plenitud,
Y que al Espíritu Santo,
Terrenos y celestiales,
Le rindan universales
Tributos de gratitud. Amén
Himno (vísperas)
Ángeles de la gloria y del servicio,
Que vivís junto a la fuente de la vida,
La santidad de Dios es vuestra estancia
Y su divina faz es vuestra dicha.
Ángeles servidores de la paz
En Belén junto al Hijo de María,
Ángeles que rendís adoración
En el desierto al vencedor Mesías,
Jóvenes de celestes vestiduras
Para anunciar en Pascua la noticia,
La Iglesia reconoce vuestros pasos
Y da gracias al Padre que os envía.
Ángeles invisibles y callados,
Vuestra gracia supera fantasía;
Sois gozo de la excelsa Trinidad
Y ayuda de la Iglesia peregrina.
Honor y majestad a Jesucristo,
Cuyo rostro los ángeles ansían;
Honor y gratitud al Unigénito,
Al que nos dio su honor con su venida. Amén
Oración
. Dios, Padre misericordioso, que, en tu providencia inefable, te has dignado enviar, para nuestra guarda, a tus santos ángeles, concede a quienes te suplican ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-
Santos Ángeles Custodios
La fiesta del 29 de septiembre (fiesta de los arcángeles San Miguel, San Gabriel, San Rafael) nos asociaba a los ángeles en aquello que es lo fundamental de su vocación. Pero la Memoria de los Ángeles Custodios nos trae también el recuerdo de otra función de los ángeles: la de mantener cerca de los hombres una presencia fraternal.-
En efecto: «Dios, en su Providencia amorosa, se ha dignado enviar para nuestra custodia a sus santos ángeles». El Antiguo Testamento evoca con frecuencia la intervención de algún ángel para guiar a los patriarcas en sus peregrinaciones o para proteger al pueblo de Dios cuando éste entra en la tierra de Canaán;
y el Salmo 90 nos hace cantar: "A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en sus caminos. Te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra".-
También Jesús hablaría de esa asistencia, de los ángeles. Al recordar la dignidad de los niños, declara: «Sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial». Por consiguiente, apoyándonos en sus propias palabras, le pedimos al Señor que nos veamos «Siempre defendidos por la protección de los ángeles Y gocemos eternamente de su compañía».«Dios te enviará a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos», dice el salmo 91.-
Antes, a los niños, después de enseñarles a rezar a Dios y a la Virgen María, se les enseñaba a invocar todas las noches al ángel de la Guarda, hermano mayor espiritual, compañero aventajado por la visión de Dios, tutor, guía, centinela, escudo, discretísimo e invisible maestro en los peligros cotidianos, aliento, aguijón, consejo, confidencia.-
Y esa figura angélica - venerada en la Iglesia por lo menos desde hace quince siglos -, acoplada a nuestra debilidad como un plus sobrenatural de sostén y ayuda, aunque hoy se quiera relegar a la nursery, junto con mitos vigorosos y consoladores de hadas y enanos buenos, sigue siendo un punto de la fe para chicos y grandes.-
Delegados celestiales junto a nosotros, para creer en los custodios se necesita la fe que hace niños; nos los imaginamos etimológicamente como mensajeros de Dios, radiantes y halados, con una hermosura que no es de este mundo, incondicionales del alma, dulces e inflexibles como un amigo que nos quiere bien, soplando, como apuntadores a lo divino, las inspiraciones más altas.-
«Fuerte compañía - el poeta enmendaba la jaculatoria popular - que no nos desampara ni de día ni de noche, atentos a cada segundo, porque todos son preciosos, de nuestra titubeante existencia, interviniendo en ella con misteriosos aletazos que nos desconciertan. Y sabiendo que al fin nos va a presentar ante el Señor con la serena sonrisa del trabajo bien hecho (y en silencio) para que podamos llegar de su mano a la Ciudad de la Luz.-
La existencia de los ángeles es un dogma de fe, y la existencia de ángeles de la guarda se desprende de la Santa Escritura y la tradición
¿Cada ser humano tiene un Ángel de la Guarda? Sí, todo ser humano, todo el que es, o será, desde el mismo momento de su concepción, tiene un ángel de la guarda asignado. La existencia de los ángeles es un dogma de fe, y la existencia de ángeles de la guarda se desprende de la Santa Escritura y la tradición.
Santo Tomás, en su Suma Teológica, afirma que todo hombre recibe un ángel de la guarda
¿Por qué se da a cada persona un Ángel de la guarda?
Porque Dios quiere la salvación de todos los hombres. Y todos los hombres necesitan y recibir la gracia suficiente para salvarse. El ángel de la guarda no puede forzar la confianza para que coopere con la gracia, de otra manera la persona no actuaría por libre albedrío en su voluntad.
EL Ángel de la guarda actúa como un canal de gracia, quien trabaja en conjunto con los designios providenciales de Dios , llevando a la persona que está protegiendo a tener contacto con la gracia y ser así un buen católico, religioso y laico, un buen maestro, que tenga amables y buenas palabras y sea ejemplo para los demás.
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el primer día:
El odio al pecado
Oh Poderoso Ángel de mi guarda, tú que eres mi custodio, Yo te imploro, por el odio y aborrecimiento que tú tienes al pecado, porque ofende mucho al Padre Dios, a quien amas con un amor puro y perfecto, que me concedas la gracia que yo también pueda tener un dolor sincero y duradero por mis pecados y un odio implacable contra todo pecado y todo acto de maldad, cualquiera que sea, de manera que yo nunca pueda ofender más a mi Dios, hasta el último momento de mi vida. Amén.
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Los Ángeles de la guarda tienen el poder de ayudar a nuestra imaginación en la oración y la meditación. No dudes en pedirle ayuda
Los Ángeles Custodios, o ángeles de la guarda son seres puros y llenos de la luz divina del Creador. Ellos pueden ayudarnos y guiarnos a encontrar caminos que nos conduzcan hacia la paz y la felicidad de Dios
Los Ángeles de la guarda también tienen el poder de ayudar a nuestra imaginación en la oración y la meditación . Dado que la imaginación es uno de nuestros sentidos interiores, el ángel en realidad puede colocar imágenes santas en nuestra mente, especialmente si pedimos su sistencia divina.
Si los demonios pueden colocar imágenes impuras en la imaginación de una persona, en sus intentos por hacerle pecar con el consentimiento deliberado en el pensamiento, del mismo modo los Ángeles de la Guarda pueden colocar imágenes santas en la mente que nos muevan a los actos de amor y de virtudes.
Así entonces, los Ángeles de la Guarda pueden prevenirnos de los demonios que intentan agredir a nuestra imaginación, protegiendo nuestra mente con imágenes puras y buenos deseos y pensamientos.
Invoca siempre y en todo momento a tu Ángel de la Guarda para que te libre de los malos pensamientos. Pídele su asistencia y apoyo ante las tentaciones
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el segundo día:
La perfección cristiana
Oh poderoso espíritu de pureza, Ángel de la guarda mío, te suplico, por esa suprema felicidad de la que tú disfrutas al ver el rostro perfecto de Dios sin velo alguno, incluso mientras me miras a mí, pecador y lleno de imperfecciones, alcánzame la gracia de caminar sin cesar bajo la presencia poderosa de Dios, para que yo pueda vivir una fe perfecta, una vida conherente a la Palabra del Señor y ser así un perfecto cristiano hasta el último aliento de mi vida. Amén.
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Invoquemos a nuestro Ángel de la Guarda para que nos guíe en la vida y podamos convertir nuestro Corazón al Dios
La conversión de un pecador es y será siempre una gran alegría para su ángel de la guarda, de hecho, para todos los ángeles del Cielo.
Recordemos aquella parábola que nos dio Nuestro Señor sobre la mujer que perdió una de sus diez monedas, y cómo ella barría angustiada toda su casa con el fin de encontrarla. Cuando ella encontró su moneda perdida, ¡cuán grande fue su alegría!
Nuestro Señor, le da el significado profundo a esta parábola, igualando la moneda perdida a un pecador, cuya "hallazgo" es su conversión, y la alegría de la mujer es la alegría de los ángeles, quienes hacen una fiesta en Cielo por haber recuperado a aquel que se había perdido:
"Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte". (Lucas 15,10)
De este modo, debemos siempre invocar a nuestro Ángel de la Guarda para que nos ayude en nuestro camino por tener una profunda conversión . Nuestro Ángel de la Guarda siempre estará dispuesto a cumplir con esta tarea, pues su misión es la de llevarnos a la presencia de Dios
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el tercer día:
Cumplir la voluntad de Dios
Oh grandioso ejecutor perfecto de la voluntad de Dios, mi fiel Ángel de la Guarda, te ruego, por el afán vigilante y amoroso con el que tú cumples el deber de mi custodia, la cual Dios te ha confiado, alcánzame la gracia de estar siempre dipuesto y ansioso por conocer y llevar a cabo a la perfección, hasta el último momento de mi vida, todo aquello que en su voluntad Dios quiere de mí. Amén
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Los Ángeles de la Guarda poseen inteligencia y voluntad. Ellos han estado presentes desde su creación a lo largo de la historia de salvación
La creencia en los Ángeles de la guarda ha sido parte de nuestra fe desde el principio, incluso mucho antes de la época de Cristo. Los ángeles jugaron un papel en todo el Antiguo Testamento y el Nuevo.
Creados por Dios como seres espirituales, no corpóreo, los Ángeles de la Guarda poseen inteligencia y voluntad. Ellos han estado presentes desde su creación a lo largo de la historia de salvación
La palabra "Ángel" proviene de la paabra griega "angelos", que significaa: mensajero, y estos seres son mensajeros de luz que ayudan en el plan salvífico de Dios.
Cuando pensamos een los ángeles, tal vez vienen a nuestra mente los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel. Eso no nos sorprende, ya que son los únicos ángeles nombrados en la Biblia, y cada uno tiene un papel único en la historia de la salvación.
Pero también están los Ángeles de la guarda, quienes nos ayudan en la batalla del alma a través de los caminos recorridos. Aquellas personas que se enfrentan en la última hora de su vida en la batalla contra el pecado, los ángeles de la guarda son capaces de infundir imágenes sagradas o proporcionando una última ocasión de gracia a través de las exhortaciones de un buen amigo, o pariente, la enfermera o el capellán.
Después de que el alma que se les ha confiado está en la bienaventuranza eterna, es que su "trabajo" ha terminado. Después de esto, el ángel de la guarda descansa por toda la eternidad en el gozo y la presencia del Señor.
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el cuarto día:
Protección contra el enemigo malo
Oh mi adorado protector celoso de mi alma, ángel guardiánquerido, te imploro, por la misión que Dios te ha encomendado de custodiarme en todos mis caminos, así como una madre lleva en sus brazos a su hijo amado, evítame todas las ocasiones de pecado, y presérvame de todos los peligros que puedan hacer que yo ofenda a Dios, y por eso, reprime las tentaciones del enemigo infernal y mis propias pasiones, de manera que, después de haber vencido a los enemigos de mi salvación, pueda caminar con facilidad, por la gracia de Dios, en el camino de sus mandamientos, hasta el día de mi muerte. Amén
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Cada uno de nosotros, desde la concepción hasta la muerte, somos acompañados, protegidos y asistidos por un ángel de la guarda personal
|
La Iglesia enseña claramente que cada uno de nosotros, a través de nuestras vidas en la tierra, desde la concepción hasta la muerte, somos acompañados, protegidos y asistidos por un ángel de la guarda personal designado por Dios. Todo bautizado tiene un ángel de la guarda. Esto se desprende de lo que enseña San Basilio y el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica lo reiteró: "Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12;Tb 12, 12). "Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida" (San Basilio Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios." (CIC 336) Los ángeles de la guarda pueden comunicarse con nosotros y hay dos formas principales que hacen esto
. Podríamos llamar a una como la forma común, y a la otra como la forma menos común. En la forma común, los ángeles se comunican con nosotros colocando pensamientos en nuestra mente, imágenes en nuestra imaginación y sentimientos en nuestras emociones. En primer lugar, pueden poner los pensamientos en nuestra mente mediante el envío de palabras que se reciben en los sentidos interiores. En segundo lugar, ellos pueden enviarnos visiones intelectuales que comunican una verdad o iluminación para hacer tales juicios de la verdad. Por otra parte, los ángeles pueden comunicarse con nosotros dándonos consuelos espirituales. Por último, los ángeles de la guarda se comunican con nosotros haciendo cierto tipo de tensión o presión en el alma o el cuerpo. En ciertos momentos, podemos tener la fuerte sensación de que tenemos que hacer algo, o ir a alguna parte, o ayudar a alguien, o rezar por una intención especial. Muchos de nosotros, sin duda, ha experimentado este tipo de sentimiento que parecen salir de la nada, y que nos impulsa a actuar de manera decisiva con el fin de ayudar a alguien que puede estar en peligro o alguna necesidad desesperada. A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén Oración para el quinto día: Guíar e iluminar el camino al Cielo Oh mi grandioso guía fiel, Ángel querido de la guarda, te ruego, por la misión que Dios te ha confiado para que me guíes en el camino hacia el Cielo, concédeme la gracia de seguir fielmente y constantemente la luz que tú me has mostrado, señálame el mal que debo evitar, y el bien que debo hacer, y no dejes nunca, por medios de tus inspiraciones, de impulsarme en la práctica de todas las buenas virtudes, hasta el último momento de mi vida. Amén Oraciones finales Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria |
Tenemos un Ángel de la Guarda, un amigo celestial que está siempre con nosotros y quiere que confiemos en su ayuda divina
Nuestros Ángeles de la guarda están constantemente viendo la Luz divina del Creador. Ellos Poseen una inteligencia pura y una voluntad pura como ningún hombre podrá poseer jamás en esta vida.
Muchos autores espirituales sostienen que nuestro Ángel de la Guarda se protege a sí mismos cuando cometemos algún pecado, ya que ellos pueden ver el horror y el dolor que cada uno de nuestros pecados le hará a Nuestro Señor y Salvador Jesucristo y a nuestra Madre Santísima.
Esta es una razón clave para que acudamos a nuestro Ángel de la guarda para que nos ayude a mantenernos alejados, incluso, de los pecados más pequeños , para que así, podamos crecer en santidad en vez de hundirnos en la tibieza del alma y el descuido de nuestras vidas interiores
Nunca estamos solos en este mundo. Tenemos un amigo celestial que está siempre con nosotros y quiere que confiemos en su ayuda divina. Renovemos con fervor y atención nuestra dedicación y la confianza a nuestro Ángel de la guarda, dando gracias a Dios por su bondad en el envío de estos seres puros y espirituales, para que nos ayude a volver a Él a través de Su Iglesia católica.
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el sexto día:
La oración insistente y llena de fe
Querido amigo, Ángel Custodio mío, te ruego, por el gran amor que tú tienes hacia mí, tú que amas a Dios con tanto ardor, y eres testigo de lo mucho que Él me ama y lo sigue haciendo, concédeme el consuelo de orar siempre y con insistencia, de orar con el corazón y con fe, en todas mis luchas, necesidades y problemas, de modo que pueda alcanzar la misericordia del Creador, hasta el último momento de mi existenciaa. Amén
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
El Ángel de la Guarda está siempre dispuesto a ayudarnos para que tomemos conciencia de cada hecho de nuestra propia vida
Nuestro Ángel de la guarda se encuentra siempre listo para ayudarnos a tomar impulso en decir y hacer nuestras oraciones con fe y devoción. Ellos están dispuestos a ayudarnos para que evitemos el pecado y son capaces de alcanzarnos las gracias necesarias para nuestra salvación
El Ángel de la Guarda está dispuesto a ayudarnos para que tomemos conciencia de cada hecho de nuestra propia vida para que interiormente reflexionemos sobre nuestras malas acciones y por aquellas otras que hemos omitido.
Él está dispuesto a animarnos y a movernos a participar de la Santa Misa todos los días y pasar tiempo con Nuestro Amado en su presencia real, cuando nos sentimos cansados y nos faltan las ganas.
El Ángel de la Guarda también nos guía en nuestros sufrimientos, nos da fuerza y consuelo en las penas. para que tomemos esas cargas como nuestro purgatorio sobre la tierra, viviendo con espíritu de penitencia y ofreciendo y orando constantemente en reparación por nuestros pecados y los de todo el mundo.
Tu Ángel de la Guarda está siempre dispuesto a ayudarte en el camino de la santidad. ¿Se lo permitirás? ¿Dejarás que tu Ángel Custodio te asista y le confiarás cada palabra, acción y pensamiento para llevarte así a alabar por siempre al dulce y eterno Amor?
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el séptimo día:
Un celo ardiente por la salvación
Oh mi grandioso y poderoso intercesor, mi fiel Ángel de la Guarda, te ruego, por el celo que Dios te ha dado para la salvación eterna de mi alma, que me alcances la gracia de tener también un celo ardiente y prudente por la salvación de mi prójimo, de manera que yo pueda conseguir los méritos para la salvación eterna. Amén
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Entabla una buena amistad con tu Ángel de la Guarda, respetando su presencia y bendiciéndolo ante el Señor. Esto es agradable a sus ojos
Nosotros, debemos, por sobre muchas cosas, tratar de entablar una buena amistad con nuestro Ángel de la Guarda. Respetar su presencia y bendiciéndolo ante el Señor. Solicita su asistencia en todo momento, en cada tarea cotidiana, por muy minúscula que lo creas, él te ayudará a resolver la situación, incluso en la computadora, cuando se cuelga o tienes problema con la conexión a Internet o con algún documento que no encuentres entre tus papeles. Él estará siempre presto a ayudarte.
Los Ángeles de la Guarda son criaturas espirituales con notable inteligencia, son espíritus puros sin cuerpo, creados para adorar y disfrutar de Dios en el Cielo y al mismo tiempo asistir a quien tienen bajo su custodia.
Los Ángeles de la Guarda sirven a Dios completamente y cuando le dedicamos un tiempo a nuestro Ángel para honrarle y agradecerle todos los favores concedidos, ellos pueden llevarnos aún más cerca de Jesucristo, concediéndonos gracias y mucha fortaleza en las pruebas.
Los primeros cristianos fueron muy devotos a los ángeles. Orígenes, (225 D.C.) considerado por muchos como el Padre de la Teología, dijo:
"Cada creyente - aunque sea más humilde en la Iglesia - se dice que es atendido por un ángel, de quien Nuestro Señor declara que siempre contempla el rostro de Dios Padre, Ahora, este ángel tiene el propósito de ser su guardián".
San Bernardo nos dice acerca del Ángel de la Guarda lo siguiente:
"...Y, del mismo modo, los ángeles están aquí; están a tu lado, están contigo presente a a tu favor. Ellos están aquí para protegerte y para servirte. Pero incluso, si es Dios quien les ha otorgado este cargo, nosotros debemos, no obstante, estar agradecidos por el gran amor con que obedecen y vienen a ayudarnos en nuestra gran necesidad"
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el octavo día:
La pureza del alma y el cuerpo
Oh espíritu purísimo, queridísimo Ángel guardián de mi alma, te ruego, por el amor ardiente que tú tienes por la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, Madre de todos los hombres y la Reina de todos los Ángeles, concédeme la gracia de poseer y mantener una gran pureza de alma y cuerpo, que a la hora de mi muerte me permita ser encontrado digno de asociarme contigo en el paraíso, para honrar y alabar a Dios por toda la eternidad. Amén
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Nuestro Ángel de la Guarda nos protege de los peligros físicos, de la gente perversa, infundiendo sensaciones de alerta en nuestro interior
En el instante en que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, cuando el alma es infundida por Dios en nuestros cuerpos, Dios da a cada uno de nosotros un Santo Ángel de la Guarda. Él es único, irrepetible, diferente a cualquier otro ángel, a quien Dios amorosamente ha creado y hecho a medida solo para nosotros y para nuestra salvación
El trabajo principal del Ángel de la Guarda es protegernos del bombardeo constante de los malos espíritus que invaden todo a nuestro alrededor con sus tentaciones para atraernos al pecado y hacer que perdamos nuestro camino de vida
"Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar". (1 Pedro 5,8)
Nuestro Ángel de la Guarda está ahí también para protegernos de los peligros físicos de la gente perversa, de los animales salvajes y de los accidentes. Ellos recurren a sus inspiraciones, infundiendo sensaciones en nuestro interior que nos alertan sobre los peligros que nos asechan.
Santa Francisca Romana desde muy pequeña veía a su Ángel de la Guarda. En ocasiones, como favor especial, su Ángel de la Guarda le permitía ver el esplendor de su figura. Ella lo describe así:
"Era de una belleza increíble, con un cutis más blanco que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las rosas. Sus ojos, siempre abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello ensortijado tenía el color del oro bruñido. Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco algo azulado y, otras veces, con destellos rojizos. Era tal la irradiación luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines en plena media noche"
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena a los Ángeles Custodios
Oraciones iniciales
Oración para el primer día
Oraciones finales
Oraciones iniciales
Señal de la Cruz: Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición: Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén
Oración para el noveno día:
Agradecimiento por la ayuda divina
O dulce Ángel amigo, mi fiel y amoroso guardián, cómo podría agradecerte lo suficiente por todo ese amor ardiente y observancia fiel, con el cual tú me has vigilado siempre y has velado por mí, hasta que me has conducido de forma segura a la dulce presencia de Dios. Oh, Ángel de mi guardia, ruega por mí, para que yo siempre sea agradecido por la obediencia a tus santas inspiraciones, de manera que yo pueda amarte cada día más y más, y pueda merecer estar contigo por toda la eternidad. Amén
Oraciones finales
Ángel custodio mío, Tú vienes de lo más alto del cielo; Dios te ha encomendado la misión de cuidar de mí. Ven y refúgiame bajo tus alas. Aligera mi camino, dirige todos mis pasos. No me dejes en el momento de la prueba, permanece bastante cerca de mí y defiéndeme contra el espíritu malo. Pero, sobre todo, ven en mi ayuda en la última batalla por mi vida. Libra mi alma de toda impureza, para que contigo pueda alabar, amar y contemplar la eterna bondad de Dios Padre para siempre. Amén
Ángel de la Guarda, dulce compañía, No me desampares, ni de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Primer día
¡Oh buen Ángel custodio! ayudadme a dar gracias al Altísimo por haberse dignado destinaros para mi guarda.
Os pido que por intercesión de María, me alcancéis de Dios un fervoroso espíritu y la práctica de una oración constante para agradecer a Dios todos sus beneficios, y especialmente el de teneros por celestial custodio mío.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Segundo día
¡Oh Príncipe celestial!, dignaos obtenerme el perdón de todas las ofensas que he hecho a Dios y a Vos, despreciando vuestras amenazas y vuestros consejos.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios un verdadero dolor de los pecados, que me obtenga el perdón de todas las faltas y caídas de la vida pasada.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Tercer día
¡Oh mi Tutor amoroso!, infundid en mi alma un profundo respeto hacia Vos, de tal manera que jamás tenga el atrevimiento de hacer cosa alguna que os desagrade.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios el recuerdo de la presencia divina y el respeto a vuestra presencia continua, las cuales han de guardarme del pecado.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Cuarto día
¡Oh Médico compasivo!, enseñadme el remedio y dadme el auxilio para curar mis malos hábitos y tantas miserias como oprimen mi alma.
Os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un verdadero espíritu de mortificación, con el cual domine mis malas pasiones y la sensualidad, y obtenga la paz y la libertad de espíritu, juntamente con las demás virtudes.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Quinto día
¡Oh, mi Guía fiel!, alcanzadme fuerza para vencer todos los obstáculos que se encuentren en el camino de la existencia y para sufrir pacientemente las tribulaciones de esta miserable vida.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios una verdadera paciencia y conformidad en todas las contrariedades y penas de la vida que Dios pueda permitir para mi santificación.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Sexto día
¡Oh Intercesor eficaz cerca de Dios!, alcanzadme la gracia de seguir prontamente vuestras santas inspiraciones y de conformar, en todo y para siempre, mi voluntad a la de Dios.
Os pido que, por la intercesión de María, me alcancéis de Dios una obediencia absoluta a todos mis superiores, la cual me santifique por el cumplimiento de la voluntad divina en ella manifestada.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Séptimo día
¡Oh Espíritu purísimo, encendido todo en amor de Dios!, alcanzadme este fuego divino, y al mismo tiempo una verdadera devoción a vuestra augusta Reina y buena Madre mía, la Virgen Santísima.
Os pido que, por intercesión de María, me obtengáis de Dios la caridad perfecta y la devoción a María, que sean para mi fuente abundantísima de méritos, camino segurísimo de salvación y el más dulce consuelo en la hora de la muerte.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Octavo día
¡Oh invencible Protector!, asistidme a fin de corresponder dignamente a vuestro amor y a vuestros beneficios, y para trabajar con todas las fuerzas en promover vuestro culto y vuestra devoción.
Igualmente os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un celo fervoroso para la práctica del bien y una fervorosa devoción angélica, que sean mi propia santificación y la del prójimo.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración para cada día de la novena
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Noveno día
¡Oh bienaventurado ministro del Altísimo!, alcanzadme de su misericordia infinita que llegue yo a ocupar un día uno de los tronos que dejaron vacíos los ángeles rebeldes.
Os pido que, por intercesión de Maria, me obtengáis de Dios la gracia de una santa muerte, confortada con los Santos Sacramentos, que me abra las puertas de la gloria eterna.
(Se dicen las intenciones de la novena)
Oración a la Santísima Trinidad
Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.
Ángel de mi Guarda
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina me ha
encomendado a ti, ilumíname,
dirígeme, guárdame.
Amén.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.