"Yo les doy la vida eterna, nadie las arrancará de la mano de mi Padre".
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ORACIÓN POR LOS ABUELOS 
BENEDICTO XVI
Señor Jesús, tu naciste de la Virgen María,
hija de San Joaquín y Santa Ana. 
Mira con amor a los abuelos de todo el mundo.
¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, 
para la Iglesia y para toda la sociedad. ¡Sostenlos! Que cuando envejezcan sigan siendo para sus familias
pilares fuertes de la fe evangélica, 
custodios de los nobles ideales, hogareños,
tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.
Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, 
que transmitan a generaciones futuras
los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.
Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad
a valorar la presencia y el papel de los abuelos. 
Qué jamás sean ignorados o excluidos,
sino que siempre encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos
durante todos los años de vida que les concedas.
María, Madre de todos los vivientes,
cuida constantemente a los abuelos, 
acompáñalos durante su peregrinación terrena, 
y con tus oraciones obtén que todas las familias
se reúnan un día en nuestra patria celestial, 
donde esperas a toda la humanidad
para el gran abrazo de la vida sin fin. Amén

DÍA 1  

 

PRIMER GOZO: SER ESCOGIDA PARA SER MADRE DE “LA MADRE DE DIOS”
Considera, alma mía,  cuán grande sería el gozo que tuvo Santa Ana, cuando después de tan larga  esterilidad, tuvo celestial revelación de que sus oraciones eran oídas, y que por tanto sería madre de la mejor hija que hubo en el mundo. ¿Has visto un campo,  después de un largo y triste invierno, reverdecer en la primavera  tan vistoso que parece estarse riendo y recibiendo alegría? ¿Pues cual no sería el gozo de aquella dama, cuando, en el invierno de su edad, conoció que ella reverdecería fecunda a pesar de su esterilidad envejecida?¡Cómo alabaría al Altísimo!  ¡Cómo le ofrecería ya desde entonces el fruto de su vientre!  ¡Cómo se olvidaría ya de su oprobio,  que el cielo remediaba con tal fruto de bendición y santidad! Sería la madre de la Santísima Virgen María, ¡Ella sería su hija! Admitid, santa gloriosa, mi alegría por vuestro gozo. Hacedme participante de él, alcanzando fecundidad también a mi alma,  fecundidad en buenas obras y en el servicio a Dios Nuestro Señor.
 
PRIMERA VIRTUD: FE ADMIRABLE
 
Pondera cuán firme y segura la Fe de la gloriosa Santa Ana. No sólo creyó todos los misterios divinos revelados a  su pueblo, sino también la revelación del ángel que, de parte de Dios, le anunció la hija que de sus entrañas -hasta entonces estériles- había de nacer. La experiencia de tantos años hacía parecer imposible la promesa y perder la esperanza de verla cumplida. Pero esta hija de Adán creyó, y con Fe viva, nada dudó. Esta Fe sí que fue como el grano de mostaza; por eso de ella nació el más hermoso árbol: María Santísima, en cuyos ramos y brazos no descansaron sólo los ángeles del cielo, sino el mismo Dios de los ángeles cuando se hizo hombre. Aviva, alma mía, tu Fe, y júntale buenas obras para que no sea una Fe muerta. Si es poca, ayudad, Santa gloriosa, mi Fe, para que sea tal que mueva montañas.


 

DIA 2

 

 

SEGUNDO GOZO: CONCEBIR A LA VIRGEN SANTÍSIMA
 
Considera, alma mía, cuál sería el gozo de Santa Ana en aquella dichosa hora en que, en su vientre, a un tierno cuerpecito de niña se unió la santísima alma de la  “Señora concebida sin pecado original”.  ¡Cómo llenaría Dios de júbilo y de gozo a Santa Ana en aquel punto,  en  el cual la hizo concha de tan preciosa perla, y sagrario de tan venerable y santa reliquia! ¡Con qué inefable consolación bañaría el Cielo a Santa Ana, cuando empezó a rayar la aurora del “Sol de Justicia”!¡Oh, qué secretos y qué misterios en el vientre de Ana! Tesoro guardado por los ángeles y admirado por los más soberanos espíritus. ¡Y cómo es posible que tan altos misterios, dejasen de redundar grandes afectos en la santa, y que con tan gran tesoro, dejase ella de participar de esas riquezas! Alégrome, Santa gloriosa, de vuestra gran ventura. Vos sois aquélla a quien el Artífice Soberano escogió para vaso  de honra excelsa, pues encerráis la más pura criatura entre las humanas, únicamente Ella preservada de la mancha del pecado. Alcanzadme gracia del Señor, y que alegre de servirle, huya de adquirir en mi alma cualquier género de culpa. 

 

 

SEGUNDA VIRTUD: ESPERANZA FIRME
 
Pondera, cuán segura e invencible fue la esperanza de esta gloriosa santa. Los años iban pasando como las olas, más todas quebraban en el risco firme de su esperanza  en Dios, nunca vacilante. Por eso vio  tan bien logrado el fruto de esta  confianza, porque la tuvo en Dios tan segura. Esperaba fruto de su vientre, y tuvo tal fruto cual no lo esperaba. Como  la  flor  de  su  esperanza,  ni  con  las  tempestades  del  tiempo,  ni  con  los  imposibles  humanos,  llegó  a  caer,  por  eso  fructificó admirablemente. ¿Quién dijera que la despreciada,  estéril e infecunda, había de tener fecundidad tan bien lograda?  Lo cierto es que puede mucho ante Dios la esperanza firme en su bondad y misericordia. En  Vos,  Señor,  únicamente  confío,  por  más  que  el  mundo  y  el  demonio  eternamente  se  opongan.  Sois  Dios  y  Padre,  habéis  de  tener misericordia. Os lo pido por los merecimientos e intercesión de la gloriosísima Santa Ana.

 

 

DIA 3

 

TERCER GOZO: SU FELIZ PARTO
 
Considera, alma mía,  el inefable gozo que tendría la señora Santa Ana en su feliz parto, en el cual dio el mundo, no a Isaac: sonrisa de su madre Sara, sino a la Virgen María,  alegría del mundo  entero. Si en el nacimiento del Bautista se alegraron muchos,  según la promesa del ángel, ¡cuántos  más se alegrarían  en el nacimiento de la Santísima Virgen,  y cómo  este gozo cubriría a  la  felicísima madre,  Santa Ana! Ella fue sin duda el monte que destiló dulzura, porque de ella salió la dulcísima Virgen María, a quien la Iglesia llama “dulzura nuestra” .Si todas las madres, como  dice Cristo, se  olvidan de sus dolores  luego del  nacimiento de sus hijos,  y  se  alegran  “porque  ha  nacido  un hombre”, cuál no sería el gozo de esta madre admirable, viendo nacer de sus entrañas a aquella niña, de la cual había de nacer en el mundo el Hombre Dios. Sea para bien, dichosa madre, Santa Ana,  el suceso felicísimo de  vuestro parto. Para bien nuestro y de todo el mundo, pues estamos  en obligación de honraros, gracias a vos tenemos a María. A honra de tan célebre y deseado nacimiento de  “la Emperatriz de cielo y tierra”, hacedme la merced de que sea participante de vuestro gozo, loando al Altísimo en agradecimiento por haberos otorgado las peticiones que os tengo encomendadas.
 
TERCERA VIRTUD: CARIDAD ARDIENTE PARA CON DIOS
 
Pondera, cuán ardiente fue la Caridad y el amor de nuestra santa. Veíase tan obligada con los  favores celestiales, que no podía su espíritu dejar de amar al autor de ellos. Veíase madre de la que  había de serlo  del “Amor Perfecto”, y no podía dejar de emplear en el  amor  a Dios todos sus afectos. Por eso su gozo y toda su alegría venían a parar  en loores al Altísimo, en darle honra y gloria por todo,  y en engrandecer su  Santo  Nombre.  ¡Oh,  cómo  es  cierto  que  sólo  en  Dios  hay  verdadera  alegría,  y  sólo  los  que  aman  a  Dios  de  todo  corazón  viven consolados!  Las alegrías del mundo vienen siempre llenas  de pesares,  porque en el mundo no hay alegría verdadera. Sólo quien ama a Dios de todo corazón, lo tiene lleno de alegría, porque Dios es su fuente y su perenne manantial. ¡Os amo, Dios mío, de todo corazón! Y si aún no os amo de todo corazón, Vos, por la intercesión de Santa Ana, concededme vuestro amor, un amor grande, fervoroso y ardiente, un amor que me posea, que me inflame y me consuele. Amén.
 
DÍA 4
CUARTO GOZO: EN LA RECREACION O TRATO CON SU HIJA
 
Considera, alma mía,  el inefable  gozo que tuvo Santa Ana en la  recreación  con María, en pasar momentos con su santísima hija. ¡Qué alivio  y  alegría  en  el  trato  con  aquella  niña,  cuya  conversación  buscaban  los  mismos  ángeles,  suspensos  y  admirados!  ¡Qué  ventura  tan hermosa, el recibir obsequios de madre, de parte de la niña que es servida por los celestiales espíritus como su señora! ¡Oh, dichosa familia, y bienaventurada Santa Ana! Las otras santas  son conocidas,  o por las espadas,  o por  los instrumentos de  sus martirios: A  Santa Ana  se le conoce por tener en sus brazos y llevar de  la mano a María Santísima. ¡Oh  cuánto me alegro, santa gloriosa, de que sea tan digno de honor  “el báculo de vuestra vejez”, y tan sublime “el cetro de vuestro poder”, ya que tenéis de vuestra mano a la “Señora del Universo”!Pídele que Ella me tenga de su mano, y que juntamente con vos, interceda en mi favor delante del Altísimo.
 
CUARTA VIRTUD: CARIDAD COMPASIVA CON EL PRÓJIMO
 
Pondera,  cómo  no  sólo  a  su  benditísima  hija  sustentó  la  gloriosa  Santa  Ana  de  su  propia  sustancia,  sino  también  a  los  pobres  y necesitados, con los cuales gastaba la tercera parte de su hacienda. Ella fue la mujer que abrió libremente  las manos a los mendigos, y dio a los pobres el mismo cuidado que a los domésticos, porque las larguezas de sus limosnas convertían en domésticos a los extraños. Tuvo tantas veces en su regazo,  y llevaba a su pecho,  a la que había de ser  “Madre de misericordia”,  que no podía dejar de pegarse a su corazón el fuego de la Caridad y ser caritativa. Había recibido tan abundantes gracias y dones del Señor, que no era mucho que agradeciese a Dios los beneficios, en haciendo el bien a los pobres. También yo, gloriosa Santa Ana, soy pobre, y necesito de vuestro patrocinio. Vos ahora sois más poderosa aun y comprensiva. Por limosna os pido que remediéis y despachéis la comisión, la gracia que os tengo encomendada.
DÍA 5
QUINTO GOZO: EN LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO
 
Considera, alma mía,  cuál  no  sería el gozo de Santa Ana cuando presentó en el templo a su santísima hija  a la edad de tres años. Si  no fuera tal madre, muy excesiva pena sentiría al quitar de sí una hija de tanto agrado, y tan dotada de bienes de gracia y de naturaleza. Mas no fue así con nuestra santa, pues si bien sentía el apartamiento de criatura e hija tan amable, con todo, mayor era el gusto de dedicarla a Dios, como lo había prometido.  Sabía que Dios estima lo que se le da, no con tristeza y necesidad, sino con alegría,  y mucho alegrábase de tener don tan excelente para ofrecer a Dios. Cuál sería,  pues, el júbilo de su corazón,  cuando veía  con qué  gracia y ligereza  subía  su bendita hija los escalones, las quince gradas  del Templo, con  la admiración del sacerdote. Cuál su consolación, viendo cómo aquella pequeña y casta tórtola, escogía ya desde entonces para sí un nido junto a los altares del Señor. Más tarde, vendría Ella misma a ofrecer, el día de su purificación, a su preciosísimo Hijo, Jesucristo. Las prendas que ya  desde entonces  campeaban  en aquella niña la admiración del sacerdote y  de los  ministros, el agrado que con  tal don era recibido por  el Altísimo, y los sublimes misterios que en aquella ocasión tenían  principio, eran eficaces motivos para un superior júbilo en el corazón de Santa Ana. Y tú,  alma mía, ya que no tienes don tan excelente  para ofrecer a Dios, aprende a dedicarte con todas tus potencias a su  servicio, como quien sirve a buen Señor.
 
QUINTA VIRTUD: ORACIÓN CONTINUA Y FERVOROSA
 
Pondera,  cómo,  la gloriosa Santa Ana,  fue continua y fervorosa en el santo ejercicio de la oración,  como ni  lo fue  esa  otra madre,  la  de Samuel, por más que su fervor fuese notado  por  el Sumo Sacerdote. Baste decir,  que  por oraciones continuas alcanzó del Señor el remedio de su esterilidad,  en una hija tal como la Virgen María. Por eso la dedicó luego al Templo, en donde  la niña  se diese toda a la oración y a las alabanzas divinas. Quiso, con la oración de su hija, suplir y ayudar a la suya, para que fuese mejor aceptada. Ella, entretanto, habiendo antes hecho un templo de su casa, consideraba frecuentemente los misterios que en ella se obraban, ordenados a  la  Redención  del  género  humano,  pues  en  aquella  sagrada  casa  nació  la  que  debía  ser  “Madre  del  Redentor  del  mundo”.  Oh,  cómo  la consideración de ciertos secretos, que es creíble le fuesen revelados,  elevaría su espíritu a alabar a Dios, porque  la  hizo participante, y tan próximamente llegar a tan altos misterios. Oh  tú,  alma  mía:  ¿Qué  haces  que  ya  no  das  frutos,  y  crees  y  veneras  todos  estos  pasados  misterios?  Considéralos  y  medítalos frecuentemente, o con la Santísima Virgen en el templo de Dios, o con Santa Ana en tu casa. Concluye tu oración pidiendo a la santa que en la suya, se acuerde de la necesidad que padeces y que le tienes recomendada.
DÍA 6
SEXTO GOZO: MORIR EN LOS BRAZOS DE SU HIJA
 
Considera, alma mía,  cuan excesivo sería el gozo de Santa Ana, quien según  graves  autores afirman, murió  en los brazos de su santísima hija. No  es creíble que tan buena hija faltase a su madre en aquella hora, ni que Dios negase a tan buena madre la consolación de morir en los brazos de su hija. ¿Cómo huirían lejos de aquella  casa  los demonios, estando allí  la Virgen,  Nuestra Señora? De lejos, y de bien lejos,  verían los hechos,  por ser apartados por la virtud divina. Veis  aquí la ventura  de Santa Ana: Ser asistida en los brazos de la Santísima Virgen en aquella hora.  Santa  Ana tenía derecho a este  favor por ser la madre de María. Por eso, santa mía, vos sois abogada para la buena muerte, porque vos, felicísima, ya tuvisteis  esa dicha. Vuestra alma se vio primero en “el cielo del seno de María”, antes de  bajar al  “seno de Abraham”,  y esperar que se abriesen los Cielos  luego de la muerte de Cristo. Oh, si yo pudiera morir con la misma muerte de esta santa matrona. Ojalá mis novísimos fuesen semejantes a los suyos.
 
SEXTA VIRTUD: CASTIDAD CONYUGAL
 
Pondera, cómo fue perfecta la castidad conyugal de Santa Ana, matrona ejemplarísima. Ella fue, aquella en quien descansaba  confiado el corazón de su esposo. Así fue conveniente para que  “la Virgen de las Vírgenes”, María,  tuviese por madre una  persona  no  menos casta  que Ella. Por eso  Santa Ana  mereció ser la tierra del  cultivo,  de la más cándida azucena de pureza  que se dio en nuestra tierra. Por eso también mereció al morir  y salir de este mundo, ser confortada con el virginal olor de este lirio que tuvo a su lado. Santa  Ana  nunca  deseó  fecundidad  con  otro  fin  que  el  de  la  mayor  gloria  del  Altísimo. Nunca,  ni  entre  los  oprobios  de  la esterilidad, hubo algo que manchase en lo más mínimo la pureza de su proceder. Cuál no sería aun mayor su pureza luego, al nacerle su benditísima hija, cuando los rayos de la pureza de María reverberaban en el cristal de su alma. ¡Oh virtud de la  pureza, cómo agradas al Altísimo!  ¡Oh,  castidad  matrimonial bien guardada, cómo te  asemejas a una virginal pureza! Alcanzadme, gloriosa Santa  Ana, esta delicadísima virtud, ya que sois  la  madre de “la Reina de las vírgenes”. Pegad a mi alma el olor de esta virtud,  para que  yo,  en vuestra casa, donde nació la Virgen más pura, pueda al menos ser  un esclavo deseoso de seguirla y de imitarla, para que merezca la dicha de ver a esta soberana Señora después de muerte, ya que no puedo antes de ella.
DÍA 7
SÉPTIMO GOZO: VER POR PRIMERA VEZ A SU NIETO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
 
Considera, alma mía,  cuán incomparable sería el gozo de Santa  Ana cuando por primera vez vio a su nieto benditísimo, fuese aún en vida (como lo sientan graves autores), fuere después de su muerte cuando Nuestro Señor bajó al seno de Abraham. Dice  Aristóteles  que  entre  abuelos  y  nietos  acostumbra  naturalmente  ser  más  excesivo  el  amor.  Yo  no  puedo  decir  que  Nuestro  Señor amara más a Santa Ana que a su Madre, o que  Cristo haya sido más amado por su  abuela,  Santa Ana, que de su Madre Santísima. Pero  de cualquier manera,  bien se ve  el  grandísimo amor  de Santa Ana hacia Jesús.  ¡Llamar  “nieto”  al mismo Dios, y oír de su boca el amoroso nombre de “abuela”! ¡Oh ternura, oh consolación! Suponiendo que Santa Ana haya visto a su nieto luego de la Cruz, cómo parecería ya un Cielo abierto, aquella subterránea cárcel del Limbo de Abraham con la visita del alma del Redentor. Cuando en el día de la Resurrección, con la confianza de abuela, ella tocase las llagas de sus pies y de sus manos, y bebiese en la dulzura de su costado, ¡cómo daría entonces por bien empleado el tiempo del oprobio de su esterilidad, y la aflicción de su esperanza dilatada!Era Cristo el ardiente deseo,  o el deseado incesante, no sólo  de  los collados eternos, sino de todas las gentes,  y por eso fue necesario que Él, ¡hasta de su abuela,  Santa Ana!,  fuese deseado como una prolongada esperanza. Más  por  fin, llegó el día,  y la esperanza se convirtió  en realidad, la pena en júbilo y la aflicción en gozo: El nacimiento del Redentor.Mil parabienes os doy, matrona santa, por vuestra buena fortuna. Y ya que estáis tan favorecida, como próxima a vuestro Nieto santísimo, acordaos de los que a vos recurren, y emplead vuestro poder en amparar a vuestros devotos.
 
SÉPTIMA VIRTUD: PACIENCIA INVICTA
 
Pondera, la invicta paciencia de Santa Ana, no sólo en los trabajos ordinarios, que es fuerza acompañen a una madre de familia, sino muy particularmente en las angustias de su esterilidad.  esterilidad era en  aquel pueblo el mayor oprobio. Porque como  se  esperaba que de aquella nación  nacería  el Hijo de Dios, si alguna casada era infecunda,  se  la  tenía por reprobada  por  Dios, pues  ella era  entonces  excluida  de las que podían dar a luz al  Mesías. Por eso, elmismo  Sumo  Sacerdote,  después  de  advertir  la  infecundidad  de  nuestros  santos  casados,  no  quiso  admitir  sus  ofrendas,  por  ser provenientes de personas a quienes parecía que Dios reprobaba. Mirad los juicios de  los hombres cómo son falsos y falaces.  Los hombres desprecian a Ana como reprobada de Dios,  y ella es la escogida por  el  mismo  Dios.  Ahora  padeced,  matrona  santa,  que  ya  vendrá  el  día  en  que  los  hombres  que  ahora  os  desprecian,  esos  mismos admirarán vuestra ventura, y conocerán que por vuestra paciencia habéis merecido gloria tan excesiva. Ayudadme, santa mía, a padecer con conformidad, y a sujetar mi juicio y mi voluntad a las disposiciones divinas, que por caminos que parecen muy diversos, nos llevan derecho a los fines que intentan.
 
DIA 8
OCTAVO GOZO: SUBIR AL CIELO CON CRISTO 
 
Considera,  alma  mía,  cuán  grande  sería  el  gozo  y  la  alegría  de  la  Señora  Santa Ana,  y  cuán  su  gloria  sin  medida,  cuando  su  alma bienaventurada subía al Cielo en compañía de su santísimo Nieto. En el día de la Ascensión,  llevó Cristo consigo, como  fruto  de sus victorias,  a  los cautivos que del seno de Abraham había rescatado. Los más seguirían su triunfal carroza como siervos, pero quién duda que haría el Señor especial honra a su abuela felicísima en aquel día.José  era  virrey  en  Egipto,  y  Jacob un  pobre  pastor.  Quiso  José  que  sus  hijos,  nietos  de  Jacob,  venerasen  con respeto al  santo  y  viejoabuelo. ¡Y cómo es posible, y creíble, que Cristo Redentor, se olvidase de las atenciones que Él encomienda a hijos y nietos, y se olvidase de darlas a su abuela! Por eso,  los Cantares preguntan quién es la venturosa alma que sube de este mundo, recostada sobre su amado. O como reza  una  leyenda  sobre  su  nieto:  Quién ha  de  ser  sino  el  alma  de  nuestra  gloriosa  santa,  la  que  reclinada  en  su amoroso  Nieto,  sube triunfante al Empíreo.Bienaventurada  santa,  que  subís  con tanta  gloria,  dadme  licencia  para  que  celebre  vuestra   alegría,  y  con  vivas aclamaciones,  siga  enespíritu vuestro triunfo. Y ya que con él, dice la Escritura, repartió vuestro Nieto santísimo dones a los hombres, encaminad para mí los que yo necesito, especialmente los que os tengo recomendados.
 
OCTAVA VIRTUD: HUMILDAD PROFUNDA
 
Pondera, alma mía,  cuán profunda fue la humildad de nuestra santa.  Era descendiente de la casa  real  de David,  y se trataba  a sí misma como  persona muy  común. Tenía dones  muy especiales de Dios Nuestro Señor, y  soportaba,  con conocimiento profundo de su vileza,  la opinión que corría en el pueblo de que era reprobada del mismo Dios.¿Veis  aquí por qué el Señor la levantó a tan alta gloria,  y cómo abatió a los soberbios?Por eso, Dios  se allegó tan cerca de nuestra santa,que se hizo no sólo pariente suyo, sino su mismo Nieto. Bien se cumplió en ella, aquello de que los humildes son ensalzados, porque, por su humildad, nuestra santa fue exaltada y elevada al Cielo junto al mismo Cristo. Oh, poder grande de la humildad, que atraéis a Dios  hacia el humilde, siendo Dios tan alto. Y  levantáis al humilde hasta Dios, siendo el hombre tan bajo. Y tú, alma mía, ¿de qué te ensoberbeces a vista de  tanta humildad? Si un monte tan elevado como Santa Ana,  se abate tanto delante de Dios y de los hombres, el polvillo rastrero de la tierra que eres tú, ¿cómo presume subir y levantarse? Ayudad, santa humildísima, éste mi propio conocimiento, el de mi nada, para que de allí pase a mis acciones, y no venga yo a perder por la soberbia vuestro favor y patrocinio, y menos aun el de Dios.
 
DÍA 9 
NOVENO GOZO: ESTAR EN EL CIELO CON TODA SU FAMILIA
 
Considera, alma mía, la gloria y el gozo grande que tendría la señora Santa Ana en el Cielo, al verse en él con toda su familia: Allí tiene a su esposo  San  Joaquín,  a  su  hija  la  siempre  Virgen  María  con  su  esposo  San  José,  y  a  su  nieto  Jesucristo.  En  esto,  se  verifica  bien  que  la generación de los rectos y de los justos será bendita. Dichosa casa  de la tierra,  que no era otra cosa sino “la casa de Dios y la puerta del cielo” (“domus Dei et porta caeli”),  por donde salieron tantos que entraron al Cielo. Oh, ¡cómo será la  gloria  de  Santa Ana en el Cielo, dentro de  toda esta Sagrada Familia!  ¡Cómo será de hermosa esta casta generación con la claridad de su  gloria!  ¡Cuánto  querría yo  ver esta celestial y santa constelación de estrellas místicas,  todas juntas,  y todas de  la  mayor magnitud, dentro de  las cuales  está  el mismo “Sol de Justicia”! ¡Qué luces, qué resplandores de gloria y de júbilo, serán los que reverberan de unos hacia otros! También yo quisiera, gloriosa santa, pertenecer de algún modo a vuestra Sagrada Familia, a lo menos bajo el título de siervo. Yo me dedico y  consagro  desde  hoy  a  servir  en  tan  buena  casa.  Recibidme  ya  desde  ahora.  Y  en  la  hora  de  mi  muerte,  introducidme  en  esta  dichosa mansión de la gloria, de la que vos ahora gozáis por toda la eternidad.
 
NOVENA VIRTUD: MORTIFICAICÓN Y PENITENCIA RELIGIOSA
 
Pondera, cómo la gloriosa Santa Ana fue rigurosa en su mortificación y penitencia. Cuántas y cuán continuas son las ocasiones en que una madre de familia, en el gobierno de sus cosas domésticas y en el trato con los  extraños,  encuentra motivos  para sentir y para inmutarse. Pues en todas estas cosas, se mortificó de tal modo nuestra santa, que como escriben los Santos Padres, ella fue siempre irreprensible. Y fuera  de esto, dice san Vicente Ferrer  que  sus ayunos eran muy frecuentes, sus vigilias  muy continuas, no pocas sus visitas al Santo Templo de Jerusalén con los pies descalzos desde Nazaret. ¿Qué no tendrá esta vida de atribulada y miserable? Pero lo cierto es que, de este modo y por este camino, consiguió toda esa gloria que hemos ponderado. Tal mortificación y penitencia  fueron el arado que,  abriendo la  tierra  de  su cuerpo,  lo  prepararon para  sembrar en él,  simiente de tan gloriosa  felicidad:  María.  No  se  consigue  premio  grande,  sin  trabajo  grande.  Quien  más  se  mortifica  en  esta  vida,  logra  mayor bienaventuranza en la otra.¡Oh, feliz campo! Yo me acomodo en él. Esto es, ahora he de mortificarme por el breve tiempo de la vida presente, para después descansar en él por los interminables espacios de la eternidad. Vos, santa gloriosa, ayudadme con vuestra intercesión,  para que el amor propio no pueda más que este  propósito  que tengo, y  que me importa más que todo.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

PRIMER DÍA

 

Grandiosa Santa Ana, graba indeliblemente en mi corazón y en mi mente las palabras que han reclamado y santificado tantos pecadores: "¿Que provecho le dará a un hombre ganarse el mundo entero si pierde su propia alma?" Que este sea la fruta principal de estos ejercicios piadosos con los cuales he de procurar honrate durante esta Novena. A tus pies renuevo mi resolución a invocarte diaramente, no solo para el éxito de mis asuntos temporales y para ser preservado de la enfermedad y el sufrimiento, sino que, más que nada, pueda ser preservado de todo pecado; que pueda ganar la victoria sobre mis inclinaciones depravadas, y que pueda tener éxito en obtaner mi eterna salvación. Oh mi poderosa Proectora, no dejes que pierda mi alma, sino obtén para mi la gracia en ganar mi camino al Cielo, ahí contigo, bienaventurada esposa y tu gloriosa hija, para cantar las alabanzas del Sacratísimo y adorable Trinidad, por y para siempre. Amén

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: Honra a la Buena Santa Ana todos los días de tu vida, con una oración o breve jaculatoria.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

PRIMER DIA DE LA NOVENA A SANTA ANA

Gloriosa Santa Ana, madre de María y abuela de Jesús, que has compartido el destino de los santos en la luz de Dios y eres amada en el corazón de tu nieto Jesús.

 

Él ha venido sobre la tierra para anunciarles a los pobres la Buena Noticia, para curar los corazones de los que sufren, para llevar a su Padre a los pecadores y los justos, para enseñarles a los hombres el amor hacia sus hermanos, para llevar la paz al mundo, para calmar las almas y reponer la esperanza.

 

Mi buena Madre, vengo a ti con una gran confianza; te pido que escuches lo que humildemente te suplico en esta novena y ruega a Dios por mí. Amén.

 

Santa Ana,  madre de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, ruega por nosotros, socórrenos!

 

 

Rezar: Padre nuestro, Ave María y Gloria.

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

SEGUNDO DÍA

 

Gloriosa Santa Ana, ¿cómo puedes estar tan desbordada de ternura hacia los pobres pecadores como yo, puesto que eres la abuela de Aquel que derramó sangre por ellos, y la madre de aquella a quien los santos llaman abogada de los pecadores? A ti, por lo tanto, dirijo mis oraciones con confianza. Vaya a encomendarme a Jesús ya María, para que, a petición suya, me concedan la remisión de mis pecados, la perseverancia, el amor de Dios, la caridad para toda la humanidad y la gracia especial de la que estoy en necesidad en este tiempo presente.

 

¡Oh, mi poderosa protectora! No permitas que pierda mi alma, sino que obtenga que por los méritos de Jesucristo y la intercesión de María tenga la felicidad de verlos, de amarlos y alabarlos contigo por toda la eternidad. Amén.

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: Cuando rezas a Santa Ana, no dejes de pedirle el amor de Jesús y María. Es la oración más beneficiosa que puedes ofrecer y siempre será concedida.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

SEGUNDO DIA DE LA NOVENA

Vengo a Ti, Santa Ana porque como abuela de Jesucristo, sabes que no hay nada más importante en la vida que conocer a Dios, El es fuente de nuestra alegría, luz que ilumina nuestras tinieblas. Todo en nuestras vida tiene sentido, todo se sostiene cuando ponemos nuestros corazones en El.

 

Te pido que intercedas por mí para que esté siempre preparada para encontrarlo, para amarlo, y servirlo y hacerlo conocer a través de mis actos a todas las almas necesitadas de amor.

 

Dame ojos para ver, oídos para escuchar, un corazón noble y generoso para acoger la promesa de un Dios que es toda ternura. Amén

 

Santa Ana, Madre de la Santa Virgen María, Ruega por nosotros!

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria…

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

TERCER DÍA

 

Amados de Jesús, María y José, Madre de la Reina del Cielo, tomadnos, y todos los que nos son queridos, bajo tu especial cuidado. Obtén las virtudes que has infundido en el corazón de ella, que estaba destinada a ser la Madre de Dios, y las gracias con las que has sido dotada. ¡Sublime modelo de feminidad cristiana! Oremos para que podamos imitar su ejemplo en nuestros hogares y familias, escuchar nuestras peticiones, y obtener nuestras peticiones, Guardián de la infancia e infancia de la Santísima Virgen María; obtén las gracias necesarias para todos los que entran en el estado matrimonial, que imiten Tus virtudes y que puedan santificar sus hogares y llevar las almas confiadas a su cuidado a la gloria eterna. Amén

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: Pide a Dios, por intercesión de Santa Ana y de San Joaquín, las virtudes propias de tu estado de vida y la gracia de cumplir dignamente todas sus obligaciones.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

TERCER DÍA DE LA NOVENA

Gloriosa Santa Ana, Madre de María, anillo necesario en el diseño de Dios,  quiero honrarte con especial devoción.

 

Te escojo, después de la Santísima Virgen, por mi madre espiritual y protectora. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis intereses: espirituales y temporales y los de mi familia.

 

Te consagro mi mente, para que en todo se guíe por la luz de la fe; para que se conserve puro y lleno de amor a Jesús, a María, a José y a ti misma; mi voluntad para que, como la tuya, este siempre conforme con la de Dios. Guíame como lo hiciste con María. Amén.

 

Santa Ana ruega por nosotros!

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria…

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

CUARTO DÍA

 

Santo Glorioso, me arrodillo en confianza a tus pies porque también has probado la amargura y el dolor de la vida. Mis necesidades, la causa de mis lágrimas, son las siguientes: [Aquí menciona tu intención]. Buena Santa Ana, tú que sufrió mucho durante los veinte años que precedieron a tu gloriosa maternidad, te suplico, por todos tus sufrimientos y humillaciones, que concedas mi oración. Te ruego que, a través de tu amor por tu glorioso esposo, por tu amor por tu inmaculada criatura, por la alegría que sentías en el momento de su feliz nacimiento, no me rechaces. Bendecidme, bendice a mi familia y a todos los que me son queridos, para que algún día todos podamos estar contigo en la gloria del cielo por toda la eternidad. Amén

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: La paciencia bajo el sufrimiento es el camino más corto hacia el cielo, y un gran signo de predestinación. Cuando las cruces te alcancen, pídele a Santa Ana que te dé paciencia y resignación para soportarlas.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

CUARTO DIA DE LA NOVENA

Oh gloriosa Santa Ana que estas llena de compasión por quienes te invocan y de amor por los que sufren! Agobiado con el peso de mis problemas, me postro a tus pies y humildemente te ruego que tomes a tu especial cuidado esta intención mía… Por favor, recomiéndala a tu hija, Santa María, y deposítala ante el trono de Jesús, de manera que El pueda llevarlo a una feliz resolución.

 

Continúa intercediendo por mí hasta que mi petición sea concedida. Pero por encima de todo, obtenme la gracia de que un día pueda ver a Dios cara a cara para que contigo, la Virgen y todos los santos pueda alabarle y bendecirle por toda la eternidad. Amén.

 

Jesús, María y Santa Ana, ayúdame ahora y en la hora de mi muerte.

 

Santa Ana ruega por nosotros!

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria…

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

QUINTO DÍA

 

Gran santa, qué tan lejos estoy de parecerme a ti, tan fácilmente doy paso a la impaciencia y al desánimo; Y tan fácilmente renuncio la oración cuando Dios no concede inmediatamente mi petición. Por eso soy tan miserable y tan pobre en virtud. La oración es la llave de todos los tesoros celestiales y no puedo orar, porque mi débil fe y mi lánguida confianza me fallan al menor retraso de la misericordia divina. Oh mi poderosa Protectora, venid en mi ayuda, para que mi confianza y fervor, apoyados por las promesas de Jesucristo, se redoblen en proporción al juicio a que Dios en Su bondad me somete, y que se prolongue, para que así pueda obtener, como tú, más de lo que me puedo aventurar a preguntar. En el futuro, recordaré que estoy hecho para el cielo y no para la tierra, para la eternidad y no para el tiempo; que, por consiguiente, debo pedir, sobre todo, la salvación de mi alma que está asegurada a todos los que oran debidamente y que perseveran en la oración. Amén

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: Una de las gracias más grandes que puedes pedir a Dios a través de la intercesión de Santa Ana, es la confianza inquebrantable en la promesa hecha por Jesús a los que oran.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

QUINTO DIA DE LA NOVENA

Gloriosa Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a recurren a ti.

 

Te pido que me ampares y que intercedas ante Dios para que mi pobre alma obtenga la gracia de una Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma y de cuerpo, devoción fiel a tu dulce Hija, nuestra Señora, y un deseo ferviente de seguir y servir a Jesús.

 

Te pido que me concedas la gracia que en esta novena te suplico (pedir lo que desea)y que renueves y fortalezcas mis momentos de oración, para que cada cosa que haga sea para gloria de Dios

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria…

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

SEXTO DÍA

 

Gloriosa Santa Ana, madre de la augusta Madre de Dios, te ruego que obtengas, por tu intercesión, el perdón de mis pecados y la ayuda que necesito en mis angustias. ¿Qué es lo que no espero si me diste que me tomarás bajo tu protección? El Altísimo se ha complacido en conceder las oraciones de los pecadores cada vez que has sido lo suficientemente caritativo como para ser su defensor. Humildemente postrado a tus pies, te ruego que me ayudes en todos los peligros espirituales y temporales; para guiarme en el verdadero camino de la perfección Cristiana y, finalmente, para obtener la gracia de terminar mi vida con la muerte de los justos, para que pueda contemplar cara a cara a tu amado Jesús ya tu hija María en tu amorosa compañía a lo largo de la eternidad. Amén

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: Invoca la ayuda de Santa Ana siempre que Dios te pida que hagas un doloroso y difícil sacrificio; ella lo hará más fácil para ti.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

SEXTO DIA DE LA NOVENA

¡Oh, misericordiosa Santa Ana!, que como, madre de la verdadera luz, tienes el don de iluminar la mente a cuantos piadosamente invocan tu auxilio. Ilumina a la juventud para que escuche la divina voluntad, y tenga la gracia de cumplirla fielmente, y danos a todos la gracia de santificarnos en nuestra vocación elegida.

 

Así, por tu  intercesión, servir siempre a Cristo, y ver los frutos del amor en la familia, en los jóvenes, y en el mundo entero

 

Santa Ana ruega por nosotros!

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

SÉPTIMO DÍA

 

La buena Santa Ana, tan justamente llamada madre de los enfermos y la cura de los enfermos, mira con bondad a los enfermos por los que pido; alíviale sus sufrimientos; Haz que santificen sus sufrimientos con paciencia y completa sumisión a la voluntad divina; que por fin se dignen en obtener salud para ellos y, con ella, la firme resolución de honrar a Jesús, a María y a ti mismo por la fiel ejecución de los deberes. No obstante, misericordiosa Santa Ana, te pido sobre todo la salvación del alma, más que la salud corporal, pues estoy convencido de que esta vida efímera nos es dada únicamente para asegurar una mejor. Ahora bien, no podemos obtener esa mejor vida sin la ayuda de las gracias de Dios; por lo tanto les suplico fervientemente a los enfermos y a mí, los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, por intercesión de Su Madre Inmaculada y por medio de su mediación eficaz y poderosa, Oh gloriosa Santa Ana. Amén

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: Una manera segura de hacerse queridos a Santa Ana es ser caritativo a sus hermanos, todos los cuales son sus hijos. Aplíquense a aliviar sus necesidades corporales; sed celosos de su salvación; nunca deje pasar un día sin orar por la conversión de los pecadores y la liberación de las almas en el Purgatorio.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

SÉPTIMO DÍA DE LA NOVENA

Oh bendita Santa Ana!, por amor de aquel Dios que habitó constantemente en tu corazón, haz que la santa caridad, alma y vida del cristiano reine siempre entre nosotros.

 

Tu diste a luz a la madre de Aquel que vino a traerla del cielo a la tierra; una palabra tuya dirigida a El es un mandato; habla, ruega  por los matrimonios cristianos, por las cristianas familias, por todos nosotros, a fin de que formando un solo corazón y una sola alma, se vea reinar en todos la paz de Jesucristo Amén.

 

Santa Ana ruega por nosotros!

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria…

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

OCTAVO DÍA

 

Recuerda, oh Santa Ana, tú cuyo nombre significa gracia y misericordia, que nunca se sabía que cualquiera que huía a tu protección, imploraba tu ayuda y buscaba tu intercesión, fue abandonado sin ser ayudado. Inspirado por esta confianza, vuelo a ti, buena y amable madre; me refugio a tus pies y, pecador como soy, me atrevo a aparecerme ante ti, gimiendo bajo el peso de mis pecados. Santa Madre de la Inmaculada Virgen María, no desprecies mis peticiones, sino óigame y concede mi oración. Amén

 

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: La santidad es el don más elevado al que una criatura puede aspirar. Con la ayuda de la gracia divina puedes obtenerla. Dios incluso te ordena luchar por ella con todas tus fuerzas: por eso eres Cristiano. Haz la resolución de hacer todo lo que esté a su alcance para ganar ese tesoro. Ha habido santos en todas las condiciones de vida; ¿Por qué no puedes, con la ayuda de Dios, hacer lo que ellos han hecho?

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

OCTAVO DIA DE LA NOVENA

Santa Ana, que, santificada desde el seno materno, fuiste siempre brillantísimo espejo de pureza y honestidad!; ¿cuándo será que yo, imitando esta preciosa virtud, haga de mi corazón y de mi cuerpo un templo amado del Espíritu Santo, que habite en los que la poseen?

 

Yo no lo merezco, pero espero que tu inclinación piadosa no se dejará vencer por mi indignación.

 

Madre de la Virgen de las vírgenes, ten compasión de mí, y se en mí la perpetua custodia de tan rico tesoro. Yo me consagro a ti, te pido  acéptame como tuyo, por amor a Jesús y María, como a tu siervo dame la gracia de no ser tentado y el valor para no ser vencido.

 

Santa Ana ruega por nosotros!

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria…

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

 

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan con amor; para los que sufren, cargados con el peso de sus tribulaciones, me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.

 

(Aquí pide el favor que deseas obtener.)

 

Válgase a recomendarlo a su hija, la Virgen María, y póngala ante el trono de Jesucristo, para que ella lleve mi pedido a una feliz resolución. No cesaré de interceder hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén por mí la gracia de un día poder contemplarlo a mi Dios cara a cara, y con Ti y con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén

 

Ora uno Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre

 

 

NOVENO DÍA

 

Santísima Madre de la Virgen María, gloriosa santa Ana, yo, miserable pecador, confiado en tu bondad, te elige hoy como mi abogada especial. Ofrezco y consagro mi persona y todos mis intereses a tu cuidado y maternal solicitud. Quiero servirte y honrarte toda mi vida por el amor de tu hija santísima y hacer todo lo que esté a mi alcance para difundir devoción a ti.

 

Oh mi muy buena Madre y abogada, digna aceptarme como tu siervo y adoptarme como tu hijo. Oh gloriosa reina, te ruego, por la pasión de mi muy amado Jesús, el Hijo de María, tu santísima hija, que me ayudes en todas las necesidades de mi cuerpo y de mi alma. Venerable Madre, te ruego que me obtengas la gracia de llevar una vida perfectamente conforme en todas las cosas a la voluntad divina. Pongo mi alma en tus manos y en las de tu buena hija; te lo confío, sobre todo en el momento en que estará listo a separarse de mi cuerpo para que aparezca bajo tu patrocinio ante el Juez Supremo; que Él pueda encontrarlo digno de gozar de Su presencia divina en tu santa compañía en cielo. Amén

Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre

 

PRÁCTICA: Ore diariamente a Santa Ana por el amor de Jesús y María y por la victoria sobre aquella inclinación maligna que es la más hiriente para su alma.

 

Medita por un momento y reza la oración final, abajo.

 

 

ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

 

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, y de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; Que vive y reina, Dios, con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén

 

NOVENO DIA DE LA NOVENA

¡Oh!, piadosísima Santa Ana,  teniendo siempre a Dios en la mente y el corazón, fuiste generosa con los pobres y multiplicaste riquezas para el Cielo con el esplendor de tus  acciones virtuosas; por esto el honor de la mujer que de ti recibió la vida te llama bienaventurada, y bienaventurada, te repiten cuantos son sus hijos.

 

Te ruego como buena madre y como buena abuela que intercedas ante Dios para que lleve todas las almas de todos tus devotos al cielo, para reunirnos con tu hija, la Santa Virgen María y nuestro amado Jesús.Amén.

 

Santa Ana ruega por nosotros!

 

 

Padre nuestro…Ave María…Gloria…

ORACIÓN PARA PEDIR LA GRACIA QUE SE DESEA OBTENER  

 

Gloriosísima Señora Santa Ana, madre de la Madre de Dios, poderosa intercesora nuestra y refugio seguro de los que a  vos recurren. Yo me gozo en tu honor. Estimo que sea tanta vuestra excelencia, tan sublime vuestra dignidad, y vuestro poder tan admirable, que no puedan dejar de ser también entrañas de piedad y misericordia las vuestras, pues engendraron a la “Madre de Misericordia”. Por eso recurro a Vos, confiado, pidiéndoos de todo corazón me recibáis bajo vuestro amparo. Alcanzadme Fe viva, Esperanza firme y Caridad perfecta, pureza de alma  y  de  cuerpo,  devoción  cordial  a  vuestra  santísima  hija:  la  Virgen  María  Señora  Nuestra,  deseo  eficaz  de  servir  a  Dios,  dolor  muy verdadero  de  haberle  ofendido  y  propósito  de  enmienda.  Haced  que  este  propósito  me  acompañe  hasta  la  hora  de mi  muerte,  y  en  ella alcanzadme victoria contra las tentaciones del demonio y la gracia de la perseverancia final. También os pido que empeñéis vuestra especial intercesión para que consigáis la merced que de vos pretendo en esta novena.[Pedir aquí la gracia que se desea]

Mostrad, Santa gloriosa, la eficacia de vuestro patrocinio en procurar el buen despacho de mis peticiones. No  atendáis a lo poco que yo merezco,  sino  a  lo  mucho  que  vos  podéis.  Favorecedme  con  aquella  misma  instancia  con  que  pedíais  al  Señor  el  remedio  de  vuestra esterilidad. Por aquel gozo con que entendisteis ser vuestra oración  oída,  oíd ahora  mis  oraciones. Por aquella  confianza  y autoridad de madre  de  la  que  lo  había  de  ser  del  mismo  Dios,  interceded  ante  vuestra  hija  santísima.  ¿Qué  le  podéis  vos  pedir  que  no  tenga  buen despacho de parte de Ella? ¿Y qué memorial vuestro puede Ella presentar a su Hijo, vuestro Nieto Santísimo, a que Él no quiera convenir?¡Qué falta, pues, gloriosa Santa Ana, sino que vos queráis interceder!, pues para qué os hizo Dios tan poderosa sino  para remedio de los atribulados que acuden a vuestro amparo.  Valedme pues, Santa poderosísima, que en vos confío. Valedme para crédito de vuestro poder, para  honra  de  vuestra  Hija  y  de  Nuestro  Señor  Jesucristo,  vuestro  Nieto.  Valedme  para  que  vuestro  nombre  sea  cada  más  conocido  y acudan  a  vos  todos  aquellos  que  tanto  necesitan  de  vuestro  amparo.  Bien  sé  que  no  merezco  vuestro  valimiento,  pero  será  ilustre misericordia vuestra  atender a mis súplicas sin haber en mí merecimiento. Y  espero,  que luego de ayudado por  vuestra  intercesión, os sepa vivir agradecido. Amén.

O R A C I Ó N  F I N A L

 

Omnipotente y misericordioso Dios, que proporcionando siempre a los hombres los medios de salvación y de consuelo, llenasteis de tanta gracia, dulzura y suavidad los nombres de Jesús, María y José, Joaquín y Ana, a favor de los que, por reverencia a  tan soberanos nombres, Los  pidiesen  el  remedio  de  sus  necesidades  y  consuelo  en  sus  aflicciones:  Os  suplicamos  rendidos  que  a  todos  los  que  con  Fe,  amor  y devoción, invocaren tan augustos nombres, les concedáis en esta vida los dulces consuelos de tu divina gracia,  y en la otra reciban el Cielo como el premio. Por Cristo Señor Nuestro. Amén.

TE SUPLICAMOS POR NUESTROS HIJOS

Santa Ana, Patrona de las familias cristianas, a Ti encomiendo mis hijos.
Se que los he recibido de Dios y que a Dios les pertenecen por tanto te ruego me concedas la gracia de aceptar lo que su Divina Providencia disponga para ellos.

Bendíceles oh Misericordiosa Santa Ana, y tómalos bajo tu protección. No te pido para ellos privilegios excepcionales; sólo quiero consagrarte sus almas y sus cuerpos, para que preserves ambos de todo mal. A Ti confío sus necesidades temporales y su salvación eterna.

Imprime en sus corazones,  horror al pecado; apártalos del vicio; presérvalos de la corrupción; conserva en su alma la fe, la rectitud y los sentimientos cristianos; y enséñales, como enseñaste a Tu Purísima Hija la Inmaculada Virgen María, a amar a Dios sobre todas las cosas.

Santa Ana, Tu que fuiste Espejo de Paciencia, concédeme la virtud de sufrir con paciencia y amor las dificultades que se me presenten en la educación de mis hijos. Para ellos y para mí, pido Tu bendición, oh Bondadosa Madre Celestial.

Que siempre te honremos, como a Jesús y María; que vivamos conforme a la voluntad de Dios; y que después de esta vida hallemos la bienaventuranza en la otra, reuniéndonos Contigo en la gloria para toda la eternidad.Amén.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros

Dios, Hijo, redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

 

 

Santa Ana, ruega por nosotros.

Descendente de la familia de David, ruega por nosotros.

Hija de los patriarcas, ruega por nosotros.

Fiel esposa de San Joaquín, ruega por nosotros.

Madre de María, la Virgen Madre de Dios, ruega por nosotros.

Amable madre de la Reina del Cielo, ruega por nosotros.

Abuela de nuestro Salvador, ruega por nosotros.

Amada de Jesús, María y José, ruega por nosotros.

Instrumento del Espíritu Santo, ruega por nosotros.

Ricamente dotada de las gracias de Dios, ruega por nosotros.

Ejemplo de piedad y paciencia en el sufrimiento, ruega por nosotros.

Espejo de obediencia, ruega por nosotros.

Ideal del autentico feminismo, ruega por nosotros.

Protectora de las vírgenes, ruega por nosotros.

Modelo de las madres cristianas, ruega por nosotros.

Protectora de las casadas, ruega por nosotros.

Guardián de los niños, ruega por nosotros.

Apoyo de la vida familiar cristiana, ruega por nosotros.

Auxilio de la Iglesia, ruega por nosotros.

Madre de misericordia, ruega por nosotros.

Madre merecedora de toda confianza, ruega por nosotros.

Amiga de los pobres, ruega por nosotros.

Ejemplo de las viudas, ruega por nosotros.

Salud de los enfermos, ruega por nosotros.

Cura de los que sufren del mal, ruega por nosotros.

Madre de los enfermos, ruega por nosotros.

Luz de los ciegos, ruega por nosotros.

Voz de quienes no pueden hablar, ruega por nosotros.

Oído de los sordos, ruega por nosotros.

Consuelos de los afligidos, ruega por nosotros.

Alentadora de los oprimidos, ruega por nosotros.

Alegría de los ángeles y Santos, ruega por nosotros.

Refugio de los pecadores, ruega por nosotros.

Puerto de salvación, ruega por nosotros.

Patrona de la buena muerte, ruega por nosotros.

Auxilio de cuantos recurren a ti, ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios que quitas los pecado del mundo, perdónanos Señor,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

 

Ruega por nosotros buenísima Santa Ana,

Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

 

Oremos

 

Dios todopoderoso y eterno te has complacido en escoger a Santa Ana para que de ella naciera la Madre de tu amado hijo. Haz, te rogamos, que cuantos la honramos con especial confianza podamos, por su intercesión, alcanzar la vida eterna. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

“Himno a la Abuela Santa Ana

 

Salve a la Abuela venerable,

Salve a nuestra protectora.

De enfermedades nos libre

Por ser gran consoladora.

 

En este cerro piadoso

nuestros padres os honraron

y sus hijos más preclaros

sus votos siempre cumplieron.

 

Nosotros que nos preciamos

de nuestros progenitores

os hacemos las ofrendas

de campos y corazones.

 

Y pues que con oraciones

remediáis a los cuitados

aliviar nuestros cuidados

os pedimos con fervores.

 

Cenizate os promete

su fidelidad cumplida.

Alárganos sin medida

Santa Abuela los favores.

 

SALVE A LA ABUELA SANTA ANA”.

 

“Oración a Santa Ana “ 

Santa Ana de Dios Amada

y de todos alegría,

se siempre nuestra abogada

por ser madre de María.

 

Así como esto es verdad,

Señora mía,

haced que mis penas se vuelvan alegrías,

 

particularmente la de última agonía”.

 

 

Oración a Santa Ana

 

Santa Ana de Dios Amada

y de todos alegría,

se siempre nuestra abogada

por ser madre de María.

 

Así como esto es verdad,

Señora mía,

haced que mis penas se vuelvan alegrías,

particularmente la de última agonía.

 

Señora Santa Ana

en buena hora naciste,

todas las penas del mundo las socorriste,

socorre las mías, Señora, por la hija que tuviste.

 

Cuarenta años estuviste sin trato de bendición y,

con gran admiración, la Santa Virgen pariste,

y con su parto nos diste

muchos gozos y alegrías.

 

Se siempre nuestra abogada, por ser madre de María.

Así como esto es verdad, Señora mía,

haced que mis penas, se vuelvan alegrías,

particularmente la de última agonía.

 

Amén”.

 

Señora Santa Ana,
de Jesús abuelita,
duérmeme en tus brazos,
por que soy chiquitito. 

Custodia mi sueño,
no dejes me aflija,
ni el mal, ni desvelo,
ni la pesadilla.
 
Méceme en tus brazos
y susúrrame al oído
canciones bonitas
con los angelitos.
 
Cuando me dejes en mi camita,
dame un dulce besito
y deja protegiéndome
las cuatro esquinitas
cuatro ángeles risueños
que me guarden los sueños.

Con tu compañía
duermo yo tranquilo
y ya no tengo miedo
de ninguna cosa. 
Amén
¡Oh santa Ana, de Bersabé de Judea,
bendita fiel y amantísima esposa de San Joaquín,
que por tu bondad, humildad
y estricto cumplimiento
a la ley promulgada por Dios a Moisés
en el Monte Sinaí, fuiste la elegida
en las primicias de tu vejez,
para ser madre de la más pura
y bendita de todas las mujeres,
quien había de ser madre
del Redentor del Mundo.

¡Oh Gloriosísima Santa,
abuela de Jesucristo,
a ti clamo y a ti ruego
para que así como tu súplica
fue atendida por Dios
para satisfacción tuya y de tu Santo Esposo,
 intercedas por mí
que también me encuentro rodeado
de deudas y miserias,
agobiado por incertidumbres y tribulación
que me hacen día a día difícil la existencia.
 

 

Provéeme amable santa,
alcánzame los medios necesarios
para acabar con mis miserias económicas,
rompe con esta ruina que me asola,
mejora mis condiciones de vida,
y permíteme que pueda alcanzar el sosiego,
la calma y la estabilidad financiera.
 
Acoge mis súplicas, bendita madre,
y dales feliz cumplimiento,
para honor y gloria tuya
y felicidad y sosiego mío.

Se empieza la oración y se acaba
invocando la Santísima Trinidad:
 
"En el nombre del Padre, del Hijo,
y del Espíritu Santo"

Oración a Santa Ana para concebir un bebé

La maternidad es uno de los regalos más bonitos que Dios Nuestro Señor nos ha dado, traer la vida al mundo. Sin embargo, en ocasiones nuestros deseos no se cumplen tan rápidamente, pero, para aquello contamos con el apoyo de Santa Ana, que fiel a la Fe y a sus principios puede ayudarnos en la gracia de ser madre. La oración a Santa Ana para concebir un bebé está especialmente pensada para aquellos casos en los que se necesita la voluntad mágica.

 

Además, la oración a Santa Ana para tener un hijo está impregnada de armonía gracias a sus auténticos dones. Esta oración facilitará la creación de un nuevo ser en tu vientre, y te protegerá tanto a ti como a tu ser amado en este momento tan especial como es el embarazo y la gran esperanza que trae a nuestras vidas.

Letra de la oración a Santa Ana para concebir un bebé

Descubre la letra de la oración a Santa Ana para concebir un bebé y haz uso de ellas en tus plegarias y reflexiones cristianas para que los Santos intercedan por ti. En esta urgente necesidad también puedes hacer uso de la oración a San Charbel para quedarte embarazada y que te ayude a que tus deseos se hagan realidad.

Oh Santa Ana, en honor al Padre Celestial, pido que me conceda mi mayor deseo: la gracia de ser madre.
Oh Gloriosa Santa Ana tú que tienes el don de la paz, de colaborar en los casos imposibles,
te pido humildemente que intercedas por mi en la colaboración y creación de un nuevo ser en mi vientre,
producto de tu amor, de tu amparo y de tu voluntad divina.
Te pido Santa gana que bendigas el cuerpo de mi ser amado y el mío, para que reine la armonía y la fertilidad irrumpa en mi cuerpo.
Te pido, Gloriosa Santa ana que me des la actitud y voluntad que necesito para que mi camino hacia la maternidad sea positivo, bajo el amor y la dulzura.
Dios te bendiga Santa Ana.
Amén.

DEVOCIONES DE LOS CINCO GOZOS DE SANTA ANA

Acordaos de Santa Ana

(Para obtener algún favor especial)

  Acuérdate, oh santa madre Santa Ana, que jamás se ha oído decir que ninguno que han acudido a vuestra protección, implorando tu ayuda y pidió la intercesión de tu quedó sin ayuda, porque tú eres una madre más misericordioso y la ayuda a todos los que están en peligro.

Animado con esta confianza, me refugio en ti y te ruego, por tu gran prerrogativa de ser la madre de la Reina del Cielo y la abuela del Salvador del mundo, ven en mi ayuda con tu poderosa intercesión, y obtener de tu Inmaculada Hija este favor [mencionarlo]. En honor de los nueve meses durante los cuales te has soportar la siempre bienaventurada Virgen en tu seno y la llevó a otro sin mancha de pecado original, ahora rezan nueve Ave Marías, que te ofrecen a través de mi ángel de la guarda. Amén.  

 

Los Cinco Gozos de Santa Ana

1. Oh piadosísima Santa Ana! Me permito recordar a ti de la gran dignidad concedido a ti por el Altísimo en la elección de ti para ser la madre de la Madre de Dios. Por esta gracia, te ruego, obtener de Dios para que pueda ser contado entre sus elegidos. Amén.

 

 Ave María.

2. Oh más noble Santa Ana! Me permito recordar a ti tú de la experiencia de una gran alegría cuando el ángel se te apareció y anunció que estás dispuesta a concebir una hija que se convertiría en la Madre del Hijo de Dios. Por esta gran alegría, os ruego, obtenga la paciencia y la alegría espiritual de ti para mí en todas mis adversidades. Amén.

 

Ave María.

3. Oh más excelente de Santa Ana! Me permito recordar a ti te de la experiencia de alegría cuando hiciste tú a luz el fruto de tu vientre. Por esta gran alegría, te ruego, obtenga la gracia de Dios y el favor para mí a través de tu Divino Hijo hija. Amén.

 

 

Ave María 

. Oh más feliz Santa Ana! Me permito recordar a ti tú de la experiencia de una gran alegría cuando tú has ofrecer a Dios el Padre tu hija de tres años en el Templo de Jerusalén. Por esta gran alegría, te ruego, obtén para mí la gracia de servir a Dios fielmente de acuerdo a mi estado de vida. Amén.

 

Ave María.

5. Oh bien Santa Ana, digno de toda alabanza! Me permito recordar a ti de la gran alegría, que es tuyo en el cielo al contemplar tu hija más amoroso y tu familia. Por esta gran alegría, te ruego, que me ayude en la hora de mi muerte, y me ayuda a alcanzar la vida eterna. Amén.

 

Ave María.

Devoción a la Gloriosa Santa Ana

 Se ha de hacer los Martes delante de su Imagen, rezando cinco Padre nuestros, y cinco Ave Marías , en honra de sus cinco Gozos.

 

Las Oraciones siguientes:

PRIMER GOZO.

    Te reverencio, oh Ana Santísima, y me alegro con vos, de aquella gran prerrogativa, que Dios os dio, eligiéndoos entre todas las mujeres por madre de la gran Madre de Dios, y abuela de su Santísimo Hijo. ¡Cuánto gusto sentirá vuestra alma viéndoos exaltada  a tanto honor y escogida entre millares para esta gloria! Os suplico humildemente por esta gran dignidad vuestra, que alcancéis de vuestro Santísimo Nieto el perdón de mis pecados  y un acto de verdadera contrición antes de morir; y me ayudéis ahora, y en la hora; de mi muerte, y me tengáis propicio a Jesús mi Juez. Amén.

 

Padre nuestro  y Ave María. 

 

 

SEGUNDO GOZO.

 

   Dios te salve, oh dignísima Madre de María, oh mi amada y abogada, me alegro con vos de aquel consuelo que tuvisteis, cuando después de muchos ruegos, os avisó el Ángel el parto de Hija tan digna. Me veis aquí postrado a vuestros pies y os suplico, que me aceptéis por vuestro hijo, y me alcancéis gracia que como tal os reverencie y os ame. Es verdad que no merezco este favor, pero hacedlo por amor de María; a lo menos recibidme por vuestro siervo, y ponedme en el número de vuestros devotos. A vuestra poderosísima intercesión me encomiendo y todas mis cosas ; haced que yo cumpla siempre la divina voluntad : os encomiendo la hora de mi muerte: alcanzadme gracia para que mi alma vaya a gozar de la bienaventuranza; qué así lo espero por la sangre de vuestro Santísimo Nieto, por la intercesión de María , y vuestra. Amén.

 

Padre nuestro  y Ave María.

 

TERCERO GOZO.

Te reverencio, oh Ana feliz, de cuya sustancia se formó aquella Virgen, que alegró el mundo; y me alegro con vos de aquel contento, que os ocasionó el traer en vuestro sagrado vientre a María Inmaculada, y el parir aquella, cuyo nacimiento dio tanto consuelo al Cielo y a la tierra: os suplico no me despreciéis a mí, pecador concebido y alimentado en pecados, haced que vuestra bendita Hija, de vos con, tanta santidad criada, me tenga entre sus mas amados devotos, y que me asista en la hora de mi muerte: esto os lo suplico por su Inmaculada Concepción, y alegre nacimiento. Amén.

 

 Padre nuestro, y Ave María.

 

CUARTO GOZO.

Me alegro con vos, oh Ana gloriosa, del gran gozo que tuvo vuestro corazón en dar el pecho, y hacer caricias a María Santísima vuestra Hija, siendo niña. ¡Cuánto contento debíais de sentir, cuando reía en vuestros brazos la inocente Niña! cuando con voz, aún no clara, os llamaba Madre, la que había de ser Madre de Dios: cuando pendía de vuestro cuello la Reina de los Ángeles: cuando entre tiernos besos acariciabais en vuestro seno a la criatura mas santa, mas bella, y más preciosa de todo el Universo. Por estos vuestros contentos os suplico que me ayudéis en mis tribulaciones, y trabajos, y en particular en las agonías de la muerte.

 

Acordaos de mí en aquel tiempo, en el cual tendré tan gran razón para temer. Asistidme entonces con Jesús, y Mamá, y alcanzadme una gracia eficaz para salir bien de esta miserable vida. Amen. Padre nuestro y Ave María.  

 

QUINTO GOZO.

Os saludo, oh Ana bendita , y me alegro con vos de aquel gozo, que ahora tenéis en el Cielo a no sólo por la clara vista de Dios, sino también por ver a vuestra Hija María exaltada sobre todos los Coros de los Ángeles, hecha Reina de todo lo creado, constituida en tanta alteza; y ella reconociéndoos por su Madre, Señora, y Maestra, amorosamente os mira.

 

No hay en el Paraíso Madre tan feliz, que vea a su hija en tanta majestad y gloria, como vos, Ana felicísima: y lo que más admira, es, que aquel Señor, a quien adoran los serafines, os estima, y ama como a su querida abuela, llenándoos de favores, y beneficios, y oyendo liberal vuestros ruegos. Os suplico, Señora, por el grande amor que tenéis a vuestro Nieto, y a vuestra Hija , me alcancéis mucha gracia, para que yo vaya a ver en el santo Paraíso vuestra grandeza y gloria. Amen. 

 

Padre nuestro y Ave María.

Letanias en Honor a Nuestra Señora Santa Ana por Nuestros
hijos 
Señor, ten piedad de nosotros;
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos;
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre del Cielo;
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo;
ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo;
ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, Un Solo Dios;
ten piedad de nosotros.

Santa María, Nuestra Madre y Madre de Jesús,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa María, hija sin mancha de San Joaquín y Santa Ana,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
San Joaquín, padre de la Santísima Virgen María,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
San Joaquín, descendiente prometido de Abrahám y David,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
San Joaquín, venerable patriarca,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
San Joaquín, santo esposo de Santa Ana,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
San Joaquín y Santa Ana, modelos luminosos de desposados Cristianos,
ruega por nosotros y nuestros hijos.

Santa Ana, dama real,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, gloria de la Casa de David,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, fiel y amante esposa,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, venerable modelo de mancedad y humildad,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, brillante ejemplo de obediencia santa,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, espejo esplendoroso de la paciencia y la resignación,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, clase perfecta de devoción y piedad,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, viñedo fructífero,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, brindando instrucción sabia y entrenamiento cuidadoso a tu niña,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, madre merecedora de la Madre de Dios,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, tierna madre de todas las virgenes,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, madre brindando auxilio a todas las madres Cristianas,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, madre consoladora para todas las viudas,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, bondadosa madre de todos nosotros,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, refugio para los que sufren,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, estrella guia para viudas,
ruega por nosotros y nuestros hijos.
Santa Ana, puerto de seguridad en las tormentas de esta vida,
ruega por nosotros y nuestros hijos.

Santa Ana, baluarte de la Iglesia,
te imploramos, Santa Ana.
A través de tus virtudes y méritos,
te imploramos, Santa Ana.
A través de tu bondad y tu compasión,
te imploramos, Santa Ana.
A través de todos tus dones y prerogativos,
te imploramos, Santa Ana.
A través de tu alta vocación,
te imploramos, Santa Ana.
A través de tu milagrosa maternidad,
te imploramos, Santa Ana.
A través de María, tu hija tan llena de gracia,
te imploramos, Santa Ana.
A través de los júbilos preparados para ti en la tierra por Jesús y María,
te imploramos, Santa Ana.
A través del honor que te rinden ahora en el Cielo,
te imploramos, Santa Ana.
A través de tu ¡tan! grandiosímo éxtasis y dicha,
te imploramos, Santa Ana.

Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo,
Sálvanos, Oh Señor.
Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo,
Escúchanos, Oh Señor.
Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo,
ten piedad de nosotros.

V. Cristo, óyenos;
R. Cristo, escúchanos.

Oremos
Santa Ana, mi queridísima madre y la mas compasiva protectora, recibe te pido mis pobres esfuerzos en darte honor. Que yo siempre sea devoto/a ti con un corazón lleno de humildad inocente y ¡un espíritu de sincera submisión!

¡Que tu ejemplo me aliente,
tu intercesión me fortalezca,
tu bondad me consuele!

Permíteme con todo mi corazon encomendarte a mis hijos. Tal como tu la consagraste a María, tu hija llena de gracia, enteramente a Dios, yo te ruego que obtengas para mi la gracia de poder entrenar a mis hijos para Él, y asi con ellos poder trabajar con perseverancia hacia el destino final del Cielo.

 

¡Oh Dios, que te dignaste hacer a la Señora Santa Ana la gracia de que fuera Madre de la Madre de tu Unigénito Hijo! Concédenos por tu bondad y misericordia que los que veneramos a tan gran Santa con particular devoción en la tierra, merezcamos lograr su poderoso patrocinio, para después gozarnos en su compañía en la eterna Bienaventuranza del cielo. Amén

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Lecturas del Miércoles de la 4ª semana de Cuaresma

Primera lectura :

Lectura del libro de Isaías (49,8-15)

 

Salmo :

Sal 144,8-9.13cd-14.17-18

      

Evangelio :

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,17-30)

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